El problema del ser humano
Teoría
EL SER HUMANO EN LA ANTIGÜEDAD
[N]ada hay sin dudamás mísero que el hombrede todo cuanto caminay respira sobre la tierra.Homero. (1991). Ilíada, p. 455.



LA PERSONA EN EL PENSAMIENTO MEDIEVAL


EL SUJETO EN LA MODERNIDAD




Práctica
Puede ser que alguna senda nos conduzca hasta el fin, junto con el razonamiento, en nuestra investigación, en cuanto a que, en tanto tengamos el cuerpo y nuestra alma esté contaminada por la ruindad de éste, jamás conseguiremos suficientemente aquello que deseamos. Afirmamos desear lo que es verdad. Pues el cuerpo nos procura mil preocupaciones por la alimentación necesaria; y, además, si nos afligen algunas enfermedades, nos impide la caza de la verdad. Nos colma de amores y deseos, de miedos y de fantasmas de todo tipo, y de una enorme trivialidad, de modo que ¡cuán verdadero es el dicho de que en realidad con él no nos es posible meditar nunca nada! Porque, en efecto, guerras, revueltas y batallas ningún otro las origina sino el cuerpo y los deseos de éste. Pues a causa de la adquisición de riquezas se originan todas la[s] guerras, y nos vemos forzados a adquirirlas por el cuerpo, siendo esclavos de sus cuidados. Por eso no tenemos tiempo libre para la filosofía, con todas esas cosas suyas. Pero el colmo de todo es que, si nos queda algún tiempo libre de sus cuidados y nos dedicamos a observar algo, inmiscuyéndose de nuevo en nuestras investigaciones nos causa alboroto y confusión, y nos perturba de tal modo que por él no somos capaces de contemplar la verdad.Conque, en realidad, tenemos demostrado que, si alguna vez vamos a saber algo limpiamente, hay que separarse de él y hay que observar los objetos reales en sí con el alma por sí misma. Y entonces, según parece, obtendremos lo que deseamos y de lo que decimos que somos amantes, la sabiduría, una vez que hayamos muerto, según indica nuestro razonamiento, pero no mientras vivimos. Pues si no es posible por medio del cuerpo conocer nada limpiamente, una de dos: o no es posible adquirir nunca el saber. o sólo muertos. Porque entonces el alma estará consigo misma separada del cuerpo, pero antes no. Y mientras vivimos, como ahora, según parece, estaremos más cerca del saber en la medida en que no tratemos ni nos asociemos con el cuerpo, a no ser en la estricta necesidad, y no nos contaminemos de la naturaleza suya, sino que nos purifiquemos de él, hasta que la divinidad misma nos libere. Y así, cuando nos desprendamos de la insensatez del cuerpo, según lo probable estaremos en compañía de lo semejante y conoceremos por nosotros mismos todo lo puro, que eso es seguramente lo verdadero. Pues al que no esté puro me temo que no le es lícito captar lo puro.Platón & García, G. C. (1986). Fedón. Diálogos. Tomo III, pp. 44-45.
- ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
- Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
- Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
- ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.
En cuanto a las antedichas potencias del alma, en ciertos vivientes se dan todas —como decíamos— mientras que en otros se dan algunas y en algunos, en fin, una sola. Y llamábamos potencias a las facultades nutritiva, sensitiva, desiderativa, motora y discursiva. En las plantas se da solamente la facultad nutritiva, mientras que en el resto de los vivientes se da no sólo ésta, sino también la sensitiva. Por otra parte, al darse la sensitiva se da también en ellos la desiderativa. En efecto: el apetito, los impulsos y la voluntad son tres clases de deseo; ahora bien, todos los animales poseen una al menos de las sensaciones, el tacto, y en el sujeto en que se da la sensación se dan también el placer y el dolor —lo placentero y lo doloroso—, luego si se dan estos procesos, se da también el apetito, ya que éste no es sino el deseo de lo placentero. De otro lado, los animales poseen la sensación del alimento, ya que la sensación del alimento no es sino el tacto: todos los animales, en efecto, se alimentan de lo seco y de lo húmedo, de lo caliente y de lo frío y el tacto es precisamente el sentido que percibe todo esto. Las otras cualidades las percibe el tacto sólo accidentalmente: y es que en nada contribuyen a la alimentación ni el sonido ni el color ni el olor. El sabor, sin embargo, constituye una de las cualidades táctiles. El hambre y la sed son apetitos: el hambre, de lo seco y caliente; la sed, de lo frío y húmedo; el sabor, en fin, es algo así como el regusto de estas cualidades. Más adelante se dilucidará todo esto. Baste por ahora con decir que aquellos vivientes que poseen tacto poseen también deseo. Por lo que se refiere a si poseen además imaginación, no está claro y más adelante se analizará. Por lo demás, hay animales a los que además de estas facultades les corresponde también la del movimiento local; a otros, en fin, les corresponde además la facultad discursiva y el intelecto: tal es el caso de los hombres y de cualquier otro ser semejante o más excelso, suponiendo que lo haya.Aristóteles & Candel, M. (2011). Acerca del alma. Aristóteles. Tomo I, pp. 679-680.
- ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
- Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
- Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
- ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.
Para comenzar entonces este examen, advierto aquí, en primer lugar, que hay una gran diferencia entre el espíritu y el cuerpo, en cuanto que el cuerpo, por su naturaleza, es siempre divisible, mientras que el espíritu es por entero indivisible. Porque, en efecto, cuando yo considero mi espíritu, es decir, a mí mismo en cuanto que soy sólo una cosa que piensa, no puedo distinguir allí partes algunas, sino que me concibo como una cosa sola y entera. Y aunque todo el espíritu parece estar unido a todo el cuerpo, sin embargo, cuando es separado de mi cuerpo un pie, o un brazo, o cualquier otra parte, es cierto que por ello nada habrá sido recortado de mi espíritu. Y las facultades de querer, de sentir, de concebir, etc. no pueden ser llamadas propiamente partes: porque el mismo espíritu se emplea por entero en querer, y también por entero en sentir, en concebir, etc. Pero es todo lo contrario en las cosas corporales o extensas: porque no hay ninguna que yo no separe fácilmente en pedazos con mi pensamiento, que mi espíritu no divida fácilmente en muchas partes, y que, por consiguiente, que yo no conozca que es divisible. Lo cual sería suficiente para enseñarme que el espíritu, o el alma del hombre, es por entero diferente del cuerpo, si yo no lo hubiese aprendido ya suficientemente.Descartes, R. & Flórez, M. C. (2011). Meditaciones metafísicas. Sexta meditación. Descartes, p. 217.
- ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
- Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
- Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
- ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.
Hay algunos filósofos que imaginan que somos conscientes íntimamente en todo momento de lo que llamamos nuestro YO, que sentimos su existencia y su continuidad en la existencia, y están seguros, más allá de la evidencia de una demostración, de su identidad y simplicidad perfecta. La sensación más intensa, la pasión más violenta, dicen, en lugar de distraernos de esta consideración la fijan más intensamente y nos hacen apreciar su influencia sobre el Yo por el dolor o el placer. Intentar una prueba ulterior de ello sería debilitar su evidencia, ya que ninguna prueba puede derivarse de un hecho del cual somos tan íntimamente conscientes, y no existe nada de lo que podamos estar seguros si dudamos de esto.Desgraciadamente, todas estas afirmaciones positivas son contrarias a la experiencia que se presume en favor de ellas y no tenemos una idea del Yo de la manera que se ha explicado aquí. ¿Pues de qué impresión puede derivarse esta idea? Esta cuestión es imposible de responder sin una contradicción manifiesta y un absurdo manifiesto, y es, sin embargo, una cuestión que debe ser respondida si queremos tener una idea del Yo clara e inteligible. Debe ser alguna impresión la que da lugar a cada idea real. Ahora bien, el Yo o persona no es una impresión, sino aquello a lo que suponemos que hacen referencia nuestras diversas impresiones o ideas. Si una impresión da lugar a la idea del Yo, la impresión debe continuar siendo invariablemente la misma a través de todo el curso de nuestras vidas, ya que se supone que existe de esa manera. Pero no existe ninguna impresión constante e invariable. El dolor y el placer, la pena y la alegría, las pasiones y sensaciones se suceden las unas a las otras y no pueden existir jamás todas a un mismo tiempo. No podemos, pues, derivar la idea del Yo de una de estas impresiones, o de cualquier otra, y, en consecuencia, no existe tal idea.Pero ¿qué sucederá con todas nuestras percepciones particulares, partiendo de esta hipótesis? Todas son diferentes, distinguibles y separables entre sí; y pueden ser consideradas separadamente, pueden existir separadamente y no necesitan de nada para fundamentar su existencia. ¿De qué manera, pues, pertenecerán al Yo y cómo se conectarán con él? Por mi parte, cuando penetro más íntimamente en lo que llamo mí mismo, tropiezo siempre con alguna percepción particular de calor o frío, luz o sombra, amor u odio, dolor o placer. No puedo jamás captarme a mí mismo en algún momento sin percepción alguna, y jamás puedo observar más que percepciones. Cuando mis percepciones se suprimen por algún tiempo, como en el sueño profundo, no me doy cuenta de mí mismo y puede decirse verdaderamente que no existo. Y si mis percepciones fueran suprimidas por la muerte y no pudiese ni pensar, ni sentir, ni ver, ni amar, ni odiar, después de la disolución de mi cuerpo, mi yo resultaría totalmente aniquilado, y no puedo concebir qué más se requiere para hacer de mí una perfecta nada.Hume, D. (2012). Tratado de la naturaleza humana. David Hume, pp. 265-266.
- ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
- Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
- Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
- ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.
[E]n cierto sentido muy importante, los objetos primarios de la imagen manifiesta son las personas; y comprender cómo sucede así es comprender ciertos temas centrales (en realidad, decisivos) de la historia de la filosofía. Acaso la mejor manera de hacerlo sea volver la consideración a la construcción teorética que he llamado imagen «originaria» del hombre-en-el-mundo, y caracterizarla como un marco de referencia en el que todos los «objetos» son personas. Desde este punto de vista, el afinado de la imagen «originaria» hasta convertirse en la manifiesta es la «despersonalización» gradual de los objetos que no son personas: que algo así ha ocurrido con el avance de la civilización es un hecho de sobra conocido; y se dice (erróneamente, a mi entender) que incluso las personas van quedando «despersonalizadas» con los avances del punto de vista científico.[…]cuando digo que los objetos de la imagen manifiesta son primariamente personas implico con ello que lo que los objetos de este marco son y hacen primariamente es lo que las personas son y hacen.[…]con ello me refiero a que ésta es una modificación de otra imagen, en la que todos los objetos son capaces de la gama completa de las actividades personales; y la modificación aludida consiste en una poda gradual de las consecuencias de decir, refiriéndose a lo que nosotros llamaríamos un objeto inanimado, que ha hecho algo. Así, en la imagen originaria, decir que el viento nos ha derribado la casa implicaría que el viento, o bien ha decidido hacerlo con vistas a determinada finalidad -y acaso podría habérsele convencido para que no lo hiciera- o bien ha actuado irreflexivamente (ya sea movido por una costumbre o por un impulso) o, tal vez, sin darse cuenta -en cuyo caso una actuación adecuada por nuestra parte podría haberle hecho percatarse de la enormidad de lo que estaba a punto de hacer.Sellars, W. (1971). La filosofía y la imagen científica del hombre, en Ciencia, percepción y realidad, pp. 18-21.
- ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
- Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
- Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
- ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.
Artículo
Pasos para escribir un artículo filosófico (II)
3. ¿Cómo seleccionar, analizar, sacar citas y referenciar los textos?
Sacar notas de las fuentes
- Escribir en nuestro cuaderno el título del libro que vamos a leer.
- Después de leer algo que consideramos relevante, escribir en el cuaderno la página del libro donde aparece y, a continuación, las ideas tal y como nosotros las hemos entendido sin mirar de nuevo el texto. No se trata de sacar una cita directa, sino de anotar las ideas que nos ha inspirado el texto.
- No preocuparse por la extensión o la corrección sintáctica de lo que hemos escrito. Se trata de anotar nuestras ideas para no olvidarlas, no la redacción definitiva del artículo.
- Tras la sesión de lectura, cerrar el libro y ordenar de manera lógica las ideas anotadas.
- Con el libro cerrado, escribir en el cuaderno un resumen de lo que te haya parecido importante.
Analizar un texto
- ¿De qué trata el texto? El tema general, de qué va, sobre qué problema o cuestión versa. Si el texto coincide con un párrafo, el tema debería aparecer en la primera línea.
- ¿Qué dice el texto? La tesis, lo que afirma, lo que defiende el texto. Es decir, la respuesta que da el texto al problema que trata.
- ¿Por qué lo dice? Los argumentos que da para apoyar su postura frente al tema o problema.
- ¿Cómo lo dice? La forma o estructura argumental que el autor le ha dado al texto para hacerlo más comprensible, atractivo o convincente.
- ¿Para qué lo dice? Es decir, cuál es el objetivo que tuvo el autor al escribir ese texto, qué quería conseguir con él: convencer, rechazar, afirmar su acuerdo o desacuerdo con algo, etc.
- Si el tema del texto coincide o no con el de nuestra investigación.
- Si lo que dice es algo original o no, contrario o no a lo que dicen otros autores o nosotros mismos, etc.
- Si los argumentos que da son válidos, sólidos, fuertes, consistentes, razonables, etc., y si coinciden, complementan o contraponen a otros que conozcamos o se nos hayan ocurrido.
- Si la forma de argumentar es atractiva y consigue su objetivo, con vistas a si la podríamos adoptar para nuestro artículo o no.
- Identificar términos técnicos o desconocidos para nosotros que es necesario consultar en un diccionario generalista o especializado. Las diferentes interpretaciones que se han hecho de un término técnico pueden ser objeto de un buen artículo filosófico.
Citar un texto
Spinoza está en lo cierto cuando dice que «los hombres juzgan de las cosas según la disposición de su cerebro y que más bien las imaginan que las entienden» (Spinoza, 2000, p. 73), porque si no fuera así…
De la misma forma opina Spinoza cuando dice lo siguiente:Estos dichos bastan para mostrar que los hombres juzgan de las cosas según la disposición de su cerebro y que más bien las imaginan que las entienden. Ya que, de haber entendido las cosas, éstas (testigo las Matemáticas), aunque no atrajeran a todos, al menos los convencerían. (Spinoza, 2000, p. 73)Esto supone que…
Spinoza apunta lo mismo cuando dice que los seres humanos valoramos las cosas siguiendo nuestra imaginación más que nuestro entendimiento, porque, si no fuera así, pasaría como con las matemáticas, con cuyos resultados todos estamos de acuerdo (Spinoza, 2000, p. 73).
¿Cómo referenciar los textos?
- Apellido, A. A. (fecha). Título del libro en cursiva. Editorial.
- Spinoza, B. (2000). Ética demostrada según el orden geométrico. Trotta.
hasta ahora cada día de nuestra vida nos ha enseñado que las alegrías y los placeres, aun cuando se logren, son en sí mismos engañosos, no dan lo que prometen, no dejan el corazón satisfecho y su posesión está al menos amargada por las molestias que les acompañan o que surgen de ellos; mientras que, por el contrario, los dolores y los sufrimientos se muestran sumamente reales y a menudo superan todas las expectativas.
- Autor: Arthur Schopenhauer
- Obra: El mundo como voluntad y representación. Complementos
- Año: 2019
- Editorial: Trotta
- Página: 693
Cuando el yo conoce los sentimientos dentro del organismo que los posee, éstos mejoran y amplifican el proceso de gestionar la vida.
- Autor: Antonio Damasio
- Obra: En busca de Spinoza
- Año: 2005
- Editorial: Crítica
- Página: 693
La finalidad real de un estado debe comprender la mejora moral de sus ciudadanos, ya que debe ser una asociación de hombres que vivan juntos para alcanzar la mejor vida posible.
- Autor: George Holland Sabine
- Obra: Historia de la teoría política
- Año: 1979
- Editorial: FCE
- Página: 81
Pasos para escribir un artículo filosófico (VI)
¿Cómo escribir el Desarrollo de un artículo?
La producción
- No hay que prestar atención a la corrección sintáctica ni ortográfica.
- Se deben escribir unas 10 o 15 frases, no importa de qué tamaño.
- Hay que seguir el orden lógico que tengamos en la cabeza. Luego habrá tiempo para reordenarlas.
- Se pueden ir usando las notas de las fuentes consultadas, incluso introduciendo citas.
La edición
- Hay que tener en cuenta que cada párrafo contiene un pequeño tema y cada frase u oración, una idea.
- Hay que tener en cuenta que los párrafos también tienen una estructura interna:
- Introducción:
- en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
- oponer una idea con la vista en el párrafo anterior
- ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior
- sacar una conclusión
- deducir algo del párrafo anterior
- profundizar en un aspecto del párrafo anterior
- generalizar una idea del párrafo anterior
- exponer la siguiente idea de una enumeración.
- en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
- Desarrollo:
- en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
- hay que exponer los pros y los contras de cada argumento
- los argumentos deben seguir una secuencia lógica.
- Hay que tratar de explicar completamente todas nuestras ideas, sin dar nada por supuesto o entendido
- hay que utilizar la primera persona del singular para expresar las propias ideas y la tercera persona para las ideas de otros autores.
- hay que tratar de que la prosa sea clara, fluida y precisa:
- es conveniente hacer frases cortas y simples (sujeto, verbo y predicado).
- es conveniente evitar la concatenación de conjunciones, coordinaciones y subordinaciones.
- es conveniente evitar las frases hechas.
- respecto a la precisión:
- hay que buscar las palabras exactas.
- no hay que hacer oraciones imprecisas o vagas.
- no hay que aportar datos sin especificar la fuente.
- no se puede utilizar fuentes sin referenciar.
- Hay que buscar la concisión y brevedad.
- Es decir, hay que ir al grano y no contar cosas que no vienen a cuento o repetir varias veces de forma diferente lo ya dicho.
- en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
- Conclusión:
- al final de cada párrafo hay que hacer un breve resumen de lo argumentado en ese párrafo y exponer la conclusión a la que se ha llegado.
- Introducción:
- Una vez tengamos todos los párrafos escritos, hay que organizarlos de manera lógica. Es muy importante decidir la secuencia lógica de los párrafos para expresar claramente los argumentos que se quieren defender.
La revisión
- Hay que mirar de nuevo el orden tanto de las ideas como de los párrafos a través de los cuales exponemos nuestros argumentos.
- Hay que fijarse en que:
- no haya citas en la introducción ni en la conclusión del artículo
- que no haya citas al final de ningún párrafo
- que no haya citas sin referenciar o explicar
- que nuestra interpretación sea fiel a lo que dicen los autores citados.
- Hay que revisar la redacción en sus aspectos gramaticales y ortográficos.
- Finalmente hay que preguntarse si en el artículo realmente se demuestra lo que se pretendía.
Recursos
Bibliografía:
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Vídeos:
Argumentación
Posible cuestión del examen argumentativo:
Elementos del texto argumentativo
- Interpretación y contextualización de la cuestión
- Maneras de entender o interpretar la pregunta. ¿A qué se refiere la pregunta? Algunos de los conceptos que aparecen en ella se pueden interpretar de diferentes maneras, por lo que se puede referir a muchas cosas. Así que hay que interpretarla, concretarla. En este punto hay que señalar los conceptos que admiten más de una interpretación y escribir cómo se reformularía la pregunta inicial dándole cada una de esas interpretaciones.
- Implicaciones de tal o cual interpretación de la pregunta. De cada una de las interpretaciones que hemos dado de la pregunta inicial hay que decir qué consecuencias tendría planteárnoslas. Es decir, para qué serviría responder a cada una de esas interpretaciones.
- Relevancia o importancia de tal o cual interpretación. Hay que decir cuál de las interpretaciones que se han dado de la pregunta inicial sería más interesante o importante, diciendo por qué. Y también por qué las otras no son tan relevantes y por qué.
- Elección de una interpretación de la pregunta a la que dar respuesta. Aquí hay que decir que se elige dar respuesta a la interpretación que antes se ha dicho que es la más importante. Si se elige otra, sería incoherente, por lo que restaría puntos.
- Problemas u otras cuestiones asociadas a la interpretación elegida. La interpretación que se ha elegido como la más importante da lugar a otras preguntas relacionadas con ella. Aquí hay que escribir alguna de esas otras preguntas.
- Tesis (respuesta tentativa a la pregunta)
- Postura que se va a defender en la disertación. Es decir, aquí hay que responder en una frase clara y concisa a la interpretación que se ha elegido.
- Argumentos a favor de la tesis (al menos 2)
- Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que apoyen, sustenten, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
- Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
- Argumentos en contra de la tesis (al menos 2)
- Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que refuten, nieguen, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
- Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
- Valoración comentada de la potencia e importancia de los argumentos para apoyar o refutar la tesis. Aquí hay que decir qué tipo de argumentos, los a favor de la tesis o los en contra de la tesis, tienen más peso, son más razonables, argumentando por qué.
- Conclusión
- Explicación de si se reafirma en la tesis o se cambia de postura. Es decir, hay que explicitar si, dada la valoración hecha antes, se sigue estando de acuerdo con la tesis o si se ha cambiado de opinión porque han resultado más convincentes los argumentos en contra.
- Consecuencias o implicaciones para el mundo actual de la postura adoptada. Aquí hay que decir qué pasaría o debería pasar en el mundo si es correcta la conclusión final a la que se ha llegado.