El problema de la política

Teoría

 

¿Qué es la justicia?

Calicles

 

Calicles (484 – s. V. a. C.) argumenta que la justicia convencional es una invención de los débiles para mantener a raya a los fuertes. Calicles cree que los individuos deben seguir sus deseos y ambiciones sin restricciones, y que la verdadera justicia es buscar el propio interés sin limitaciones.

 

Trasímaco

 

Trasímaco (459 – 400 a. C.) sostiene que “lo justo es lo que ordena el más fuerte”. Según él, la justicia es simplemente lo que beneficia al poderoso y es obedecido por los demás. Esta perspectiva se basa en la idea de que el poder y la autoridad determinan lo que es correcto y justo.

 

Sócrates

 

Sócrates (470 – 399 a. C.) no acepta que la justicia sea simplemente lo que el poderoso dice o lo que beneficia a los individuos egoístas. En cambio, busca una definición más universal y objetiva de la justicia, relacionándola con la armonía y el bien común.

 

 

Legalidad versus legitimidad

legal

Del lat. legālis.

1. adj. Prescrito por ley y conforme a ella.

2. adj. Perteneciente o relativo a la ley o al derecho.

3. adj. Verídico, puntual, fiel y recto en el cumplimiento de las funciones de su cargo.

4. adj. coloq. Esp. Leal o formal en su comportamiento.

legítimo, ma

Del lat. legitĭmus.

1. adj. Conforme a las leyes.

2. adj. Lícito (‖ justo).

3. adj. Cierto, genuino y verdadero en cualquier línea.

4. f. Der. Porción de la herencia de que el testador no puede disponer libremente, por asignarla la ley a determinados herederos.

 

Physis y nomos

El debate entre physis y nomos es una discusión fundamental en la filosofía política griega antigua respecto al origen de las normas y leyes. Physis es una palabra griega que se traduce comúnmente como «naturaleza».

En la filosofía griega antigua, especialmente entre los primeros filósofos presocráticos, el término physis se utilizaba para referirse al principio fundamental que subyace en el mundo natural, así como al proceso de cambio y desarrollo que caracteriza a la realidad física. Los filósofos que defienden la physis, como Heráclito y los primeros presocráticos, argumentan que la verdad y la justicia están arraigadas en la naturaleza misma de las cosas. Es decir, sostienen que hay un orden natural o esencia inherente a las cosas que existe independientemente de las convenciones humanas. Según esta perspectiva, las leyes y las normas humanas son secundarias y derivadas de las leyes naturales que gobiernan el universo. Quienes defienden la physis tienden a abogar por principios universales y objetivos, basados en la observación de la naturaleza y la razón.

Nomos es otra palabra griega que se traduce generalmente como «ley» o «convención». Este término se refiere a las leyes y normas creadas por los seres humanos para regular la sociedad y sus interacciones. Los sofistas y otros filósofos griegos, como Protágoras, sostuvieron que las leyes y normas son relativas y pueden variar según la cultura y las circunstancias sociales. Argumentaban que no hay una verdad absoluta o una moralidad objetiva, sino que estas ideas son construcciones humanas que surgen de acuerdos sociales y convenciones culturales y cambian a lo largo del tiempo y el espacio. Los defensores del nomos a menudo abogan por un enfoque pragmático y flexible, donde las leyes y normas se adaptan a las necesidades y circunstancias cambiantes de la sociedad.

No obstante, el debate entre physis y nomos no necesariamente implica una dicotomía absoluta, sino que puede haber matices y puntos de encuentro entre ambas posturas. Algunos filósofos, como Platón y Aristóteles, intentaron reconciliar estas dos perspectivas, reconociendo tanto la importancia de la naturaleza como de las convenciones humanas en la ética y la política. Sin embargo, este debate sigue siendo relevante en la filosofía contemporánea, ya que plantea cuestiones fundamentales sobre la naturaleza de la realidad, la moralidad y la sociedad humana.

 

El pensamiento político en la Edad Antigua y en la Edad Media

Platón

Según el sistema metafísico de Platón (427 – 347 a. C.), las Ideas son independientes de las opiniones que los seres humanos podamos tener acerca de ellas. En ese contexto, la Justicia se erige como la principal Idea político-moral, ya que con su conocimiento los hombres adquieren la capacidad para conducirse hacia la felicidad. La Justicia se materializa como una armonía interna entre las almas de cada individuo en la que el alma racional es la que gobierna a las otras dos, la irascible y la concupiscible, pero también en la posesión de cada alma de la virtud que le es propia. Así, la virtud del alma racional es la prudencia, que implica discernir entre el bien y el mal, y es propia del hombre sabio. La virtud del alma irascible es la fortaleza, que consiste en discernir lo que se debe o no temer, y es propia del hombre valiente. Finalmente, la virtud del alma concupiscible es la templanza, que implica la moderación de los apetitos, y es propia del hombre moderado.

La Justicia, no obstante, también tiene una dimensión sociopolítica, que deriva directamente de su dimensión antropológica. Para Platón, la organización política ideal se ajusta al tipo de alma predominante en la naturaleza de cada individuo. Es decir, cada persona, dependiendo del alma que domine en ella, estará destinada a cumplir tal o cual función social y política dentro del Estado. Así, aquellos en los que domina o es más poderosa su alma racional, es decir, los sabios, son los llamados a ser gobernantes, de donde surge la figura del Rey filósofo. Aquellos en los que es más fuerte el alma irascible, los guerreros, son los que se tienen que encargar de garantizar el orden y la defensa del Estado. Por último, aquellos en los que domina su alma concupiscible, los productores, son los llamados a proveer de alimentos y recursos al conjunto del Estado.

La razón que esgrime Platón para justificar que los más sabios, es decir, los filósofos, tienen que ser los gobernantes es que ellos son quienes mejor conocen la Idea de Bien, la cual preside el mundo de las Ideas. Esta manifiesta el orden, sentido e inteligibilidad de lo real, por lo que su contemplación no solo proporciona conocimiento teórico sobre el orden y la estructura de lo real, sino también práctico, pues es fuente de normas morales y políticas. Así que quien conoce la Idea de Bien es también el gobernante ideal.

En cuanto a las formas de gobierno, Platón argumenta que, históricamente, lo que suele suceder es que las monarquías y aristocracias, en las que gobiernan hombres buenos y justos, pueden degenerar en timocracias si son hereditarias y los hijos son inferiores a sus padres y predomina en ellos su alma irascible, que les hace amar el honor y la guerra. Las timocracias, gobiernos de quienes aman el honor, degeneran, a su vez, en oligarquías, es decir, el gobierno de los que aman la riqueza, al acumular cada vez más poder haciendo negocio con las guerras que emprenden las timocracias. Pero las oligarquías, al crear una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres, provoca que estos últimos se subleven, dando lugar a una democracia que, a los ojos de Platón, es el gobierno de quienes tienen un deseo insaciable de libertad. Estos son la mayoría, los que antes no gozaban de ella. Pero sus excesos provocan que las democracias degeneren en tiranías, en un deseo de orden que solo puede proporcionar un gobernante lleno de pasiones violentas.

Aristóteles

Según Aristóteles (384 – 322 a. C.), la sociabilidad es un rasgo esencial de la naturaleza humana que nos distingue del resto de animales. Es decir, somos un «animal social» (zoon politikon) de una manera mucho más sofisticada que el resto de animales. Esta sociabilidad es posible porque, a diferencia del resto de animales, que solo tienen voz, esto es, la capacidad para expresar bienestar y malestar, los seres humanos tenemos, además, palabra, que es la capacidad para expresar si algo nos parece justo o injusto. Es decir, ante una acción cualquiera podemos pedir explicaciones a los demás de por qué la han hecho y nosotros mismos podemos dar razones que expliquen nuestras acciones. Al debatir así sobre lo que nos parece justo o injusto, llegamos a acuerdos que cristalizamos en normas y leyes que rigen nuestras acciones en sociedad. De esa manera construimos Estados políticos en los que podemos ayudarnos unos a otros no solo a sobrevivir, sino a vivir bien. Por otra parte, Aristóteles apunta que, más allá de animales y humanos, la divinidad es autosuficiente, por lo que no necesita vivir en sociedad.

Aristóteles defiende que la sociabilidad humana se materializa en tres formas naturales de comunidad. La primera y más simple es la familia, que tiene como objetivo asegurar la vida de sus miembros. La segunda es la aldea, constituida por un grupo de familias, que también está orientada a garantizar la supervivencia. Finalmente, el Estado es la forma más sofisticada y autosuficiente de las tres, y su propósito es asegurar la vida buena, la felicidad de todos, proporcionando un bienestar material y fomentando la vida virtuosa de cada ciudadano. Para ello se requiere que cada ciudadano se conduzca conforme a las leyes que han sido consensuadas gracias a nuestra capacidad de la palabra.

Aristóteles distingue los regímenes políticos buenos, aquellos orientados al bienestar de todos los ciudadanos, de los malos, que son aquellos cuyos gobernantes buscan únicamente su propio beneficio. De entre los buenos, Aristóteles no cree que haya unos mejores y peores. Meramente los clasifica según el número de gobernantes. Así, la monarquía es el gobierno de uno solo, el mejor de los ciudadanos, para el bien común. La aristocracia es el gobierno de unos pocos, los mejores, para el bien de todos. La politeia es el gobierno de la mayoría para el bienestar de todos. Por su parte, los regímenes políticos malos también los clasifica por el número de gobernantes. La tiranía es el gobierno de uno en su propio provecho. La oligarquía es el gobierno de los ricos en su propio interés. Finalmente, la democracia es el gobierno de los pobres en su propio beneficio.

San Agustín

El pensamiento político de la Edad Media es muy deudor del de la Grecia clásica, pero con una gran diferencia: establece una división jerárquica radical entre el gobierno de la tierra y el gobierno divino. En el caso de san Agustín de Hipona (354 – 430), la política se concibe como un reflejo directo de la moral. Distingue dos tipos de ciudadanos y, por ende, dos realidades sociales: la ciudad terrenal y la ciudad de Dios. La ciudad terrenal es la formada por aquellos que se aman a sí mismos hasta el punto de despreciar a Dios. La ciudad de Dios está formada por quienes aman a Dios hasta el punto de despreciarse a sí mismos. A lo largo de la Historia, según Agustín, ha habido una lucha entre ambas ciudades, entre ambos tipos de personas, pero, con el Juicio Final, vencerá la ciudad de Dios. No obstante, Agustín defiende que, en la tierra, los hombres están llamados a seguir las leyes del Estado, siempre y cuando estas no contradigan los principios de la fe. Por lo tanto, se puede interpretar este enfoque como una fundamentación teórica de la primacía de la Iglesia sobre el Estado. En esta visión, el Estado se reduce a un mero organizador de la convivencia, la paz y el bienestar temporales, mientras que el destino último y la moralidad superior residen en la esfera espiritual representada por la ciudad de Dios.

Santo Tomás

Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274) defiende que, además de la Ley Natural, que es la ley de Dios que rige sobre los humanos, existe la Ley humana o positiva, la cual es establecida por una comunidad para sí misma. No obstante, según Tomás, es crucial que esta Ley positiva derive su legitimidad de la Ley natural. Según esta perspectiva, la mejor forma de gobierno es la monarquía, porque garantiza de manera óptima el orden y la unidad del Estado y es, además, la más cercana al gobierno divino. Tomás subraya que el Estado es incapaz de guiar a los hombres hacia su fin último sobrenatural, que es Dios. Esta tarea corresponde al gobierno espiritual de la Iglesia.

Práctica

 

1 Vea el siguiente vídeo y responda a este cuestionario.

2.- Lea atentamente estos textos y responda a las preguntas:

En la mayor parte de los casos son contrarias entre sí la naturaleza y la ley […]

En efecto, por naturaleza es más feo todo lo que es más desventajoso, por ejemplo, sufrir injusticia; pero por ley es más feo cometerla. Pues ni siquiera esta desgracia, sufrir la injusticia, es propia de un hombre, sino de algún esclavo para quien es preferible morir a seguir viviendo y quien, aunque reciba un daño y sea ultrajado, no es capaz de defenderse a sí mismo ni a otro por el que se interese. Pero, según mi parecer, los que establecen las leyes son los débiles y la multitud. En efecto, mirando a sí mismos y a su propia utilidad establecen las leyes, disponen las alabanzas y determinan las censuras. Tratando de atemorizar a los hombres más fuertes y a los capaces de poseer mucho, para que no tengan más que ellos, dicen que adquirir mucho es feo e injusto, y que eso es cometer injusticia: tratar de poseer más que los otros. En efecto, se sienten satisfechos, según creo, con poseer lo mismo siendo inferiores.

Por esta razón, con arreglo a la ley se dice que es injusto y vergonzoso tratar de poseer más que la mayoría y a esto llaman cometer injusticia. Pero, según yo creo, la naturaleza misma demuestra que es justo que el fuerte tenga más que el débil y el poderoso más que el que no lo es. Y lo demuestra que es así en todas partes, tanto en los animales como en todas las ciudades y razas humanas, el hecho de que de este modo se juzga lo justo: que el fuerte domine al débil y posea más. En efecto, ¿ en qué clase de justicia se fundó Jerjes para hacer la guerra a Grecia, o su padre a los escitas, e igualmente, otros infinitos casos que se podrían citar? Sin embargo, a mi juicio, estos obran con arreglo a la naturaleza de lo justo, y también, por Zeus, con arreglo a la ley de la naturaleza.

Platón & Calonge, R. J. (1983). Gorgias. Diálogos. Tomo II, Gredos, pp. 80-81.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

– Escucha, pues dijo Tramaco-. Afirmo que lo justo no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte. Y ahora ¿por qué no me elogias? Pero no, no estás dispuesto a ello.

– Primeramente debo comprender qué quieres decir, pues aún no lo sé. Afirmas que justo es lo que conviene al más fuerte. Y esto, Trasímaco, ¿qué significa? Porque sin duda lo que afirmas no es, por ejemplo, que si Polidamante, el pancraciasta, es más fuerte que nosotros, y le conviene -en lo concerniente al cuerpo- la carne de buey, este alimento es también conveniente y justo para nosotros, que somos más débiles que él.

– Me repugnas, Sócrates: interpretas la definición del modo que más puedas distorsionarla.

– Pero, mi excelente amigo, de ningún modo: expresa más claramente lo que quieres decir.

– ¿Acaso no sabes que en algunos Estados el gobierno es tiránico, en otros democrático y en otros aristocrático?

– ¿Cómo no he de saberlo?

– ¿Y no es el gobierno el que tiene la fuerza en cada Estado?

– Sin duda.

– Bien. De este modo, pues, cada gobierno implanta las leyes en vista de lo que es conveniente para él: la democracia, leyes democráticas; la tiranía, leyes tiránicas, y así las demás. Una vez implantadas, manifiestan que lo que conviene a los gobernantes es justo para los gobernados, y al que se aparta de esto lo castigan por infringir las leyes y obrar injustamente. Esto, mi buen amigo, es lo que quiero decir; que en todos los Estados es justo lo mismo: lo que conviene al gobierno establecido, que es sin duda el que tiene la fuerza, de modo tal que, para quien razone correctamente, es justo lo mismo en todos lados, lo que conviene al más fuerte.

Platón & Eggers, L. C. (1988). República. Diálogos. Tomo IV, Gredos, pp. 76-77.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, que tiene ya, por así decirlo, el nivel más alto de autosuficiencia, que nació a causa de las necesidades de la vida, pero subsiste para el vivir bien.De aquí que toda ciudad es por naturaleza, si también lo son las comunidades primeras. La ciudad es el fin de aquéllas, y la naturaleza es fin. En efecto, lo que cada cosa es, un vez cumplido su desarrollo, decimos que es su naturaleza, así de un hombre, de un caballo o de una casa. Además, aquello por lo que existe algo y su fin es lo mejor, y la autosuficiencia es, a la vez, un fin y lo mejor.

De todo esto es evidente que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar es o un ser inferior o un ser superior al hombre. Como aquel a quien Homero vitupera:

sin tribu, sin ley, sin hogar,

Aristóteles. (2011). Política. Aristóteles. Tomo II, Gredos, pp. 187-188.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Artículo

 

6. ¿Cómo escribir el Desarrollo del artículo?

Se pueden distinguir tres fases o pasos en la redacción del desarrollo de un artículo: la producción, la edición y la revisión.

La producción

En la producción se trata de poner por escrito todas las ideas referentes a cada apartado que queramos expresar, es decir, el contenido de nuestro pensamiento.

  • No hay que prestar atención a la corrección sintáctica ni ortográfica.
  • Se deben escribir unas 10 o 15 frases, no importa de qué tamaño.
  • Hay que seguir el orden lógico que tengamos en la cabeza. Luego habrá tiempo para reordenarlas.
  • Se pueden ir usando las notas de las fuentes consultadas, incluso introduciendo citas.

La edición

En la edición se trata de prestar atención a la forma de expresión de las ideas que ya hemos expuesto para hacerlas más claras y accesibles posible a nuestros lectores.

  • Hay que tener en cuenta que cada párrafo contiene un pequeño tema y cada frase u oración, una idea.
  • Hay que tener en cuenta que los párrafos también tienen una estructura interna:
    • Introducción:
      • en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
        • oponer una idea con la vista en el párrafo anterior
        • ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior
        • sacar una conclusión
        • deducir algo del párrafo anterior
        • profundizar en un aspecto del párrafo anterior
        • generalizar una idea del párrafo anterior
        • exponer la siguiente idea de una enumeración.
    • Desarrollo:
      • en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
        • hay que exponer los pros y los contras de cada argumento
        • los argumentos deben seguir una secuencia lógica.
      • Hay que tratar de explicar completamente todas nuestras ideas, sin dar nada por supuesto o entendido
      • hay que utilizar la primera persona del singular para expresar las propias ideas y la tercera persona para las ideas de otros autores.
      • hay que tratar de que la prosa sea clara, fluida y precisa:
        • es conveniente hacer frases cortas y simples (sujeto, verbo y predicado).
        • es conveniente evitar la concatenación de conjunciones, coordinaciones y subordinaciones.
        • es conveniente evitar las frases hechas.
        • respecto a la precisión:
          • hay que buscar las palabras exactas.
          • no hay que hacer oraciones imprecisas o vagas.
          • no hay que aportar datos sin especificar la fuente.
          • no se puede utilizar fuentes sin referenciar.
      • Hay que buscar la concisión y brevedad.
        • Es decir, hay que ir al grano y no contar cosas que no vienen a cuento o repetir varias veces de forma diferente lo ya dicho.
    • Conclusión:
      • al final de cada párrafo hay que hacer un breve resumen de lo argumentado en ese párrafo y exponer la conclusión a la que se ha llegado.
  • Una vez tengamos todos los párrafos escritos, hay que organizarlos de manera lógica. Es muy importante decidir la secuencia lógica de los párrafos para expresar claramente los argumentos que se quieren defender.

La revisión

Al revisar nuestro artículo tenemos que prestar atención a todos los posibles errores o desajustes que se nos hayan podido pasar por alto.

  • Hay que mirar de nuevo el orden tanto de las ideas como de los párrafos a través de los cuales exponemos nuestros argumentos.
  • Hay que fijarse en que:
    • no haya citas en la introducción ni en la conclusión del artículo
    • que no haya citas al final de ningún párrafo
    • que no haya citas sin referenciar o explicar
      • que nuestra interpretación sea fiel a lo que dicen los autores citados.
  • Hay que revisar la redacción en sus aspectos gramaticales y ortográficos.
  • Finalmente hay que preguntarse si en el artículo realmente se demuestra lo que se pretendía.

 

7. ¿Cómo escribir la Conclusión del artículo?

La Conclusión de un artículo filosófico sirve para mostrar de qué manera los argumentos que se han dado en el Desarrollo demuestran la tesis que hemos aventurado en la Introducción. Para ello es preciso recoger las conclusiones parciales a las que se ha llegado en cada párrafo y en cada apartado.

 

8. ¿Cuáles son los últimos pasos a dar antes de enviar nuestro artículo?

Antes de enviar el artículo a una revista debemos hacer otras dos cosas:

1. Redactar las partes del artículo que nos quedan:

    • Título: tiene que ser breve y lo suficientemente explicativo del tema que se va a tratar.
    • Resumen o abstract: expresar en pocas líneas el tema del artículo, qué se va a defender en él y de qué manera, utilizando qué recursos o fuentes.
    • Elegir las palabras clave: el conjunto de palabras que aparecen en nuestro artículo y que permitirían identificarlo y distinguirlo de los demás.
    • Referenciar bibliográficamente todas las fuentes que hemos utilizado para escribir nuestro artículo.
      • Hay que seguir las normas de citación y referenciación que nos diga la revista.

2. Formatear el artículo según los requisitos que haya indicado la revista:

    • Revisar el número de palabras (entre 2000 y 2500 en este caso).
    • Tipo y cuerpo de letra (por ejemplo Times New Roman 12 o Arial 11)
    • Tipo de interlineado (1,5 o doble)
    • Márgenes (por ejemplo, 2,5 cms a los lados y arriba y abajo)

Recursos

 

Bibliografía:

  • Abbagnano, N. (1994). Historia de la filosofía. Vol 1. Hora.
  • Agustín & Encuentra, O. A. (2010). Confesiones. Madrid: Gredos.
  • Agustín. (1946). Obras completas de San Agustín III. Obras filosóficas. Madrid: BAC.
  • Aristóteles & Candel, M. (2011). Aristóteles. Tomo I. Gredos.
  • Aristóteles. (2011). Aristóteles. Tomo II. Gredos.
  • Beuchot, M. (2013). Historia de la filosofía medieval: FCE.
  • Capelle, W. & Lledó, E. (1992). Historia de la filosofía griega. Gredos.
  • Copleston, F. C. (2001). Historia de la filosofía. Tomo I. Grecia y Roma. Ariel.
  • Diógenes Laercio. (2020). Vidas de los filósofos más ilustres. Página:Diogenes Laercio Tomo I.djvu/34. (2020, marzo 15).
  • Guthrie, W. K. C. (1990). Historia de la filosofía griega IV. Gredos.
  • Guthrie, W. K. C. (1992). Historia de la filosofía griega V. Gredos.
  • Guthrie, W. K. C. (1993). Historia de la filosofía griega VI. Gredos.
  • Kenny, A. (2005). Breve historia de la filosofía occidental: Paidós.
  • Martínez Marzoa, F. (2000). Historia de la filosofía antigua. Akal.
  • Martínez Marzoa, F. (2000). Historia de la filosofia vol. 1: Istmo.
  • Platón & Calonge, R. J. (1982). Diálogos. Tomo I. Gredos.
  • Platón & Calonge, R. J. (1983). Diálogos. Tomo II. Gredos.
  • Platón & García, G. C. (1986). Diálogos. Tomo III. Gredos.
  • Platón & Eggers, L. C. (1988). Diálogos. Tomo IV. Gredos.
  • Platón & Vallejo, C. A. (1988). Diálogos. Tomo V. Gredos.
  • Platón & Lisi, F. L. (1992). Diálogos. Tomo VI. Gredos.
  • Platón & Gómez, C. P. (1992). Diálogos. Tomo VII. Gredos.
  • Platón & Lisi, F. L. (1992). Diálogos. Tomo VIII.  Gredos.
  • Platón & Lisi, F. L. (1999). Diálogos. Tomo IX. Gredos.
  • Ramón Guerrero, R. (2002). Historia de la filosofía medieval: Akal.
  • Reale, G. & Antiseri, D. (1988). Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo I. Herder.
  • Russell, B., Gómez, . S. J., Dorta, A., & Mosterín, J. (2004). Historia de la filosofía occidental. Espasa-Calpe.
  • Sabine, G. H. (1979). Historia de la teoría política. FCE.
  • Sánchez Meca, D. (2013). Historia de la filosofía antigua y medieval: Dykinson.
  • Stevenson, L., Haberman, D. L., Wright, P. T. & Witt, C. (2018). Trece teorías de la naturaleza humana. Cátedra.
  • Störig, H. J. (2012). Historia universal de la filosofía. Tecnos.
  • Tomás. (2009). Suma de teología. Vol. I. Madrid: BAC.
  • Tomás. (1993). Suma de teología: Vol. II. Madrid: BAC.
  • Tomás. (1990). Suma de teología: Vol. III. Madrid: BAC.
  • Tomás. (1994). Suma de teología. Vol. IV. Madrid: BAC.
  • Verneaux, R. (1988). Textos de los grandes filósofos. Edad Antigua. Herder, Barcelona.

 

Vídeos:

 

Argumentación

 

Posibles cuestiones del examen argumentativo:

1.- ¿Son las normas naturales o convencionales?

2.- ¿Cuál es el mejor sistema político?

 

Elementos del texto argumentativo

  • Interpretación y contextualización de la cuestión
    • Maneras de entender o interpretar la pregunta. ¿A qué se refiere la pregunta? Algunos de los conceptos que aparecen en ella se pueden interpretar de diferentes maneras, por lo que se puede referir a muchas cosas. Así que hay que interpretarla, concretarla. En este punto hay que señalar los conceptos que admiten más de una interpretación y escribir cómo se reformularía la pregunta inicial dándole cada una de esas interpretaciones.
    • Implicaciones de tal o cual interpretación de la pregunta. De cada una de las interpretaciones que hemos dado de la pregunta inicial hay que decir qué consecuencias tendría planteárnoslas. Es decir, para qué serviría responder a cada una de esas interpretaciones.
    • Relevancia o importancia de tal o cual interpretación. Hay que decir cuál de las interpretaciones que se han dado de la pregunta inicial sería más interesante o importante, diciendo por qué. Y también por qué las otras no son tan relevantes y por qué.
    • Elección de una interpretación de la pregunta a la que dar respuesta. Aquí hay que decir que se elige dar respuesta a la interpretación que antes se ha dicho que es la más importante. Si se elige otra, sería incoherente, por lo que restaría puntos.
    • Problemas u otras cuestiones asociadas a la interpretación elegida. La interpretación que se ha elegido como la más importante da lugar a otras preguntas relacionadas con ella. Aquí hay que escribir alguna de esas otras preguntas.
  • Tesis (respuesta tentativa a la pregunta)
    • Postura que se va a defender en la disertación. Es decir, aquí hay que responder en una frase clara y concisa a la interpretación que se ha elegido.
  • Argumentos a favor de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que apoyen, sustenten, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Argumentos en contra de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que refuten, nieguen, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Valoración comentada de la potencia e importancia de los argumentos para apoyar o refutar la tesis. Aquí hay que decir qué tipo de argumentos, los a favor de la tesis o los en contra de la tesis, tienen más peso, son más razonables, argumentando por qué.
  • Conclusión
    • Explicación de si se reafirma en la tesis o se cambia de postura. Es decir, hay que explicitar si, dada la valoración hecha antes, se sigue estando de acuerdo con la tesis o si se ha cambiado de opinión porque han resultado más convincentes los argumentos en contra.
    • Consecuencias o implicaciones para el mundo actual de la postura adoptada. Aquí hay que decir qué pasaría o debería pasar en el mundo si es correcta la conclusión final a la que se ha llegado.

 

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