La pasión por el conocimiento
Teoría
EL SURGIMIENTO DE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO
Aunque se trata de un problema connatural al ser humano, fue desde el nacimiento de los primeros Estados modernos que el problema de la justificación de sus gobernantes se volvió realmente importante para los pensadores e intelectuales. En la Antigüedad y en la Edad Media, tal justificación descansaba generalmente en el poder religioso, que dotaba de legitimidad a los reyes aduciendo que gozaban del favor de un dios. Pero en la Edad Moderna, esa fuente de legitimidad fue crecientemente cuestionada, por lo que algunos autores vieron la necesidad de encontrar otra. Fue entonces cuando nació el contractualismo, que es una teoría política según la cual la sociedad y el Estado surgieron como producto de un pacto social que pone punto y final a una hipotética etapa presocial llamada «estado de naturaleza».
El primer gran teórico del contractualismo fue el inglés Thomas Hobbes como respuesta a la Guerra civil inglesa (1642-1646; 1648-1649; 1649-1651), en la que se enfrentaron los partidarios del rey Carlos I frente a los republicanos comandados por Oliver Cromwell. Este conflicto lo vivió Hobbes en París, donde escribió su obra más famosa, Leviatán. En ella busca legitimar un poder absoluto del gobernante no en el poder religioso, sino en la necesidad de que este mantenga la paz a toda costa, ya que, en ausencia de un gobernante, en una hipotética época presocial que Hobbes llama «estado de naturaleza», el ser humano estaría en una constante guerra de todos contra todos y, por lo tanto, condenado a una vida «solitaria, pobre, desgraciada, brutal y corta». Así, mediante un pacto social, entiende Hobbes que los seres humanos habrían dado todo su poder y libertad a uno solo, al Leviatán, para que mantuviese la paz por cualquier medio que fuera necesario. El gobierno constituido por el Leviatán crearía las leyes que considerase convenientes, aún con la máxima violencia y crueldad, para evitar todo conflicto entre sus súbditos. Leyes que él no se aplicaría a sí mismo para mantener la estabilidad.
La postura de John Locke sobre la legitimidad de los gobernantes tiene más en cuenta los derechos de los ciudadanos, pues la estructura sociopolítica que desea justificar no tiene como problema principal la guerra entre sus convecinos, sino la promoción y prosperidad del comercio. Por eso, Locke argumenta que en ese supuesto «estado de naturaleza», los seres humanos ya nacen con determinados derechos naturales, es decir, con derechos que ya tenemos por el mero hecho de nacer como humanos, como, por ejemplo, el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada. Pero, según Locke, en el «estado de naturaleza» carecemos de los medios indispensables para proteger tales derechos, por lo que es necesario un pacto social que instaure una estructura sociopolítica que los cristalice en leyes, forme a jueces justos que las hagan cumplir y haya policía que castigue a quienes no las cumplen. Por lo tanto, para Locke, toda estructura política está legitimada en la medida en que cumple con su cometido, de manera que, si no lo hace, los ciudadanos tienen todo el derecho a rebelarse contra ella.
Jean-Jacques Rousseau fue el último gran contractualista moderno, tema al que dedica su gran obra El contrato social. Al contrario que Hobbes, para Rousseau, el ser humano en el «estado de naturaleza» se caracteriza por ser bueno y pacífico. Sería la sociedad la que instauraría la propiedad privada, la envidia, el egoísmo, la desigualdad y la guerra entre los hombres. El pensamiento de Rousseau está teñido por la nostalgia de ese supuesto «estado de naturaleza» que él asemeja a las sociedades primitivas de cazadores recolectores y a los niños salvajes (Marie-Angélique Memmie Le Blanc y Víctor de Aveyron) que se descubren en su época y que alimentaron el mito del buen salvaje. No obstante, ante la imposibilidad de retroceder en el desarrollo humano, Rousseau defiende que debemos reformar nuestras sociedades para hacerlas más naturales, más acogedoras para la naturaleza humana, lo cual solo puede hacerse a través de la educación de los más jóvenes. A ese propósito dedica una de sus obras más famosas, el Emilio o De la educación.
Práctica
Investigación
Pasos para escribir un artículo filosófico (IV)
6. ¿Cómo escribir el Desarrollo del artículo?
Se pueden distinguir tres fases o pasos en la redacción del desarrollo de un artículo: la producción, la edición y la revisión.
La producción
En la producción se trata de poner por escrito todas las ideas referentes a cada apartado que queramos expresar, es decir, el contenido de nuestro pensamiento.
- No hay que prestar atención a la corrección sintáctica ni ortográfica.
- Se deben escribir unas 10 o 15 frases, no importa de qué tamaño.
- Hay que seguir el orden lógico que tengamos en la cabeza. Luego habrá tiempo para reordenarlas.
- Se pueden ir usando las notas de las fuentes consultadas, incluso introduciendo citas.
La edición
En la edición se trata de prestar atención a la forma de expresión de las ideas que ya hemos expuesto para hacerlas más claras y accesibles posible a nuestros lectores.
- Hay que tener en cuenta que cada párrafo contiene un pequeño tema y cada frase u oración, una idea.
- Hay que tener en cuenta que los párrafos también tienen una estructura interna:
- Introducción:
- en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
- oponer una idea con la vista en el párrafo anterior
- ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior
- sacar una conclusión
- deducir algo del párrafo anterior
- profundizar en un aspecto del párrafo anterior
- generalizar una idea del párrafo anterior
- exponer la siguiente idea de una enumeración.
- en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
- Desarrollo:
- en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
- hay que exponer los pros y los contras de cada argumento
- los argumentos deben seguir una secuencia lógica.
- Hay que tratar de explicar completamente todas nuestras ideas, sin dar nada por supuesto o entendido
- hay que utilizar la primera persona del singular para expresar las propias ideas y la tercera persona para las ideas de otros autores.
- hay que tratar de que la prosa sea clara, fluida y precisa:
- es conveniente hacer frases cortas y simples (sujeto, verbo y predicado).
- es conveniente evitar la concatenación de conjunciones, coordinaciones y subordinaciones.
- es conveniente evitar las frases hechas.
- respecto a la precisión:
- hay que buscar las palabras exactas.
- no hay que hacer oraciones imprecisas o vagas.
- no hay que aportar datos sin especificar la fuente.
- no se puede utilizar fuentes sin referenciar.
- Hay que buscar la concisión y brevedad.
- Es decir, hay que ir al grano y no contar cosas que no vienen a cuento o repetir varias veces de forma diferente lo ya dicho.
- en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
- Conclusión:
- al final de cada párrafo hay que hacer un breve resumen de lo argumentado en ese párrafo y exponer la conclusión a la que se ha llegado.
- Introducción:
- Una vez tengamos todos los párrafos escritos, hay que organizarlos de manera lógica. Es muy importante decidir la secuencia lógica de los párrafos para expresar claramente los argumentos que se quieren defender.
La revisión
Al revisar nuestro artículo tenemos que prestar atención a todos los posibles errores o desajustes que se nos hayan podido pasar por alto.
- Hay que mirar de nuevo el orden tanto de las ideas como de los párrafos a través de los cuales exponemos nuestros argumentos.
- Hay que fijarse en que:
- no haya citas en la introducción ni en la conclusión del artículo
- que no haya citas al final de ningún párrafo
- que no haya citas sin referenciar o explicar
- que nuestra interpretación sea fiel a lo que dicen los autores citados.
- Hay que revisar la redacción en sus aspectos gramaticales y ortográficos.
- Finalmente hay que preguntarse si en el artículo realmente se demuestra lo que se pretendía.
1. Comience a escribir el Desarrollo del artículo.
Marcadores textuales
|
|
Enumerar y clasificar la información
Primero / En primer lugar
Segundo / En segundo lugar
Por un lado / Por otro lado
Para empezar / Empecemos
Para continuar / Continuemos
|
Explicación
Mejor dicho
Es decir
Esto es
En otras palabras
|
Causa
Porque
A causa de
Dado que
Debido a
Por esa razón
Ya que
Puesto que
|
Consecuencia
Por eso
Por consiguiente
Por lo tanto
En consecuencia
|
Expresar oposición o contraste
Pero
Sin embargo
No obstante
Por otra parte / Por otro lado
A pesar de
Aunque
En cambio
A diferencia de
Mientras que
Por el contrario
|
Añadir información
Además
Incluso
También
Asimismo
Entonces
A continuación
Cabe agregar [añadir] que
Y no olvidemos que
No solo eso, sino que también
|
Para cerrar el párrafo
En resumen
En suma
Finalmente
En último lugar
En conclusión
|
Para concluir el párrafo
Para concluir
Por fin
Por todo ello
Por último
Como conclusión
|
7. ¿Cómo escribir la Conclusión del artículo?
La Conclusión de un artículo filosófico sirve para mostrar de qué manera los argumentos que se han dado en el Desarrollo demuestran la tesis que hemos aventurado en la Introducción. Para ello es preciso recoger las conclusiones parciales a las que se ha llegado en cada párrafo y en cada apartado.
1. Comience a escribir la Conclusión del artículo.
8. ¿Cuáles son los últimos pasos a dar antes de enviar nuestro artículo?
Antes de enviar el artículo a la revista debemos hacer otras dos cosas:
1. Redactar las partes del artículo que nos quedan:
-
- Título: tiene que ser breve y lo suficientemente explicativo del tema que se va a tratar.
- Resumen o abstract: expresar en pocas líneas el tema del artículo, qué se va a defender en él y de qué manera, utilizando qué recursos o fuentes.
- Elegir las palabras clave: el conjunto de palabras que aparecen en nuestro artículo y que permitirían identificarlo y distinguirlo de los demás.
- Referenciar bibliográficamente todas las fuentes que hemos utilizado para escribir nuestro artículo.
- Hay que seguir las normas de citación y referenciación que nos diga la revista.
2. Formatear el artículo según los requisitos que haya indicado la revista:
-
- Revisar el número de palabras (entre 2000 y 2500 en este caso).
- Tipo y cuerpo de letra (por ejemplo Times New Roman 12 o Arial 11)
- Tipo de interlineado (1,5 o doble)
- Márgenes (por ejemplo, 2,5 cms a los lados y arriba y abajo)
Bibliografía
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- Copleston, F. C. (1993). Historia de la filosofía VI. Barcelona: Ariel.
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- Scruton, R. (1999). Filosofía moderna. Una introducción sinóptica: Cuatro vientos.
- Störig, H. J. (2012). Historia universal de la filosofía. Madrid: Tecnos.