El problema de la política

Teoría

 

El pensamiento político en la Edad Moderna y en la Edad Contemporánea

En la modernidad, el pensamiento político se hace independiente de otras ramas de la filosofía, como la ética o la religión. Es decir, la política se comienza a considerar como un objeto de estudio independiente, para cuyo abordaje se precisa determinada metodología. Por eso se entiende que es en la Edad Moderna cuando surge la ciencia política.

 

El origen de la ciencia política: Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527)

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Nicolás Maquiavelo

La ciencia política moderna comienza con el florentino Nicolás Maquiavelo. Embajador y humanista, para Maquiavelo la política no es otra cosa que la lucha por el poder. Por lo tanto, el Estado, como máxima expresión del poder, será el tema de la nueva ciencia política iniciada por Maquiavelo. En contraposición a la filosofía política, que trata de conocer o estipular cómo han de actuar los gobernantes y los gobernados desde una perspectiva ética, la ciencia política que inaugura Maquiavelo trata de estudiarlos tal y como son. Es decir, Maquiavelo desarrolla los principios de una política rigurosamente realista, partiendo de lo que las cosas, a su parecer, son, y no desde la manera como él cree que deberían ser. Sus obras más importantes fueron El Príncipe y los Discursos sobre la primera década de Tito Livio.

Maquiavelo concibe los Estados de una manera biologicista, como entidades que nacen, se desarrollan y mueren. Esa es la razón por la que escribe casi exclusivamente acerca de la mecánica del gobierno, de los medios con los que se puede fortalecer al Estado, aumentar su poder y evitar su decadencia o ruina. Las medidas políticas y militares son casi el único objeto de su interés, y las separa casi por completo de toda consideración religiosa, moral y social, salvo en la medida en que éstas afectan al éxito político. Es decir, Maquiavelo tiene claro que la finalidad de la política es conservar y aumentar el poder político, y el patrón para juzgarla es su éxito en la consecución de este propósito. Que una política sea cruel o desleal o injusta es, para Maquiavelo, indiferente, aunque se da perfecta cuenta de que tales cualidades pueden influir en su éxito.

Bajo casi todo el pensamiento de Maquiavelo acerca de la política práctica subyace el supuesto de que la naturaleza humana es esencialmente egoísta, agresiva y ambiciosa. Es decir, los hombres no solo aspiran a conservar lo que tienen, sino también a adquirir más. Según Maquiavelo, ni en el poder ni en las posesiones hay límite para los deseos humanos, pero tanto el poder como las posesiones están siempre limitados en la realidad por la escasez natural. A consecuencia de ello, los hombres se encuentran siempre en una situación de lucha y competencia que amenaza con degenerar en anarquía abierta, a menos que se les limite la fuerza. En ese contexto, el gobierno se fundaría en la debilidad e insuficiencia del individuo, que es incapaz de protegerse contra la agresión de otros individuos a menos que tenga el apoyo del poder del Estado. Maquiavelo aconseja al gobernante ser prudente y basar su política en el conocimiento de esa naturaleza humana. Insiste sobre todo en que el gobierno que quiera tener éxito debe garantizar la propiedad privada y la vida de sus súbditos, ya que esos son los deseos primordiales de todo ser humano. De ahí su cínica observación de que el hombre olvida con más facilidad el asesinato de su padre que la confiscación de su patrimonio.

Maquiavelo subraya continuamente la suprema importancia que tiene en la sociedad el legislador. Un Estado fuerte ha de ser fundado por un solo hombre, y las leyes y el gobierno por él decretados determinan el carácter nacional de su pueblo. La virtud moral y cívica surge de la ley y, cuando una sociedad se ha corrompido, no puede nunca reformarse por sí misma, sino que tiene que tomarla en sus manos un legislador que pueda restaurarla a los principios establecidos por su fundador. El gobernante, como creador del Estado, está fuera de la ley. Y no existe otra fuente de legitimidad de las leyes que el éxito del gobernante en ampliar y perpetuar el poder de su Estado. A este respecto, Maquiavelo recomendó abiertamente el uso de la crueldad, la perfidia, el asesinato o cualesquiera otros medios por parte del gobernante con tal de que fuesen utilizados con suficiente inteligencia y secreto para poder alcanzar sus fines. Maquiavelo apunta con perspicacia que, tomando en cuenta todas las circunstancias, hay cosas que parecen ser virtudes, pero que llevan a la ruina, mientras que hay otras que, en apariencia, son vicios, pero que a la postre conducen a la seguridad y el bienestar.

Pero aparte del surgimiento o reforma del Estado, que han de ser manejadas con mano de hierro, Maquiavelo considera que el pueblo suele ser más prudente que el gobernante en el mantenimiento normal del Estado. Es cierto que, según él, el pueblo no es capaz de tener opiniones de largo alcance en materias intrincadas de política, pero en aquellas cuestiones que puede comprender, tales como la valoración de la personalidad un magistrado, suele tener una visión más acertada que el gobernante. Respecto a asuntos de mayor complejidad, la función del gobernante es la de ajustarse con eficacia a los tiempos y órdenes de la realidad a la vez que construye la fantasía necesaria para que sus gobernados acepten sus políticas.

 

Étienne de la Boétie (1530-1563): la semilla del anarquismo

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Étienne de la Boétie

En su Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contra uno, La Boétie plantea la cuestión de por qué los individuos obedecen al tirano, cuando este es solo uno, mientras que aquellos son muchos o, dicho de otra manera, por qué la mayoría consiente su propia esclavitud. Contrariamente al pensamiento político antiguo y medieval, La Boétie no define la tiranía en relación a unas causas subyacentes, sino que la liga directamente al mal gobierno. Para él, todo mal gobierno es tiránico e ilegítimo.

No obstante, el poder tiránico no está desde siempre. Es en el comienzo del mandato de un tirano cuando este es más débil, pues se tiene que enfrentar a aquellos que rechazan obedecerle. Por eso, lo normal es que el tirano recurra a la fuerza bruta, pero solo en primera instancia y en un lapso breve de tiempo, ya que la violencia engendra mártires, incrementa la resistencia popular contra la autoridad y evidencia la cara desagradable del poder de manera demasiado rotunda, entiende La Boétie.

A medida que transcurre el tiempo, según La Boétie, la posición del tirano es más segura y estable en tanto la mayoría de las personas se acostumbran a aceptar pasivamente su autoridad.

Es increíble cuán pronto el pueblo se vuelve súbdito, cómo de forma tan súbita cae en un descuido tan completo de su libertad que la misma difícilmente pueda ser reavivada al punto de volverla a obtener, obedeciendo tan fácil y tan voluntariamente que uno es llevado a afirmar, al percibir dicha situación, que este pueblo, en verdad, no ha perdido su libertad, sino que se ha ganado su esclavitud.

Las generaciones que nacieron “bajo la servidumbre y que luego se nutrieron y criaron en la esclavitud” aceptaban su condición como algo natural. La primera explicación de la servidumbre voluntaria es, por tanto, la costumbre. Llega un punto en que la gente considera que la vida siempre ha sido así y que siempre será así. No obstante, La Boétie señala que siempre queda un pequeño reducto de personas que tratan de deshacerse del “peso de la servidumbre”, quizá porque “recuerdan a sus ancestros y sus situaciones anteriores”. Conscientes de la historia, comparan el pasado con el presente y se atreven a anhelar un futuro mejor:

Estos son quienes, poseyendo buenas mentes, las han entrenado además mediante el estudio y el aprendizaje. Incluso si la libertad desapareciese por completo de la Tierra, tales hombres la inventarían.

Ante esa amenaza siempre latente, el tirano cuenta con dos armas poderosas: el control de la información y el monopolio de la educación. La Boétie defiende que los “libros y la enseñanza, más que cualquier otra cosa, le brindan a los hombres el juicio para comprender su propia naturaleza y para aborrecer la tiranía”. Por eso, mediante su control, el tirano minimiza el peligro de una revolución.

Por otro lado, el tirano también trata de dar una imagen magnánima, erigiéndose como una personificación viviente de conceptos como la justicia, la tradición, el patriotismo, la ley, el orden y el bien público. Así consigue que cualquier oposición a su persona se vincule con la oposición a esos conceptos, al tiempo que él adquiere un carácter místico o sobrehumano, en apariencia imposible de derrocar.

Finalmente, además del novedoso enfoque con que La Boétie aborda la tensión entre gobernantes y gobernados, también destaca la solución pacífica que propone: no rebelarse en armas contra el tirano, sino, simplemente, dejar de apoyarlo, dejar de servirle voluntariamente:

No les pido que coloquen las manos sobre el tirano para derribarlo, sino simplemente que ya no lo apoyen más; entonces lo verán, como un gran Coloso, cuyo pedestal ha sido apartado, caer por su propio peso y romperse en pedazos.

 

Thomas Hobbes (1588-1679): la política como física de los cuerpos

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Thomas Hobbes

Hobbes distingue en su obra el Leviatán dos tipos de conocimiento: el conocimiento factual y el conocimiento de la consecuencia. El conocimiento factual es aquel que se produce mediante la percepción sensorial directa de las cosas externas. Es el principio de todo conocimiento ya que “no hay ninguna concepción en la mente humana que en un principio no haya sido engendrada en los órganos del sentido, total o parcialmente”. El conocimiento de la consecuencia es producto de una cadena discursiva que elaboramos utilizando la razón. Esa cadena discursiva racional no trata de las cosas mismas, sino que “comienza con las definiciones de las palabras para proceder después, mediante la conexión de las mismas, a la formación de afirmaciones generales, y de éstas a los silogismos”, de los que resulta el conocimiento que Hobbes llama ciencia o filosofía.

Hobbes entiende la política como una ciencia que estudia “las consecuencias de los accidentes de los cuerpos políticos”. Es decir, Hobbes entiende el ser humano de la misma manera que cualquier elemento físico, cuyos rasgos característicos no cambian, por lo que es posible predecir sus estados futuros. En el capítulo sexto del Leviatán, Hobbes afirma que el objeto de estudio de la política son los movimientos (el comportamiento) de los seres humanos. De entre ellos, los que le interesan son los voluntarios, ya que dependen del pensamiento, de algo imaginado previamente. Es decir, según Hobbes, los actos voluntarios proceden de una deliberación entre las pasiones propias de los seres humanos.

En su descripción del estado de naturaleza, lo que haría Hobbes es simplemente describir los tipos de movimientos humanos y las pasiones que los provocan, dando lugar a la famosa guerra de todos contra todos. Esa sería la condición natural del hombre, lo que nos iguala a todos como individuos. El objetivo sería el de conseguir y salvaguardar la felicidad y, para ello, ansia reunir el mayor poder  posible, lo que lleva a la competencia. Por eso Hobbes entiende que “mientras que los hombres viv[a]n sin ser controlados por un poder común que los mantenga atemorizados a todos, están en esa condición llamada guerra, guerra de cada hombre contra cada hombre”.

Para Hobbes, solo nuestra capacidad racional nos permite reconocer ciertas leyes naturales que nos conducen a buscar la paz, contentándonos con lo que tenemos, y a respetar los pactos que contraemos. Esas serán las bases de su concepción del Estado:

[S]e dice que un Estado ha sido instituido cuando una multitud de hombres establece un convenio entre todos y cada uno de sus miembros según el cual se le da a un hombre o a una asamblea de hombres, por mayoría, el derecho de personificar a todos, es decir, de representarlos.

Una vez constituido el Estado, el soberano es el legislador de la ley civil, que es,

para cada súbdito, aquella serie de reglas que el Estado le ha mandado de palabra o por escrito, o con otros signos suficientes de la voluntad, para que las utilice a la hora de distinguir lo que está bien y lo que no está bien, es decir, lo que es contrario y lo que no es contrario a la regla.

Con ello, el Estado se convierte en la fuente no solo de las leyes positivas, sino también de la legitimidad de estas. Aunque la ley civil proviene lógicamente de la ley natural, esta última no obliga, sino que es un conjunto de disposiciones que pasan a tener que observarse junto con otras nuevas cuando se constituye la ley civil. Hobbes considera que “no son específicamente diferentes, sino partes diferentes de la ley” que, ahora sí, tienen al Leviatán para garantizar su cumplimiento.

 

El modelo liberal: John Locke (1632 – 1704)

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John Locke

El pensamiento político de John Locke se encuentra desarrollado en las Cartas sobre la tolerancia y en los Tratados sobre el gobierno civil, especialmente en el segundo. Las primeras suponen un alegato en favor de la democracia, y en los últimos Locke intenta fundamentar filosófica y políticamente el Estado, buscando su legitimidad en su origen. Expone, además, los postulados básicos del liberalismo.

Como ya hemos visto, según Locke, el estado de naturaleza se caracteriza por la libertad e igualdad de todos los hombres. Esto es así porque existe una ley moral natural, reflejo de Dios y sus derechos, que se impone sobre todos hombres en ausencia de Estado y legislación positiva. De entre los derechos y deberes naturales, Locke destaca el derecho a la propia conservación, a defender la vida, a la libertad y a la propiedad privada. Respecto a este último, Locke argumenta que, puesto que el hombre tiene el derecho y el deber a la propia conservación (lo cual resulta obvio), también ha de tener derecho a poseer las cosas necesarias para ese fin. Esa es la razón por la que el derecho a la propiedad privada sería un derecho natural.

Pero, en la práctica, ¿cómo se aplica ese derecho? Para Locke, lo que nos da el título de propiedad sobre algo es el trabajo que sobre esa cosa hemos dedicado. En el principio de los tiempos, Dios no ha dividido la tierra ni distribuido sus riquezas, sino que esta pertenece por igual a todas las criaturas. Pero la razón nos enseña, defiende Locke, que la existencia de la propiedad privada está de acuerdo con la voluntad de Dios, ya que aquello que el hombre obtiene mediante su trabajo (de ese dominio común natural: la tierra) le pertenece tanto como su propio trabajo. Según esta interpretación, el trabajo constituye tanto la fuente de apropiación de bienes como su límite, ya que solo aquellos bienes sobre los que el hombre ha invertido su propio trabajo le pertenecen. Por otra parte, Locke también admite el derecho a heredar la propiedad, basándose en que la familia es una «sociedad natural», cuyos miembros ya nacen con el derecho a la herencia.

También hemos visto que Locke defiende la idea del pacto social y la constitución de una sociedad organizada como la manera más efectiva de preservar esos derechos y libertades naturales. Según Locke, la constitución de una sociedad civil supone renunciar a ciertos derechos, pero conlleva beneficios entre los que destacan:

  • Los hombres disponen de una ley escrita que define la ley natural, evitando controversias sobre ella.

  • Se establece un sistema judicial que goza del reconocimiento general y evita arbitrariedades.

  • Se crea un poder capaz de castigar crímenes y de obligar a ejecutar las sentencias.

Además hay que subrayar que, para Locke, la sociedad civil y el gobierno se basan en el consentimiento. Es decir, nadie puede ser sacado del estado de naturaleza y ser sometido al poder político sin su consentimiento. En definitiva, mediante el contrato social, el hombre renuncia a sus poderes legislativos y ejecutivos en favor de la sociedad, pero con ello no renuncia a su libertad. Aunque con el pacto esta se vea algo restringida, eso tiene como objeto, precisamente, disfrutar con más seguridad de esa libertad.

Respecto a la organización del Estado, Locke defiende la división de poderes para evitar el abuso característico de los gobernantes del Antiguo Régimen. La división de poderes se estructura como sigue:

  1. El poder legislativo constituye el poder supremo en sentido estricto, pero no es un poder absoluto, puesto que tiene que responder de la confianza puesta en él y respetar la ley moral natural. Le corresponde a una asamblea elegida democráticamente.

  2. El poder ejecutivo es el encargado de realizar los mandatos del legislativo. El poder judicial del que hablará más tarde Montesquieu no sería un poder independiente, sino una parte del ejecutivo.

  3. El poder federativo está encargado de la seguridad del Estado y de las relaciones con el exterior.

Locke prevé las diferentes razones o causas por las que un gobierno puede disolverse:

  • Disolución por causas externas: cuando la sociedad que gobierna no pueda perdurar al ser conquistado el Estado por un Estado enemigo.

  • Por causas internas:

    1. Siempre que el legislativo sea modificado arbitrariamente o sometido a un poder absoluto que le impida actuar libremente.

    2. Si el que detenta el poder ejecutivo es incapaz de poner en vigor las leyes.

    3. Si el ejecutivo o el legislativo obran contrariamente al mandato encomendado.

 

El modelo marxista: Karl Marx (1818 – 1883)

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Karl Marx

El pensamiento político de Karl Marx parte de su concepción Ilustrada del ser humano. El llamado «humanismo» marxista tiene un triple significado:

1) en tanto critica la alienación y cosificación del hombre, el humanismo marxista defiende la libertad, racionalidad y personeidad del hombre (ideal racionalista-ilustrado del hombre);

2) en tanto niega la existencia de un ser superior (Dios), defiende la primacía, suficiencia y autonomía del hombre en su autorrealización;

3) en tanto considera al hombre como el sujeto de la Historia, el hombre se convierte en el principio explicativo de la teoría de la Historia.

Pero Marx advierte que esta idea del ser humano está amenazada por la alienación. El concepto de alienación proviene de Hegel, aunque en sentido general hace referencia al estado en el cual una realidad se halla fuera de sí (enajenación) en contraposición al ser en sí (estado de libertad). Para Marx, la alienación fundamental que sufre el ser humano en el sistema productivo capitalista es la económica [desde la teoría del valor trabajo (objetivo) de Adam Smith contra el valor subjetivo para determinar los precios de las cosas]:

  • el objeto o producto del trabajo del hombre se presenta como algo extraño, independiente del productor o trabajador, pues no le pertenece a él, sino al capitalista.

    • con ello, lo alienado no es sólo el producto, sino también el productor, ya que éste consiste en su acción productiva.

      • la acción productiva pasa a pertenecer al objeto y no al trabajador, por lo que éste es desposeído, se pierde a sí mismo, es negado, es enajenado, convirtiéndose en mercancía, deshumanizándose.

  • tal alienación es una circunstancia histórica producto de la estructura socioeconómica o modo de producción actual (capitalista).

Según Marx, la alienación económica promueve otras formas de alienación:

  • alienación social: división de la sociedad en clases [propietarios de los medios de producción vs. obreros].

  • alienación política: división entre sociedad civil y Estado.

y, derivadas de las anteriores:

  • alienación religiosa: mantiene la estructura socioeconómica valorando la resignación, justificando trascendentemente la injusticia social y buscando compensación en un más allá.

  • alienación filosófica: sólo interpreta teóricamente la realidad y, además, falsamente.

estas dos últimas alienaciones segregan un conjunto de representaciones ideológicas que tienden a justificar y ocultar la situación real.

Pero ¿qué son las representaciones ideológicas? Aunque el concepto de ideología es antiguo y común en la actualidad, en la filosofía marxista tiene un significado muy concreto. Se basa en tres tesis fundamentales:

  1. lo que piensan los hombres es un producto de la sociedad en que viven.

  2. la ideología es un conjunto de ideas falsas y falsificadoras de la realidad y de las condiciones en que se desarrolla la vida de los hombres.

  3. los contenidos ideológicos no tienen realidad propia, por lo que no tienen historia ni desarrollo propios.

Por todo ello, según Marx, es necesario ejercer una crítica de la conciencia ideológica para alumbrar un cuerpo teórico sobre las estructuras y leyes de la sociedad y de la Historia. Por lo tanto, el conocimiento de la situación de conciencia ideologizada y de existencia alienada es condición necesaria para acabar con la ideología y la alienación. Esto llevará a Marx a ejercer no solo una crítica teórica, sino también una crítica práctica.

Su crítica práctica la desarrolla desde la constitución de la Primera Internacional de los trabajadores (PIT), fundada en Londres en 1864, en la que participó junto a su colega Friedrich Engels (1820-1895). Su crítica teórica la desarrolla fundamentalmente en sus obras El capitalEl manifiesto comunista. En esas obras concibe una nueva ciencia de la historia desde los conceptos clave de «dialéctica» y «materialismo». Según el concepto marxista de «dialéctica», la realidad es un proceso, una totalidad dinámica de elementos interrelacionados. Contra la dialéctica de Hegel (idealista), la de Marx es materialista. Marx entiende que la naturaleza no es un producto de algo previo (Razón, Espíritu), sino que es originaria e inmediata. La dialéctica tiene 3 pasos:

  1. se parte de una totalidad material (v. gr. la sociedad de clases): tesis

  2. tal totalidad encierra un carácter negativo o contradictorio de lo real, una contradicción material (no lógica, racional): antítesis

  3. la superación de la contradicción consiste en negarla, transformando la estructura y el orden real contradictorio en uno nuevo: síntesis

Por otro lado, desde el concepto marxista de «materialismo» se entiende que la naturaleza y el hombre están dialécticamente relacionados y la realidad consistiría en el proceso dialéctico real de producción, es decir, el trabajo o acción productiva (transformadora) del hombre en y con la naturaleza. Por lo tanto, la ciencia de la Historia que propone Marx trataría de cómo la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan recíprocamente.

Según la ciencia de la Historia de Marx, esto es, el «materialismo dialéctico o histórico», la Historia se reduce en último término a la sucesión de los diferentes modos de producción, al proceso real de producción de cada época. Marx introduce una serie de conceptos fundamentales del proceso real de producción:

    • fuerzas productivas: capacidad de producción o trabajo real de los hombres.
    • relaciones de producción: relaciones entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en un proceso de producción determinado.

    • estructura económica o infraestructura: el fundamento y aquello que condiciona todo el proceso de producción, incluyendo a la ideología o sobreestructura.

      • está constituida por las fuerzas productivas y las relaciones de producción.

    • superestructura o sobreestructura: conjunto de representaciones o ideas que configuran la conciencia (religión y filosofía) así como las estructuras jurídicas y políticas de las que se sirve la infraestructura.

    • modo de producción: totalidad social global (tanto la estructura económica como la política e ideológica).

    • revolución social: destrucción y transformación de unas determinadas relaciones de producción con la consiguiente subversión de la superestructura.

       modo produccion capitalista

Finalmente cabe destacar una serie de tesis fundamentales de la concepción materialista de la Historia de Marx:

  • la Historia consiste en el proceso real de la producción material de la vida.

  • el motor de la Historia es la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción: la lucha de clases.

    • la Historia se dirige a la desaparición de las clases y la instauración del comunismo.

      • tal marcha de la Historia necesita de la acción del proletariado.

      • se pondrá fin a las alienaciones, permitiendo la realización total del hombre.

Práctica

 

1.- Vea el siguiente vídeo y responda a  cuestionario.

2.- Vea el siguiente vídeo y responda a este cuestionario.

3.- Lea atentamente estos textos y responda a las preguntas:

Surge de aquí un dilema, a saber: si es mejor ser amado que temido o al contrario. Al que se responde que lo mejor sería una y otra cosa a un mismo tiempo, pero que al ser difíciles de conciliar, es mucho más seguro ser temido que amado cuando se haya de prescindir de una de las dos. Porque de los hombres cabe en general decir que son ingratos, volubles, falsos, cobardes y codiciosos; y que mientras los tratas bien son todo tuyos, te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, como antes dije, mas siempre y cuando no los necesites; pero cuando es así, se dan media vuelta. Entonces, el príncipe que ha dado crédito a sus palabras, omitiendo ulteriores preparativos, se hunde; porque las lealtades que se obtienen por un precio, y no por grandeza y nobleza de ánimo, se compran pero no se tienen, y cuando llega el momento se las puede gastar. Y los hombres tienen menos miramientos para perjudicar a quien se hace amar que a quien se hace temer, porque el amor se mantiene merced al vínculo de la obligación, que la mezquindad de los hombres rompe siempre que está en juego la propia utilidad, en tanto al temor lo mantiene el miedo al castigo, del que nunca te logras desprender. No obstante, debe un príncipe hacerse temer de manera que, si no obtiene amor, consiga rehuir el odio, por resultar enteramente compatible el ser temido con el no ser odiado; cosa esa que conseguirá cuando se quede al margen de los bienes de sus ciudadanos y súbditos, y de sus mujeres. Y aun si le fuere necesario proceder a ejecutar a alguien, siempre que haya justificación suficiente y causa manifiesta para hacerlo. Mas por encima de todo, debe abstenerse de los bienes ajenos, pues los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio. Por lo demás, los motivos para arrebatar los bienes nunca dejan de estar presentes, y quien empieza a vivir de la rapiña, siempre hallará motivo para apoderarse de lo de los otros; en cambio, los motivos para matar son siempre más raros, y faltan con mayor facilidad.

Maquiavelo, N. (2011). El príncipe. Maquiavelo. Obra selecta, Gredos, p. 56. 

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

La Naturaleza (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) está imitada de tal modo, como en otras muchas cosas, por el arte del hombre, que éste puede crear un animal artificial. Y siendo la vida un movimiento de miembros cuya iniciación se halla en alguna parte principal de los mismos ¿por qué no podríamos decir que todos los autómatas (artefactos que se mueven a sí mismos por medio de resortes y ruedas como lo hace un reloj) tienen una vida artificial? ¿Qué es en realidad el corazón sino un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que dan movimiento al cuerpo entero tal como el Artífice se lo propuso? El arte va aún más lejos, imitando esta obra racional, que es la más excelsa de la Naturaleza: el hombre. En efecto: gracias al arte se crea ese gran Leviatán que llamamos república o Estado (en latín civitas) que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para cuya protección y defensa fue instituido; y en el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero; los magistrados y otros funcionarios de la judicatura y del poder ejecutivo, nexos artificiales; la recompensa y el castigo (mediante los cuales cada nexo y cada miembro vinculado a la sede de la soberanía es inducido a ejecutar su deber) son los nervios que hacen lo mismo en el cuerpo natural; la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su potencia; la salus populi (la salvación del pueblo) son sus negocios; los consejeros, que informan sobre cuantas cosas precisa conocer, son la memoria; la equidad y las leyes, una razón y una voluntad artificiales; la concordia, es la salud; la sedición, la enfermedad; la guerra civil, la muerte. Por último, los convenios mediante los cuales las partes de este cuerpo político se crean, combinan y unen entre sí, aseméjanse a aquel fiat, o hagamos al hombre, pronunciado por Dios en la Creación.

Hobbes, T. (1980). Leviatán o la materia de forma y poder de un república eclesiástica y civil. FCE, p. 3.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Nosotros partimos de un hecho económico, actual. El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuanto más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general.

Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la Economía política como la desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación.

Hasta tal punto aparece la realización del trabajo como desrealización del trabajador, que éste es desrealizado hasta llegar a la muerte por inanición. La objetivación aparece hasta tal punto como pérdida del objeto, que el trabajador se ve privado de los objetos más necesarios no sólo para la vida, sino incluso para el trabajo. Es más, el trabajo mismo se convierte en un objeto del que el trabajador sólo puede apoderarse con el mayor esfuerzo y las más extraordinarias interrupciones. La apropiación del objeto aparece en tal medida como extrañamiento, que cuantos más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto más sujeto queda a la dominación de su producto, es decir, del capital.

Marx, K. (1986). Manuscritos: Economía y filosofía, Alianza, p. 105.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Artículo

 

6. ¿Cómo escribir el Desarrollo del artículo?

Se pueden distinguir tres fases o pasos en la redacción del desarrollo de un artículo: la producción, la edición y la revisión.

La producción

En la producción se trata de poner por escrito todas las ideas referentes a cada apartado que queramos expresar, es decir, el contenido de nuestro pensamiento.

  • No hay que prestar atención a la corrección sintáctica ni ortográfica.
  • Se deben escribir unas 10 o 15 frases, no importa de qué tamaño.
  • Hay que seguir el orden lógico que tengamos en la cabeza. Luego habrá tiempo para reordenarlas.
  • Se pueden ir usando las notas de las fuentes consultadas, incluso introduciendo citas.

La edición

En la edición se trata de prestar atención a la forma de expresión de las ideas que ya hemos expuesto para hacerlas más claras y accesibles posible a nuestros lectores.

  • Hay que tener en cuenta que cada párrafo contiene un pequeño tema y cada frase u oración, una idea.
  • Hay que tener en cuenta que los párrafos también tienen una estructura interna:
    • Introducción:
      • en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
        • oponer una idea con la vista en el párrafo anterior
        • ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior
        • sacar una conclusión
        • deducir algo del párrafo anterior
        • profundizar en un aspecto del párrafo anterior
        • generalizar una idea del párrafo anterior
        • exponer la siguiente idea de una enumeración.
    • Desarrollo:
      • en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
        • hay que exponer los pros y los contras de cada argumento
        • los argumentos deben seguir una secuencia lógica.
      • Hay que tratar de explicar completamente todas nuestras ideas, sin dar nada por supuesto o entendido
      • hay que utilizar la primera persona del singular para expresar las propias ideas y la tercera persona para las ideas de otros autores.
      • hay que tratar de que la prosa sea clara, fluida y precisa:
        • es conveniente hacer frases cortas y simples (sujeto, verbo y predicado).
        • es conveniente evitar la concatenación de conjunciones, coordinaciones y subordinaciones.
        • es conveniente evitar las frases hechas.
        • respecto a la precisión:
          • hay que buscar las palabras exactas.
          • no hay que hacer oraciones imprecisas o vagas.
          • no hay que aportar datos sin especificar la fuente.
          • no se puede utilizar fuentes sin referenciar.
      • Hay que buscar la concisión y brevedad.
        • Es decir, hay que ir al grano y no contar cosas que no vienen a cuento o repetir varias veces de forma diferente lo ya dicho.
    • Conclusión:
      • al final de cada párrafo hay que hacer un breve resumen de lo argumentado en ese párrafo y exponer la conclusión a la que se ha llegado.
  • Una vez tengamos todos los párrafos escritos, hay que organizarlos de manera lógica. Es muy importante decidir la secuencia lógica de los párrafos para expresar claramente los argumentos que se quieren defender.

La revisión

Al revisar nuestro artículo tenemos que prestar atención a todos los posibles errores o desajustes que se nos hayan podido pasar por alto.

  • Hay que mirar de nuevo el orden tanto de las ideas como de los párrafos a través de los cuales exponemos nuestros argumentos.
  • Hay que fijarse en que:
    • no haya citas en la introducción ni en la conclusión del artículo
    • que no haya citas al final de ningún párrafo
    • que no haya citas sin referenciar o explicar
      • que nuestra interpretación sea fiel a lo que dicen los autores citados.
  • Hay que revisar la redacción en sus aspectos gramaticales y ortográficos.
  • Finalmente hay que preguntarse si en el artículo realmente se demuestra lo que se pretendía.

 

7. ¿Cómo escribir la Conclusión del artículo?

La Conclusión de un artículo filosófico sirve para mostrar de qué manera los argumentos que se han dado en el Desarrollo demuestran la tesis que hemos aventurado en la Introducción. Para ello es preciso recoger las conclusiones parciales a las que se ha llegado en cada párrafo y en cada apartado.

 

8. ¿Cuáles son los últimos pasos a dar antes de enviar nuestro artículo?

Antes de enviar el artículo a una revista debemos hacer otras dos cosas:

1. Redactar las partes del artículo que nos quedan:

    • Título: tiene que ser breve y lo suficientemente explicativo del tema que se va a tratar.
    • Resumen o abstract: expresar en pocas líneas el tema del artículo, qué se va a defender en él y de qué manera, utilizando qué recursos o fuentes.
    • Elegir las palabras clave: el conjunto de palabras que aparecen en nuestro artículo y que permitirían identificarlo y distinguirlo de los demás.
    • Referenciar bibliográficamente todas las fuentes que hemos utilizado para escribir nuestro artículo.
      • Hay que seguir las normas de citación y referenciación que nos diga la revista.

2. Formatear el artículo según los requisitos que haya indicado la revista:

    • Revisar el número de palabras (entre 2000 y 2500 en este caso).
    • Tipo y cuerpo de letra (por ejemplo Times New Roman 12 o Arial 11)
    • Tipo de interlineado (1,5 o doble)
    • Márgenes (por ejemplo, 2,5 cms a los lados y arriba y abajo)

Recursos

 

Bibliografía:

  • Abbagnano, N. (1994). Historia de la filosofía. Vol 2. Barcelona: Hora.
  • Camps, V. (2001). Introducción a la filosofía política. Barcelona: Crítica.
  • Copleston, F. C. (1993). Historia de la filosofía V. Barcelona: Ariel.
  • Copleston, F. C. (1993). Historia de la filosofía VI. Barcelona: Ariel.
  • Duque, F. (1998). Historia de la filosofía moderna. La era de la crítica. Tres cantos. Madrid: Akal.
  • Honderich, T. & García, T. C. (2001). Enciclopedia Oxford de filosofía.
  • Hottois, G. & Galmarini, M. A. (1999). Historia de la filosofía del Renacimiento a la posmodernidad. Madrid: Cátedra.
  • Kenny, A. (2005). Breve historia de la filosofía occidental: Paidós.
  • Maquiavelo, N. (2011). El príncipe. Maquiavelo. Obra selecta, Gredos.
  • Martínez Marzoa, F. (2003). Historia de la filosofia vol. 2: Istmo.
  • Marx, K. (1986). Manuscritos: Economía y filosofía, Alianza.
  • Marx, K. (2012). Textos selectos. Gredos.
  • Reale, G. & Antiseri, D. (1995). Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo II. Barcelona: Herder.
  • Russell, B., Gómez, . S. J., Dorta, A., & Mosterín, J. (2004). Historia de la filosofía occidental. Pozuelo de Alarcón (Madrid): Espasa-Calpe.
  • Sabine, G. H. (1979). Historia de la teoría política. Madrid: FCE.
  • Sánchez, M. D. (2001). Teoría del conocimiento. Madrid: Dykinson.
  • Sanz, S. V. (2005). De Descartes a Kant. Barañáin. Navarra: Eunsa.
  • Scruton, R. (1999). Filosofía moderna. Una introducción sinóptica: Cuatro vientos.
  • Störig, H. J. (2012). Historia universal de la filosofía. Madrid: Tecnos.

 

Vídeos:

Argumentación

 

Posibles cuestiones del examen argumentativo:

1.- ¿Solo una buena persona puede ejercer un buen gobierno?

2.- ¿Tiene la economía verdadera influencia sobre la política?

 

Elementos del texto argumentativo

  • Interpretación y contextualización de la cuestión
    • Maneras de entender o interpretar la pregunta. ¿A qué se refiere la pregunta? Algunos de los conceptos que aparecen en ella se pueden interpretar de diferentes maneras, por lo que se puede referir a muchas cosas. Así que hay que interpretarla, concretarla. En este punto hay que señalar los conceptos que admiten más de una interpretación y escribir cómo se reformularía la pregunta inicial dándole cada una de esas interpretaciones.
    • Implicaciones de tal o cual interpretación de la pregunta. De cada una de las interpretaciones que hemos dado de la pregunta inicial hay que decir qué consecuencias tendría planteárnoslas. Es decir, para qué serviría responder a cada una de esas interpretaciones.
    • Relevancia o importancia de tal o cual interpretación. Hay que decir cuál de las interpretaciones que se han dado de la pregunta inicial sería más interesante o importante, diciendo por qué. Y también por qué las otras no son tan relevantes y por qué.
    • Elección de una interpretación de la pregunta a la que dar respuesta. Aquí hay que decir que se elige dar respuesta a la interpretación que antes se ha dicho que es la más importante. Si se elige otra, sería incoherente, por lo que restaría puntos.
    • Problemas u otras cuestiones asociadas a la interpretación elegida. La interpretación que se ha elegido como la más importante da lugar a otras preguntas relacionadas con ella. Aquí hay que escribir alguna de esas otras preguntas.
  • Tesis (respuesta tentativa a la pregunta)
    • Postura que se va a defender en la disertación. Es decir, aquí hay que responder en una frase clara y concisa a la interpretación que se ha elegido.
  • Argumentos a favor de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que apoyen, sustenten, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Argumentos en contra de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que refuten, nieguen, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Valoración comentada de la potencia e importancia de los argumentos para apoyar o refutar la tesis. Aquí hay que decir qué tipo de argumentos, los a favor de la tesis o los en contra de la tesis, tienen más peso, son más razonables, argumentando por qué.
  • Conclusión
    • Explicación de si se reafirma en la tesis o se cambia de postura. Es decir, hay que explicitar si, dada la valoración hecha antes, se sigue estando de acuerdo con la tesis o si se ha cambiado de opinión porque han resultado más convincentes los argumentos en contra.
    • Consecuencias o implicaciones para el mundo actual de la postura adoptada. Aquí hay que decir qué pasaría o debería pasar en el mundo si es correcta la conclusión final a la que se ha llegado.

 

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