El desencantamiento del mundo

Teoría

 

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Desde Platón y Aristóteles se considera que hay una manera de alcanzar conocimientos absolutamente verdaderos de una manera segura, y esta tiene que ver con nuestra capacidad de razonar. Aristóteles señaló un procedimiento en el que están involucrados dos tipos de razonamientos, el inductivo y el deductivo, que no fue discutido hasta la época moderna. Fue entonces cuando René Descartes propuso un nuevo método de conocimiento que, según él, no es más que la descripción del propio mecanismo de la razón, que partiría de una evidencia indubitable que hay que analizar y luego sintetizar, para acabar con un recuento que nos permita descartar cualquier tipo de error. Según Descartes, ese método, aplicado a cualquier campo, nos permitiría alcanzar, con absoluta certeza, la verdad sobre todo. De tal manera que seríamos capaces de conocer como lo hace el mismo Dios. Este optimismo epistemológico fue, a partir de entonces, criticado por autores como David Hume, Immanuel Kant, Pierre Duhem, Ernst Mach, etc. hasta nuestros días. En el siglo XX, los filósofos que más destacaron al analizar y criticar el método científico fueron Karl Popper y Thomas S. Kuhn.
Karl Popper (1902-1994)
Karl Popper fue un filósofo de la ciencia austriaco que trató de resolver el problema del criterio de demarcación, esto es, qué regla debemos usar para poder distinguir un conocimiento científico de uno que no lo es. En su época había dos grandes teorías, en diferentes ámbitos, que se habían popularizado mundialmente. Por un lado, en el campo de la física, la Teoría de la Relatividad, de Albert Einstein y, por otro, en el campo de la psicología, el Psicoanálisis, de Sigmund Freud. Según la Teoría de la Relatividad, el universo está formado por una especie de malla cuadridimensional (tres dimensiones espaciales y una temporal), que llamó espacio-tiempo, sobre la que se sitúan todos los cuerpos masivos, como planetas y estrellas, curvándola. Ese hecho sería el que explicaría lo que conocemos como gravedad, esto es, que los cuerpos parezcan verse atraídos unos por otros.

Por lo tanto, según esa teoría, la luz de una estrella lejana tapada por nuestro Sol debería llegar a la Tierra, dado que el Sol, al ser un objeto muy masivo, curvaría el espacio-tiempo y, con ello, la trayectoria de la luz de esa estrella lejana. Según Einstein, eso no lo podemos observar normalmente porque confundimos la luz de tal estrella con la que emite el Sol. Pero el astrofísico Arthur Eddington diseñó un experimento crucial para ver si la teoría de Einstein se cumplía. El 29 de mayo de 1919 iba a haber un eclipse solar que sería total observándolo desde las islas de Santo Tomé y Príncipe, en el golfo de Guinea. Así que fue allá con su telescopio y recogió la luz de las estrellas que estaban tras el Sol. El caso es que, si no hubiera sido así, la Teoría de la Relatividad se habría confirmado como falsa. Este experimento inspiró hondamente a Popper, sobre todo en comparación con otras teorías como la del Psicoanálisis.
Sigmund Freud (1856-1939)
Según esta teoría, nuestros pensamientos y acciones están fuertemente influenciadas por las vivencias de nuestra infancia que han quedado grabadas en nuestro inconsciente, de manera que, por ejemplo, una conducta histérica o neurótica puede deberse a una carencia de atención por parte de la madre, pero también a un exceso de atención. Es decir, cualquier hecho que los pacientes reportasen de su infancia servía para confirmar el diagnóstico del psicólogo, haciendo su teoría completamente invulnerable. Para Popper, la diferencia entre ambos tipos de teorías es clara. Mientras que la Teoría de la Relatividad prevé experimentos que, si no salen como predice, pueden demostrar que es falsa, el Psicoanálisis no predice nada y parece encontrar apoyo en cualquier hecho que se haya dado. Y ese es el criterio de demarcación que Popper desarrollará: una teoría es científica solo si es falsable.
Así, según Popper, la falsabilidad es la condición que debe cumplir toda teoría para ser científica y consiste en que ha de ser contrastable, es decir, que sea posible refutarla con un contraejemplo. Por lo tanto, Popper sostiene que nunca podemos asegurar que una teoría científica sea verdadera, sino que solo podemos estar seguros de que es falsa, cuando sus predicciones no se ajustan a lo que se observa en los experimentos cruciales. No obstante, entiende que aquellas teorías que han superado muchos experimentos cruciales sí que pueden indicar, de alguna manera, el camino hacia la verdad absoluta. Es decir, que la ciencia, de alguna manera, avanza, como por ensayo y error, descartando las teorías que se demuestran falsas y siendo sustituidas por otras, aún no falsadas, más precisas y globales.
Thomas S. Kuhn (1922-1996)
Pero el filósofo de la ciencia norteamericano Thomas S. Kuhn discutió esa visión optimista del desarrollo científico. Kuhn estudió el proceso que llevó a la caída de la concepción aristotélica del mundo y al surgimiento de la ciencia moderna y llegó a la conclusión de que ambas visiones del mundo o, como él las llama, paradigmas, son completamente incomparables, por lo que no se puede decir que haya habido un progreso o que un paradigma sea más racional que el otro. Kuhn sostiene que las teorías dentro de cada paradigma son consideradas científicas por diferentes razones y criterios, así que el conocimiento no es acumulativo, sino dependiente de un conjunto de factores históricos, sociales y políticos propios de cada paradigma. Según Kuhn, dentro de un paradigma se desarrolla lo que él llama ciencia normal, es decir, la resolución de los puzzles o problemas propios de cada concepción global del universo que constituye ese paradigma. Por ejemplo, dentro de la cosmovisión aristotélica, no existía el problema de la curvatura del espacio-tiempo, puesto que simplemente no existía, mientras que se dedicaban muchos esfuerzos a explicar por qué una flecha se mantiene volando describiendo una trayectoria parabólica, ya que se consideraba que el movimiento se puede explicar de forma teleológica y no inercial. No obstante, dentro de un paradigma se van acumulando problemas, enigmas, irresolubles que provocan que este entre en crisis. Es entonces cuando, con el surgimiento de un nuevo paradigma, se produce una revolución científica por la que sustituye completamente al anterior.

 

Práctica

 

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Investigación

 

Pasos para escribir un artículo filosófico (III)
4. ¿Cómo escribir la Introducción?
La Introducción es el esqueleto de un artículo filosófico, porque es donde se expresa de la forma más clara y precisa su estructura. Por eso, es la primera tarea que se debe abordar en la redacción de un artículo. No obstante, la primera formulación que hagamos de la Introducción es normal que sufra variaciones en función de las dificultades que se vayan presentando según avanza la investigación y su redacción. De hecho, lo más rápido y eficiente es no prestar atención a la corrección sintáctica en las primeras versiones de la Introducción, sino concentrarse en la estructura y el orden lógico.
En la Introducción hay que dejar claros los siguientes aspectos del artículo:
  • El contexto, la relevancia y la justificación:
    • Debemos justificar por qué es importante o interesante plantearse el tema elegido, qué podemos conseguir con ello. La relevancia puede ser histórica, como averiguar el sentido que le da determinado autor a un concepto concreto, o respecto a la actualidad, porque sea un tema que tenga repercusiones hoy en día… También puede ser relevante porque abra otros problemas, porque influya en determinadas personas, etc.
  • El estado de la cuestión:
    • Debemos hacer referencia a los autores que tienen una opinión importante, interesante, relevante, influyente sobre el tema, diciendo brevemente en qué consiste esa opinión.
      • Este punto supone ya cierto manejo de las fuentes primarias, por lo que es normal que sufra modificaciones.
      • En los artículos de las revistas más prestigiosas, el estado de la cuestión se refiere a las más recientes investigaciones que se han hecho sobre ese tema hasta la actualidad.
  • La concreción del tema:
    • Debe tener la forma de problema, cuestión o pregunta, es decir, como algo que tiene que ser resuelto o contestado.
      • Esa formulación tiene que plasmar los verdaderos intereses personales del autor, algo que realmente le inquiete, sobre lo que sienta una profunda y genuina curiosidad, transformando el tema elegido a su conveniencia, aunque sin salirse completamente de él.
    • Tiene que ser redactado de la forma más clara posible. Con ello no solo conseguimos que nuestros lectores lo comprendan, sino que también nos sirve a nosotros a modo de camino del que no debemos desviarnos en nuestra investigación.
    • Los conceptos que utilicemos en su redacción deben de ser precisos para no dar lugar a vaguedades o ambigüedades.
    • Además debemos expresarlo de forma concisa, con un par de frases, más o menos.
      • Hay que tener en cuenta que la mera formulación del tema puede ser la clave del avance en esa materia. El primer paso para solucionar los problemas puede ser plantearlos de manera diferente, cambiar su enfoque.
  • El objetivo:
    • Se debe expresar de la manera más clara y concisa posible cuál es la respuesta o solución que vamos a dar al tema propuesto, es decir, nuestra tesis. Por ejemplo, si el tema es la clarificación de un concepto, en este punto debemos decir que en este artículo se va a defender que tal concepto significa realmente tal cosa, al contrario de lo que opina tal o cual autor o al igual que lo que opina tal otro. Si el tema es una confrontación entre varios autores, aquí hay que tomar partido por uno de ellos o por ninguno. El caso es que hay que expresar la posición propia.
    • A medida que vamos investigando, puede que nos demos cuenta de que nuestra tesis inicial es incorrecta. En ese caso se puede bien modificar la tesis y argumentar en el desarrollo del artículo por qué no es correcta, bien mantenerla como tentativa y reflejar su incorrección en la conclusión a la vista de los argumentos analizados.
      • Hay que tener en cuenta que un artículo filosófico se escribe para llegar a una verdad lo más objetiva posible, no para demostrar que tenemos razón.
  • La metodología:
    • Aquí hay que explicar todo lo que se va a hacer para cumplir el objetivo: el sistema de pensamiento del que se va a partir (por ejemplo, desde el Materialismo filosófico), las bases teóricas y conceptuales que se utilizarán (cómo se va a entender tal o cual concepto, desde la interpretación de qué autor…), qué autores y textos se van a analizar, qué argumentos se van a confrontar, etc.
    • En este punto hay que explicitar el esquema o estructura de la argumentación que se va a seguir en el artículo, que coincidirá, más o menos, con el número de apartados de los que constará.
      • Por ejemplo, si el tema elegido es El ser humano en Platón y la concreción que le damos es ¿Es satisfactoria la subsunción platónica de la complejidad del ser humano en la noción de alma?, el guion podría ser:
        1. ¿Qué entendemos hoy en día por ser humano?
        2. ¿Qué es el ser humano para Platón?
        3. ¿Qué es el alma para Platón?
        4. ¿Qué tipos o partes de alma hay, según Platón?
          1. El alma racional
          2. El alma irascible
          3. El alma concupiscible
        5. ¿Cómo cada tipo de alma platónica da explicación de cada una de las características del ser humano?
        6. ¿Es completa la explicación platónica del ser humano?
        7. ¿Es satisfactoria la explicación platónica del ser humano?
    • La redacción de este punto no debe ser esquemática, sino que hay que redactar la sucesión de pasos que se van a seguir en el artículo.

 


1. Haga uso de las fuentes consultadas para comenzar a escribir la Introducción.

 

5. Del borrador de la Introducción a la conferencia filosófica
Los primeros borradores de la Introducción sirven de marco para una breve comunicación o conferencia ante la comunidad filosófica. Esta contribuye con sus apreciaciones y opiniones a la mejora del artículo, señalando incorrecciones, inconsistencias, nueva bibliografía, etc.

 


1. Prepare, a partir de sus primeros borradores de la Introducción, una comunicación de entre 3 a 5 minutos que deberá presentar a los miembros de la revista a la que enviará su artículo.

 

Rúbrica para calificar la comunicación de un artículo filosófico
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Informe de evaluación de la comunicación de un artículo filosófico
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Bibliografía

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  • Abbagnano, N. (1994). Historia de la filosofía. Vol 2. Barcelona: Hora.
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  • Clarke, D. M. (1986) La filosofía de la ciencia de Descartes. Madrid: Alianza.
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  • Copleston, F. C. (1993). Historia de la filosofía V. Barcelona: Ariel.
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  • Rossi, P. (1998). El nacimiento de la ciencia moderna en Europa. Barcelona: Crítica.
  • Russell, B., Gómez, . S. J., Dorta, A., & Mosterín, J. (2004). Historia de la filosofía occidental. Pozuelo de Alarcón (Madrid): Espasa-Calpe.
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  • Sanz, S. V. (2005). De Descartes a Kant. Barañáin. Navarra: Eunsa.
  • Störig, H. J. (2012). Historia universal de la filosofía. Madrid: Tecnos.

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