El desencantamiento del mundo
Teoría
LA REFLEXIÓN CONTEMPORÁNEA SOBRE EL SER HUMANO
Desde la Antigüedad Clásica, Occidente ha ido sufriendo un proceso paulatino de secularización a lo largo de la historia hasta nuestros días. Es decir, de las concepciones animistas originarias se ha ido pasando a una visión menos personal, mítica o religiosa, marcada profundamente por el pensamiento racional, filosófico y científico, con la que se considera el mundo cada vez más muerto, frío e impersonal. El primer golpe secularizador tuvo lugar en las primeras polis griegas, donde el contacto con otras culturas asiáticas y el desarrollo del comercio provocó el descrédito del politeísmo primitivo y el origen de un nuevo tipo de pensamiento que permitiera explicar los eventos del universo: la filosofía. Con la caída del Imperio romano y el auge del cristianismo se abre una nueva etapa teológica, pero ya no politeísta, sino monoteísta, constituyendo una religiosidad más racional o filosófica, también impulsada por la teología. El segundo gran golpe secularizador tiene su origen en la Revolución científica moderna, con figuras como el astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473-1543) quien, al defender el sistema heliocéntrico, abre la puerta a considerar la Tierra no como el centro privilegiado, sino como un planeta más perdido en la inmensidad del universo. Los avances secularizadores de esta época cristalizan con la Ilustración y las revoluciones liberales en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, donde florecen nuevos sistemas de gobierno ya no dependientes de una legitimación religiosa.
Es en este caldo de cultivo donde surge quizá el mayor golpe a la concepción antropocéntrica del universo con Charles Darwin y su Teoría de la evolución por selección natural. Esta teoría permite explicar el cambio de las distintas especies de seres vivos sin ninguna intervención divina o sobrenatural, sino en virtud de unos pocos procesos biológicos mecánicos, ciegos y no direccionales. Con ella se entiende que el ser humano ya no ocupa un lugar privilegiado en la creación y que su existencia es equiparable a la de cualquier otro ser vivo, sometida a las mismas leyes, sin ningún progreso ni finalidad última.
Edward Osborne Wilson fue un mirmecólogo estadounidense famoso por sus aportaciones en el campo de la biología evolucionista. En su obra Sociobiología, Wilson propone una nueva ciencia, con ese nombre, que sintetice la explicación de los mecanismos evolutivos que están detrás del comportamiento social, como el altruismo, la agresión, la elección de pareja y el cuidado parental de las crías. El objetivo fundamental de esta obra es completar la revolución darwiniana, colocando el pensamiento biológico en el centro de las ciencias sociales y las humanidades. En su obra Sobre la naturaleza humana aplica esa idea de manera más directa al ser humano, pues defiende que nuestra conducta tiene componentes biológicos que se pueden rastrear hasta hace unos 250.000 años, que es desde cuando tenemos, prácticamente, el mismo patrón genético. De hecho, según Wilson, nuestras manifestaciones sociales y culturales no son otra cosa que versiones hipertrofiadas de nuestras tendencias biológicas.
El británico Richard Dawkins sigue los pasos de Wilson en El gen egoísta: las bases biológicas de la conducta, donde destaca que la unidad evolutiva no es el individuo, como entendía Darwin, sino el gen. Y que, por lo tanto, solo los genes egoístas son los capaces de adaptarse al medio y pasar a la siguiente generación, construyendo sus avatares, los organismos. Es decir, por ejemplo, los seres humanos solo seríamos máquinas creadas por el conjunto de genes que nos conforman para poder sobrevivir y perpetuarse evolutivamente hablando. En este sentido, Dawkins responde a uno de los problemas fundamentales de Darwin y de Wilson, que no entendían los mecanismos biológicos que nos empujan a ser altruistas con nuestros familiares más cercanos. La respuesta de Dawkins es que solo existe el altruismo recíproco, que no sería más que una especie de egoísmo calculado y soterrado, incluso en el ámbito familiar, ya que, cuanto más cercana sea la relación de parentesco, más genes compartimos.
Antonio Damasio es un renombrado neurocientífico y filósofo que ha dedicado gran parte de su carrera a investigar la relación entre el cuerpo y la mente. En su obra El error de Descartes: emoción, razón y cerebro humano presenta su teoría sobre cómo las emociones y los sentimientos están relacionados con la toma de decisiones y el razonamiento. El autor cuestiona la visión cartesiana de la mente y el cuerpo como entidades separadas e independientes. Damasio sostiene que las emociones y los sentimientos no son obstáculos para el razonamiento, sino que son una parte integral del proceso. Según el autor, las emociones y los sentimientos son esenciales para la toma de decisiones racionales y que la falta de emociones puede llevar a una toma de decisiones deficiente. En La sensación de lo que ocurre: cuerpo y emoción en la construcción de la conciencia, Damasio profundiza en su teoría sobre cómo las emociones y los sentimientos están relacionados con la conciencia. El autor argumenta que la conciencia surge de los sentimientos generados por las emociones y el cuerpo. Según Damasio, la conciencia no es algo que simplemente surge en el cerebro, sino que es el resultado de la interacción entre el cerebro, el cuerpo y el mundo exterior. El autor defiende que los sentimientos son la base de nuestra conciencia y que son esenciales para nuestra capacidad de percibir y comprender el mundo que nos rodea. Finalmente, en En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y los sentimientos, Damasio explora la teoría spinoziana de los afectos y su relación con las emociones y los sentimientos. El autor argumenta que los sentimientos son una parte fundamental de nuestra mente y que son esenciales para nuestra capacidad para percibir el mundo que nos rodea. Damasio defiende que los sentimientos nos permiten tener una experiencia completa y rica del mundo y que, sin ellos, nuestra percepción estaría incompleta.
TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD
Existen muchas teorías diferentes sobre la personalidad, cada una con su propia perspectiva única sobre cómo se desarrolla y se muestra la personalidad.
La Teoría psicodinámica, creada por Sigmund Freud, sostiene que la personalidad se compone de tres partes: el ello, el yo y el superyó. El ello representa nuestros impulsos y deseos inconscientes, mientras que el yo representa nuestra parte consciente y racional, y el superyó representa nuestra conciencia moral. Según Freud, la personalidad se forma a través de la interacción de estas tres partes.
La Teoría humanista, creada por Abraham Maslow y Carl Rogers, afirma que la personalidad se desarrolla a través de la búsqueda de la autorrealización y el desarrollo de nuestro potencial. Esta teoría sostiene que todas las personas tienen un impulso innato hacia el crecimiento y el desarrollo personal, y que este impulso se ve favorecido por un ambiente que brinda aceptación incondicional, empatía y autenticidad.
La Teoría de los rasgos, desarrollada por Gordon Allport y Raymond Cattell, propone que la personalidad se compone de un conjunto de rasgos estables que determinan cómo una persona se comporta en diferentes situaciones. Estos rasgos son relativamente estables a lo largo del tiempo y se pueden medir mediante pruebas de personalidad.
La Teoría cognitivo-conductual sugiere que la personalidad está formada por patrones de pensamiento y comportamiento que se aprenden a través de la interacción con el entorno. Según esta teoría, la personalidad puede cambiar a través del aprendizaje y la experiencia.
La Teoría del Aprendizaje Social de Albert Bandura sugiere que la personalidad se forma a través de la observación y la imitación de los comportamientos de otras personas en situaciones similares. Bandura también propuso el concepto de autoeficacia, que se refiere a la confianza que una persona tiene en su capacidad para realizar con éxito una tarea específica. Según esta teoría, la autoeficacia influye en cómo una persona se comporta y en cómo enfrenta los desafíos, ya que una mayor autoeficacia lleva a una mayor motivación y perseverancia en el logro de objetivos.
La Teoría del Temperamento sostiene que la personalidad es mayormente influenciada por factores biológicos y genéticos. Esta teoría sugiere que cada individuo nace con un temperamento distinto, que incide en cómo se responde a diversas situaciones. Se han identificado diferentes tipos de temperamento, tales como el fácil, difícil y lento para adaptarse. El temperamento, según esta teoría, es relativamente constante y puede afectar el desarrollo y comportamiento de una persona en distintas situaciones a lo largo del tiempo.
La Teoría del Constructivismo argumenta que el desarrollo de la personalidad surge a partir de la construcción activa de la realidad por parte de cada individuo. Se sostiene que las personas crean su propia percepción de la realidad a través de sus experiencias y percepciones, lo que influye en su comportamiento y visión del mundo. De acuerdo con esta teoría, se considera que las personas tienen un rol activo en la construcción de su personalidad, y que este proceso está influido por factores sociales y culturales.
Práctica
Investigación
Pasos para escribir un artículo filosófico (IV)
6. ¿Cómo escribir el Desarrollo del artículo?
Se pueden distinguir tres fases o pasos en la redacción del desarrollo de un artículo: la producción, la edición y la revisión.
La producción
En la producción se trata de poner por escrito todas las ideas referentes a cada apartado que queramos expresar, es decir, el contenido de nuestro pensamiento.
- No hay que prestar atención a la corrección sintáctica ni ortográfica.
- Se deben escribir unas 10 o 15 frases, no importa de qué tamaño.
- Hay que seguir el orden lógico que tengamos en la cabeza. Luego habrá tiempo para reordenarlas.
- Se pueden ir usando las notas de las fuentes consultadas, incluso introduciendo citas.
La edición
En la edición se trata de prestar atención a la forma de expresión de las ideas que ya hemos expuesto para hacerlas más claras y accesibles posible a nuestros lectores.
- Hay que tener en cuenta que cada párrafo contiene un pequeño tema y cada frase u oración, una idea.
- Hay que tener en cuenta que los párrafos también tienen una estructura interna:
- Introducción:
- en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
- oponer una idea con la vista en el párrafo anterior
- ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior
- sacar una conclusión
- deducir algo del párrafo anterior
- profundizar en un aspecto del párrafo anterior
- generalizar una idea del párrafo anterior
- exponer la siguiente idea de una enumeración.
- en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
- Desarrollo:
- en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
- hay que exponer los pros y los contras de cada argumento
- los argumentos deben seguir una secuencia lógica.
- Hay que tratar de explicar completamente todas nuestras ideas, sin dar nada por supuesto o entendido
- hay que utilizar la primera persona del singular para expresar las propias ideas y la tercera persona para las ideas de otros autores.
- hay que tratar de que la prosa sea clara, fluida y precisa:
- es conveniente hacer frases cortas y simples (sujeto, verbo y predicado).
- es conveniente evitar la concatenación de conjunciones, coordinaciones y subordinaciones.
- es conveniente evitar las frases hechas.
- respecto a la precisión:
- hay que buscar las palabras exactas.
- no hay que hacer oraciones imprecisas o vagas.
- no hay que aportar datos sin especificar la fuente.
- no se puede utilizar fuentes sin referenciar.
- Hay que buscar la concisión y brevedad.
- Es decir, hay que ir al grano y no contar cosas que no vienen a cuento o repetir varias veces de forma diferente lo ya dicho.
- en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
- Conclusión:
- al final de cada párrafo hay que hacer un breve resumen de lo argumentado en ese párrafo y exponer la conclusión a la que se ha llegado.
- Introducción:
- Una vez tengamos todos los párrafos escritos, hay que organizarlos de manera lógica. Es muy importante decidir la secuencia lógica de los párrafos para expresar claramente los argumentos que se quieren defender.
La revisión
Al revisar nuestro artículo tenemos que prestar atención a todos los posibles errores o desajustes que se nos hayan podido pasar por alto.
- Hay que mirar de nuevo el orden tanto de las ideas como de los párrafos a través de los cuales exponemos nuestros argumentos.
- Hay que fijarse en que:
- no haya citas en la introducción ni en la conclusión del artículo
- que no haya citas al final de ningún párrafo
- que no haya citas sin referenciar o explicar
- que nuestra interpretación sea fiel a lo que dicen los autores citados.
- Hay que revisar la redacción en sus aspectos gramaticales y ortográficos.
- Finalmente hay que preguntarse si en el artículo realmente se demuestra lo que se pretendía.
1. Comience a escribir el Desarrollo del artículo.
Marcadores textuales
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Enumerar y clasificar la información
Primero / En primer lugar
Segundo / En segundo lugar
Por un lado / Por otro lado
Para empezar / Empecemos
Para continuar / Continuemos
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Explicación
Mejor dicho
Es decir
Esto es
En otras palabras
|
Causa
Porque
A causa de
Dado que
Debido a
Por esa razón
Ya que
Puesto que
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Consecuencia
Por eso
Por consiguiente
Por lo tanto
En consecuencia
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Expresar oposición o contraste
Pero
Sin embargo
No obstante
Por otra parte / Por otro lado
A pesar de
Aunque
En cambio
A diferencia de
Mientras que
Por el contrario
|
Añadir información
Además
Incluso
También
Asimismo
Entonces
A continuación
Cabe agregar [añadir] que
Y no olvidemos que
No solo eso, sino que también
|
Para cerrar el párrafo
En resumen
En suma
Finalmente
En último lugar
En conclusión
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Para concluir el párrafo
Para concluir
Por fin
Por todo ello
Por último
Como conclusión
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7. ¿Cómo escribir la Conclusión del artículo?
La Conclusión de un artículo filosófico sirve para mostrar de qué manera los argumentos que se han dado en el Desarrollo demuestran la tesis que hemos aventurado en la Introducción. Para ello es preciso recoger las conclusiones parciales a las que se ha llegado en cada párrafo y en cada apartado.
1. Comience a escribir la Conclusión del artículo.
8. ¿Cuáles son los últimos pasos a dar antes de enviar nuestro artículo?
Antes de enviar el artículo a la revista debemos hacer otras dos cosas:
1. Redactar las partes del artículo que nos quedan:
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- Título: tiene que ser breve y lo suficientemente explicativo del tema que se va a tratar.
- Resumen o abstract: expresar en pocas líneas el tema del artículo, qué se va a defender en él y de qué manera, utilizando qué recursos o fuentes.
- Elegir las palabras clave: el conjunto de palabras que aparecen en nuestro artículo y que permitirían identificarlo y distinguirlo de los demás.
- Referenciar bibliográficamente todas las fuentes que hemos utilizado para escribir nuestro artículo.
- Hay que seguir las normas de citación y referenciación que nos diga la revista.
2. Formatear el artículo según los requisitos que haya indicado la revista:
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- Revisar el número de palabras (entre 2000 y 2500 en este caso).
- Tipo y cuerpo de letra (por ejemplo Times New Roman 12 o Arial 11)
- Tipo de interlineado (1,5 o doble)
- Márgenes (por ejemplo, 2,5 cms a los lados y arriba y abajo)
Bibliografía
- Damasio, A. (1996). El error de Descartes. La razón de las emociones. Andrés Bello: Santiago de Chile.
- Damasio, A. (2000). Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción en la fábrica de la consciencia. Andrés Bello: Santiago de Chile.
- Damasio, A. R. (2005). En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Crítica: Barcelona.
- Darwin, C., & Piquer, C. (1954). Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo: Tomo 1. Madrid: Calpe.
- Darwin, C., & Piquer, C. (1954). Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo: Tomo 2. Madrid: Calpe.
- Darwin, C. & Zulueta, A. (2018). El origen de las especies.
- Darwin, C. (1925). El origen del hombre. Valencia: Sempere.
- Darwin, C. & Heras, E. (n.d.). La expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Valencia: Sempere.
- Dawkins, R. (1993). El gen egoísta. Barcelona: Salvat.
- Wilson, E. O. (1980). Sobre la naturaleza humana. México D.C.: FCE.