Ejercicios de puntuación

 

Reglas básicas de puntuación

  • Uso de los puntos en párrafos y oraciones:
    • Los párrafos son divisiones temáticas dentro de un texto. Están separados por punto y aparte. En cada párrafo se desarrollan diversas ideas. Cada idea ocupa, normalmente, una oración. Las oraciones se separan por punto y seguido.
      • «El punto y seguido separa oraciones dentro de un párrafo. El punto y aparte se usa cuando se va a pasar a diverso asunto, o bien a considerar el mismo desde otro aspecto.»
  • Uso de las comas:
    • «Cuando se invierte el orden regular de las oraciones en la cláusula, adelantando lo que debería ir después, hay que poner una coma al final de la parte que se anticipa: De dónde proceda esta persona, aún no lo sabemos con certeza; Aunque te encuentres mejor, no salgas hoy de casa».
      • El orden regular de las oraciones en castellano es: Sujeto (S) – verbo (V) – complemento directo (CD) – complemento indirecto (CI) – complementos circunstanciales (CCs) (lugar, modo, tiempo, etc.)
        • Ccs, S + V

        • Ccs + V + S

        • S, Ccs, V

        • S + V + Ccs + CD

    • «Las oraciones o elementos sintácticos incidentales que interrumpen momentáneamente el relato, para aclarar o ampliar lo que se está diciendo, se encierran entre dos comas: Es evidente, decía mi maestro, que la razón humana es imperfecta; La novela moderna es, en general, un género poco definido. Por este motivo suelen ir entre comas las expresiones esto es, es decir, en fin, por último, sin embargo, no obstante y otras equivalentes a alguna de ellas».
      • También se pone coma antes de adversativas (maspero, aunque, con todo, salvo, menos, más bien, etc.)
    • «Tras la prótasis de las oraciones condicionales, se escribe coma: Si sales de viaje, avísame. Y también antes de las subordinadas consecutivas: Hacía tanto frío, que no me atreví a salir».
    • «Se escribe coma detrás de un nombre cuando le sigue otro en aposición explicativa: Olaizola, ganador del premio Planeta, ha declarado…»
    • «Es frecuente el error de separar con coma el sujeto y el predicado. Son incorrectas las siguientes puntuaciones: Un tren procedente de Barcelona, chocó con otro que estaba detenido en Sitges; Una fuerte tormenta, arrasa los viñedos riojanos. Sólo se permite la separación de sujeto y predicado en caso de la presencia de un inciso o cuando el sujeto es demasiado extenso».
  • Grafonomía: los títulos de las obras literarias van en cursiva, si se escribe a ordenador, o subrayados, si se escribe a mano.

Todas las citas corresponden a Casado, M., El castellano actual. Usos y Normas, EUNSA, Pamplona, 1988.

 

 

Test de puntuación

[WATU 9]

 

Intenta puntuar correctamente los siguientes textos

Me propongo aquí indicar cómo ha de leerse este libro para poderlo entender en la medida de lo posible lo que en él se pretende transmitir es un único pensamiento sin embargo y pese a todos mis esfuerzos no pude encontrar un camino más corto para trasmitirlo que todo este libro opino que ese pensamiento es lo que durante largo tiempo se ha buscado bajo el nombre de filosofía y que precisamente por ello los sabios de la historia consideran tan imposible de descubrir como la piedra filosofal si bien ya Plinio les dijo ¿cuántas cosas se juzgan imposibles de hacer antes de que se hayan hecho?

Según los distintos aspectos desde los que se examine aquel único pensamiento que se va a exponer este se mostrará como aquello que se ha denominado metafísica ética o estética y desde luego tendrá que ser también todo eso si constituye aquello que según he declarado yo pienso un sistema de pensamiento ha de tener siempre una conexión arquitectónica es decir de tal clase que en ella una parte soporte otra sin que esta soporte aquella que el cimiento sostenga todas sin ser sostenido por ellas y que la cúspide sea soportada sin soportar nada en cambio un único pensamiento por muy amplio que sea ha de guardar la más completa unidad si se lo descompone en partes a fin de transmitirlo la conexión de esas partes tiene que ser orgánica es decir tal que en ella cada parte reciba del conjunto tanto como este de ella que ninguna parte sea la primera y ninguna la última que todo el pensamiento gane en claridad por medio de cada parte y que ni aun la más pequeña pueda entenderse del todo si no se ha comprendido ya antes el conjunto pero un libro ha de tener una primera y una última línea y en esa medida seguirá siempre difiriendo de un organismo por muy parecido a este que sea su contenido en consecuencia forma y contenido se hallarán aquí en contradicción.

Va de suyo que en tales circunstancias para penetrar en el pensamiento expuesto no cabe más consejo que leer el libro dos veces y la primera por cierto con una gran paciencia nutrida solo por la libre creencia de que el comienzo supone el fin casi tanto como el fin el comienzo y cada parte anterior supone la siguiente casi tanto como esta aquella digo «casi» porque no es así del todo pero he hecho honradamente y en conciencia todo lo posible por anteponer lo que en menor medida se explicaba por lo siguiente como también en general he hecho todo lo que podía contribuir a la más fácil comprensión y claridad e incluso podría haberlo logrado en cierto grado si no fuera porque el lector como es natural al leer no solo piensa en lo que a cada momento se dice sino también en sus posibles consecuencias con lo cual a las muchas contradicciones reales con las opiniones de la época y presuntamente también del lector se pueden añadir aún otras anticipadas e imaginarias tantas que entonces se tendrá que presentar como viva desaprobación lo que es mera incomprensión pero no se reconocerá como ta, tanto menos cuanto que la claridad de la exposición y la precisión de la expresión conseguidas con gran esfuerzo no dejan nunca lugar a dudas acerca del sentido inmediato de lo dicho pero tampoco pueden expresar al mismo tiempo sus relaciones con todo lo demás por eso como se dijo la primera lectura requiere paciencia alimentada por la confianza de que en la segunda se verán muchas cosas o todo bajo una luz totalmente distinta por lo demás el serio afán por conseguir una inteligibilidad completa y hasta fácil en un objeto sumamente complicado habrá de justificar que se produzca alguna que otra repetición ya la construcción orgánica y no encadenada del conjunto obligaba a que a veces se mencionase dos veces el mismo pasaje y es precisamente esa construcción y la estrecha conexión de todas las partes lo que no me ha permitido la división en capítulos y parágrafos que en otros casos tanto aprecio sino que me ha obligado a conformarme con cuatro divisiones fundamentales algo así como cuatro puntos de vista del pensamiento único en cada uno de esos cuatro libros hay que tener especial cuidado de no perder de vista por encima de los necesarios pormenores a tratar el pensamiento único al que pertenecen como tampoco el progreso de toda la exposición con esto queda expresada la primera exigencia ineludible como las siguientes para el lector reacio el filósofo porque el lector mismo lo es.

Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, prólogo a la primera edición.

 

No a los contemporáneos no a los compatriotas a la humanidad dejo mi obra ahora terminada en la confianza de que no carecerá de valor para ella aunque este tarde en ser reconocido según es la suerte de todo lo bueno pues solo para ella y no para la generación que pasa corriendo ocupada con su ilusión transitoria podía mi mente casi en contra de mi voluntad dedicarse sin descanso a su trabajo durante una larga vida mas tampoco la falta de interés me ha podido inducir durante ese tiempo a equivocarme acerca del valor del mismo porque constantemente vi lo falso lo malo y al final lo absurdo y sin sentido ser objeto de general admiración y respeto y pensé que si los que son capaces de conocer lo auténtico y lo justo no fueran tan infrecuentes que a algunos se los puede buscar en vano por alrededor durante veinte años los que de entre ellos son capaces de producirlo no podrían ser tan pocos que sus obras constituyen más tarde una excepción al carácter efímero de las cosas terrenales con lo que entonces se perdería la reconfortante perspectiva de la posteridad que necesita para fortalecerse todo el que está empeñado en un alto fin.

[…]

En consecuencia como atestigua la historia de la literatura todo lo valioso ha necesitado mucho tiempo para obtener vigencia sobre todo cuando era un género que instruía y no divertía y mientras tanto resplandecía lo falso pues conciliar el asunto con la apariencia del asunto es difícil cuando no imposible esa es precisamente la maldición de este mundo de necesidad y miseria que todo ha de servir y contentar a estas por eso no ha sido hecho de tal manera que en él un afán noble y elevado como es la búsqueda de la luz y la verdad pudiera desarrollarse sin trabas y conforme a su propia existencia sino que incluso cuando ha podido de una vez hacerse valer y se han introducido sus ideas los intereses materiales y los fines personales se apoderan de él para convertirlo en su instrumento o en su máscara.

Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, prólogo a la segunda edición.

 

En algún apartado rincón del universo centelleante desparramado en innumerables sistemas solares hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento fue el minuto más altanero y falaz de la “Historia Universal” pero a fin de cuentas sólo un minuto tras breves respiraciones de la naturaleza el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer alguien podría inventar una fábula semejante pero con todo no habría ilustrado suficientemente cuán lastimoso cuán sombrío y caduco cuán estéril y arbitrario es el estado en el que se presenta el intelecto humano dentro de la naturaleza hubo eternidades en las que no existía cuando de nuevo se acabe todo para él no habrá sucedido nada puesto que para ese intelecto no hay ninguna misión ulterior que conduzca más allá de la vida humana no es sino humano y solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en él girasen los goznes del mundo pero si pudiéramos comunicarnos con la mosca llegaríamos a saber que también ella navega por el aire poseída de ese mismo pathos y se siente el centro volante de este mundo nada hay en la naturaleza por despreciable e insignificante que sea que al más pequeño soplo de aquel poder del conocimiento no se infle inmediatamente como un odre y del mismo modo que cualquier mozo de cuerda quiere tener su admirador el más soberbio de los hombres el filósofo está completamente convencido de que desde todas partes los ojos del universo tienen telescópicamente puesta su mirada en sus obras y pensamientos.

Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.

 

Cerraré ahora los ojos me taparé los oídos suspenderé mis sentidos hasta borraré de mi pensamiento toda imagen de las cosas corpóreas o al menos como eso es casi imposible las reputaré vanas y falsas de este modo en coloquio sólo conmigo y examinando mis adentros procuraré ir conociéndome mejor y hacerme más familiar a mí propio soy una cosa que piensa es decir que duda afirma niega conoce unas pocas cosas ignora otras muchas ama odia quiere no quiere y que también imagina y siente pues como he observado más arriba aunque lo que siento e imagino acaso no sea nada fuera de mí y en sí mismo con todo estoy seguro de que esos modos de pensar residen y se hallan en mí sin duda y con lo poco que acabo de decir creo haber enumerado todo lo que sé de cierto o al menos todo lo que he advertido saber hasta aquí.

René Descartes, Meditaciones metafísicas.

 

El amor es una alegría acompañada por la idea de una causa exterior esta definición explica bastante claramente la esencia del amor en cambio la de los autores que lo definen como la voluntad que tiene el amante de unirse a la cosa amada no expresa la esencia del amor sino una propiedad suya y como esos autores no han penetrado lo bastante en la esencia del amor tampoco han podido tener un concepto claro de su propiedad y de ello ha resultado que todos hayan juzgado sumamente oscura tal definición es de notar no obstante que cuando digo que el amante tiene la propiedad de unirse «por su voluntad» a la cosa amada no entiendo por «voluntad» un consentimiento o una deliberación o sea un libre decreto del ánimo ni tampoco un deseo de unirse a la cosa amada cuando está ausente ni de perseverar en su presencia cuando está presente pues el amor puede concebirse sin ninguno de esos deseos sino que entiendo por voluntad el contento que la presencia de la cosa amada produce en el amante contento que fortifica o al menos mantiene la alegría del amante.

[…]

La esperanza es una alegría inconstante que brota de la idea de una cosa futura o pretérita de cuya efectividad dudamos de algún modo el miedo es una tristeza inconstante que brota de la idea de una cosa futura o pretérita de cuya efectividad dudamos de algún modo de estas definiciones se sigue que no hay esperanza sin miedo ni miedo sin esperanza en efecto quien está pendiente de la esperanza y duda de la efectiva realización de una cosa se supone que imagina algo que excluye la existencia de la cosa futura y por tanto se entristece en esa medida por consiguiente mientras está pendiente de la esperanza tiene miedo de que la cosa no suceda quien por el contrario tiene miedo esto es quien duda de la realización de la cosas que odia imagina también algo que excluye la existencia de esa cosa y por tanto se alegra por consiguiente tiene la esperanza de que esa cosa no suceda.

Baruch Spinoza. Ética demostrada según el orden geométrico.

 

Si los hombres no tuviesen experiencia de que hacemos muchas cosas de las que después nos arrepentimos y de que a menudo cuando hay en nosotros conflicto entre afectos contrarios reconocemos lo que es mejor y hacemos lo que es peor nada impediría que creyesen que lo hacemos todo libremente así el niño cree que apetece libremente la leche el muchacho irritado que quiere libremente la venganza y el tímido la fuga también el ebrio cree decir por libre decisión de su alma lo que ya sobrio quisiera haber callado y asimismo el que delira la charlatana el niño y otros muchos de esta laya creen hablar por libre decisión del alma siendo así que no pueden reprimir el impulso que les hace hablar de modo que la experiencia misma no menos claramente que la razón enseña que los hombres creen ser libres sólo a causa de que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determinan y además porque las decisiones del alma no son otra cosa que los apetitos mismos y varían según la diversa disposición del cuerpo pues cada cual se comporta según su afecto y quienes padecen conflicto entre afectos contrarios no saben lo que quieren y quienes carecen de afecto son impulsados acá y allá por cosas sin importancia.

Baruch Spinoza. Ética demostrada según el orden geométrico.

 

 

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