El problema del ser humano

Teoría

 

LA EVOLUCIÓN DE LOS SERES VIVOS
Hoy en día, la evolución de los seres vivos es un hecho comprobado experimentalmente. Las teorías de la evolución se refieren a los mecanismos que explican ese hecho. Hay tres tipos de teorías vigentes y aceptadas en biología, pero que tienen difícil encaje entre sí en tanto se basan en niveles explicativos diferentes en los que intervienen órdenes temporales distintos. Por una parte, las teorías seleccionistas son propias de la biología evolucionista, que estudia el cambio de las especies en periodos muy largos de tiempo. Las teorías neutralistas son preferentemente utilizadas en biología molecular. Por último, las teorías direccionalistas son desarrollos propios de la físico-química. Cada uno de estos tres tipos de teorías se puede encontrar desde el s. XVIII e incluso siglos anteriores. No obstante, las teorías que han despertado más interés por parte de la filosofía a lo largo de la historia han sido las seleccionistas.
Las teorías seleccionistas de la evolución comparten la idea de que las especies de seres vivos han ido cambiando porque algunos de sus individuos han sido «seleccionados» por la naturaleza. Esa selección se produciría por la presión que la propia naturaleza haría al modificarse el medio ambiente en el que viven las especies. Se dice que se produce una selección negativa cuando la presión que ejerce la naturaleza hace que perezcan o no dejen descendencia los individuos que están peor adaptados a ese medio ambiente determinado, de manera que sus características individuales se pierden en la historia evolutiva de su especie. Se dice que se produce una selección positiva cuando la presión que ejerce la naturaleza favorece la supervivencia y reproducción de determinados individuos de una especie porque tienen características individuales ventajosas en un medio ambiente determinado, de manera que tales características se conservan en la historia evolutiva de su especie.
Las diferentes teorías seleccionistas de la evolución se pueden rastrear desde la antigüedad:

 

Anaximandro de Mileto (610-546 a.C.) defiende que el hombre ha de proceder de otro animal, en concreto de los peces, que no necesitase tantos cuidados tras su nacimiento, porque si no, no hubiese sobrevivido.

Empedocles

Empédocles de Agrigento (495-430 a.C.) sostiene que el hombre es producto de la composición de órganos y miembros sueltos surgidos al azar, lo cual ha dado lugar también a otras configuraciones menos armónicas que no sobrevivieron.

lucrecio

Lucrecio (99 – 55 a. C.) apuntó que los animales actuales son configuraciones azarosas de átomos que han sobrevivido porque fueron aptos para la vida (no monstruos) y no sucumbieron en la lucha con los demás por los recursos.

Benoît de Maillet

Para Benoît de Maillet (1656 – 1738), todos los animales terrestres proceden de animales acuáticos, pues antes toda la tierra estaba anegada. La evolución de las especies se produjo por el cambio de las condiciones ambientales.

 

Buffon_younger

Georges-Louis Leclerc, Conde de Buffon, (1707-1788) defiende que todas las especies proceden de un antepasado común, por lo que derivan unas de otras. Es el medio ambiente el que modifica a los seres vivos. Por una parte, el clima modifica su forma exterior. Por otra parte, la alimentación modifica su forma interior. Y, además, la domesticación es otro agente modificador.

darwin
Charles Darwin
Charles Darwin (1809-1882) es, junto a Alfred Russell Wallace (1823-1913), el creador de la teoría de la evolución por selección natural. Su principal obra, de la que escribe seis ediciones, es El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida, de 1859. Pero el origen de esa teoría está en un debate teológico acerca de la intervención divina en la creación de los seres vivos.
fitzroy_painting
Robert FitzRoy
Robert FitzRoy (1805 – 1865), capitán del HMS Beagle, cree en un dios caprichoso, propio del Antiguo Régimen, por lo que considera que las diferencias que presentan los pinzones en las distintas islas Galápagos se deben a que son diferentes especies que han sido creadas por Dios independientemente.
Darwin_aged_31
Charles Darwin
Darwin cree en un Dios racional y económico, propio de la Revolución Industrial (Erasmus Darwin, James Watt, etc. de la Sociedad Lunar), por lo que considera que Dios habría creado originariamente una sola especie de pinzones que, con el paso del tiempo, se habrían ido diferenciando, acumulando variaciones, hasta dar lugar a especies distintas de pinzones.
pinzones darwin
La teoría de la evolución por selección natural se basa en las siguientes tres ideas:
  1. existen variaciones: descendencia con modificación;
  2. hay recursos limitados, por lo que se produce una lucha por la existencia (Malthus);
  3. sobreviven y se reproducen aquellos individuos cuyas variaciones les hacen más aptos que otros en el ambiente en el que viven.
La teoría de la evolución por selección natura tiene las siguientes consecuencias bio-filosóficas. En primer lugar, el origen común de las especies, representado por el árbol de la vida, lleva al minimismo, esto es, se considera al ser humano como un animal más cuyas habilidades y potencialidades remiten a circunstancias exclusivamente biológicas. En segundo lugar, se subraya que el mecanismo de la selección natural es ciego y no direccional, por lo que no se necesita ninguna instancia sobrenatural para explicar el origen y la evolución de las especies, de manera que la evolución no es progresiva ni teleológica.

 

HISTORIA EVOLUTIVA DEL SER HUMANO
El fenotipo es la interacción constante entre el genoma y el medio que se expresa en todas las características que conforman a un ser vivo: morfológicas, fisiológicas, etc. El código genético determina las formas en las que cada célula puede construirse y expresarse en el medio, mientras que el medio hace posible que cada propensión genética se exprese o no en un momento determinado, es decir, influye en la expresión del genoma y, además, a la larga, lo modifica.
El genoma de nuestra especie, el homo sapiens, no ha cambiado prácticamente (salvo tolerancia a la lactosa, etc.) desde hace unos 200.000 años. Pero la evolución humana es interesante desde hace unos 2,5 millones de años, cuando una especie anterior a la nuestra y de la que procedemos, el homo habilis, llamada así porque fue la primera en crear herramientas, se enfrentó a un importante cambio en las condiciones ambientales del lugar donde vivía. El enfriamiento del clima provocó la desaparición de los bosques y la formación de la sabana africana, por lo que estos animales tuvieron que cambiar de nicho ecológico, pasando de vivir en los árboles al suelo. El paso de un medio homogéneo para ellos (ya que les era bien conocido) a un medio nuevo y, por tanto, heterogéneo para ellos, favoreció la selección natural de características o variaciones relacionadas con la autoconciencia y la racionalidad, que son las características más propiamente humanas. La autoconciencia se opone a la instintividad porque supone pasar del presentismo a una conciencia del pasado (memoria) y del futuro (simulación) que permite hacer predicciones sin comprometer el propio fenotipo. Esto supone una ventaja evolutiva en ambientes heterogéneos y cambiantes, pues un ser vivo que solo tenga respuestas automáticas a los problemas de un ambiente determinado, si este ambiente cambia, tales respuestas pueden no ser adecuadas y llevarle a la muerte. Pero un ser vivo que pueda obtener respuestas simplemente conjeturando o teorizando lo que ocurrirá en el futuro al plantear determinadas condiciones iniciales, es decir, realizando inferencias, no pone en riesgo su vida incluso cuando tales conjeturas son erróneas o falsas. Esta intuición ya la encontramos en las tres preguntas kantianas: qué puedo conocer, qué debo hacer y qué me cabe esperar. El desarrollo de la autoconciencia superior explica, por una parte, los restos de ritos funerarios que se han encontrado de nuestra especie (aunque también de neandertales) y, por otra, la conciencia de que tenemos un «yo», que serviría como referencia a la que anclar todos los eventos pasados y futuros.

creacion_de_adan

La adquisición de una racionalidad sofisticada también está relacionada con la amplitud temporal que permite la autoconciencia, pues supone, antes de la acción, gozar de unos momentos de valoración, cálculo y elección, es decir, el libre albedrío, con el que no cuentan los animales cuyas acciones son instintivamente automáticas. Esta racionalidad nos ha permitido un desarrollo científico y tecnológico superior al de otros seres vivos.
El desarrollo de la autoconciencia y la racionalidad como características que conformarán al ser humano se puede, por tanto, rastrear desde el homo habilis, dando muestra de su valía adaptativa en cada paso de nuestra evolución como especie. Por ejemplo, con un nuevo cambio de condiciones ambientales, nuestros ancestros emprendieron la marcha fuera de África (algunos se quedan), ya como homo erectus (1,8 millones de años – 70.000 años), hacia Asia y Europa. Estos ya controlan el fuego, cocinan y crean herramientas más sofisticadas. Existe una controversia con el homo antecessor (1,2 – 800.000) y el homo heidelbergensis (800.000 – 300.000) que se disputan ser el ancestro de neandertales y sapiens, pues, al parecer, ambos tienen ya un lenguaje rudimentario. Nuestro pariente más cercano, el homo neanderthalensis (400.000 – 30.000) ya tiene estructuras sociales de cazadores-recolectores, domina el fuego, tiene capacidad simbólica y ritualista, pues se han encontrado vestigios de que enterraban a sus muertos. Según se avanza en la ciencia paleontológica se van descubriendo otras especies más o menos cercanas a la nuestra, como la de los denisovanos, que fueroncontemporáneos de neandertales y sapiens.
Nuestra especie, el homo sapiens (250.000 – actualidad), formó en su origen sociedades nómadas de cazadores-recolectores. Su genoma es prácticamente igual al nuestro (los africanos actuales 100%, el resto de la población tiene al menos un 3% de genoma neandertal). Pero, aunque tenemos el mismo genoma, nuestra autoconciencia y racionalidad han provocado que nuestro medio haya cambiado mucho, pasando de natural a fundamentalmente sociohistórico. Es decir, nuestra memoria y nuestra capacidad de reflexionar, razonar y teorizar ha hecho que construyamos nuestro propio medio ambiente cultural, simbólico y mítico. En opinión del sociólogo francés Émile Durkheim (1858-1917), las estructuras simbólicas de las colectividades humanas son una transposición de la estructura social existente. Es decir, que los mitos que creamos son una especie de representación justificatoria de cómo cada grupo humano ha organizado su sociedad. Para el antropólogo Claude Lévi-Strauss (1908-2009), fenotípicamente el ser humano parte con una estructura mítica original (esprit) compuesta de unidades (mitemas) que se relacionan a lo largo del tiempo según las necesidades externas (del medio) e internas (de coherencia interna del propio mito). Es decir, que los seres humanos ya partiríamos de forma innata con una especie de gramática mítica que, con las pertinentes modificaciones, nos permitiría explicar simbólicamente nuestro medio ambiente sociocultural. En definitiva, que nuestra plasticidad fenotípico-mítica serviría para adaptarnos al medio social existente.
Así, en las sociedades de cazadores-recolectores, el mundo está completamente estructurado míticamente (son «sociedades frías» o estáticas, según Lévi-Strauss). El animismo y la teleología están generalizados, por lo que hay una plenitud de sentido. Todas las acciones están regladas: son o prohibidas u obligatorias. No existen explícitamente los conceptos de felicidad o infelicidad. Y la baja tensión intragrupal contrasta con la alta tensión intergrupal, sobre todo para captar mujeres para procrear, ya que son un bien escaso.
Después de la última glaciación, hace aproximadamente 12.000 años, cuando el clima mejoró, las personas ya no tuvieron que moverse constantemente para buscar comida y refugio, sino que pudieron dejar de ser nómadas y volverse sedentarios gracias a la práctica masiva de la agricultura y la ganadería. Estos eran trabajos más duros y penosos que la caza y recolección. Además, la alimentación que proporcionaban no era tan saludable, con menos aportes de vitaminas. Sin embargo, con la agricultura se pudo producir mucho más alimento, lo que promovió el crecimiento poblacional y el nacimiento de las primeras ciudades. Esta transformación del medio social, que se convierte en dinámico («sociedades calientes»), lleva al inicio de lo que conocemos como Historia, que está relacionado con el surgimiento de la escritura. En este nuevo contexto, el mayor problema para las personas ya no eran los desastres naturales ni otros animales, sino sus propias acciones. Por eso, era importante tener una estructura social fuerte que ayudara a evitar problemas y resolver conflictos. Para explicar y justificar esta nueva forma de vivir, se crearon nuevas estructuras mítico-simbólicas que, según el filólogo francés George Dumezil (1898-1986), siguen un mismo patrón. La llamada «hipótesis trifuncional» de Dumezil dice que los pueblos indoeuropeos crearon sus mitos y religiones basándose en la estructura social que propiciaba el modo de producción agrícola para justificarla. Tal estructura social consiste en tres grupos de personas bien diferenciados. En primer lugar, hay un grupo de personas, los jefes o controladores, que son los que ostentan el poder sobre los demás, deciden cómo repartir los excedentes de producción y tienen preocupaciones a largo plazo, pues ellos mismos tienen ampliamente cubiertas sus necesidades básicas. A este grupo pertenecerían los nobles, la figura del rey-filósofo platónico, pero también, en el plano mitológico-religioso, dioses como Zeus o el cielo cristiano. En segundo lugar, hay un grupo de personas, los soldados, que son los encargados de defender los silos o almacenes donde se guarda el excedente y tienen preocupaciones a medio plazo, pues su supervivencia está asegurada a corto plazo. A este grupo pertenecerían los policías y soldados platónicos, pero también los burgueses, burócratas y científicos modernos, así como Atenea o la tierra cristiana. Por último, en tercer lugar están los controlados, cuya labor es la de producir los excedentes de alimentos. Estos tienen preocupaciones a corto plazo, pues viven día a día. A este grupo pertenecerían los agricultores, ganaderos, artesanos, los productores platónicos, así como Deméter o el infierno cristiano.
A lo largo de la Historia, siguiendo la teoría de Dumezil, se pueden distinguir tres grandes fases en el desarrollo de estas estructuras simbólicas. La primera comenzaría con el paso del mito al logos o filosofía como resultado de la primera revolución burguesa en polis griegas y fenicias con el auge del comercio, e iría hasta la caída de Roma. La segunda fase empezaría con los emperadores Constantino I (272-337) y Teodosio I (379-395), responsables de la instauración del dogma de la Iglesia cristiana como la ortodoxia legitimadora del orden atemporal y temporal del Antiguo Régimen, que vería su descomposición con la segunda revolución burguesa desde la Reforma Protestante. La tercera fase comenzaría con el nacimiento de la ciencia moderna en el Renacimiento, sobre todo en cuanto a física y astronomía, además de innovaciones clave procedentes de China como la pólvora, el papel, la brújula y la imprenta, que permitirían una creciente tecnificación aún impulsada con la Revolución Industrial. La ciencia moderna trae consigo una cosmovisión que seculariza la anterior, es decir, la simplifica, en tanto que suprime los elementos míticos y religiosos que servían para interpretar el mundo de forma teleológica. En la actualidad sería predominante este tipo de racionalidad científica, aunque quizá a la espera de una nueva fase mítico-religiosa.

Cargador Cargando...
Logotipo de EAD ¿Tarda demasiado?

Recargar Recargar el documento
| Abrir Abrir en una nueva pestaña

Descargar [97.87 KB]


Práctica

 

1.- Vea el siguiente vídeo el conteste a este cuestionario sobre las diferentes teorías acerca de qué es la vida.

2.- Vea el siguiente vídeo y responda a este cuestionario sobre la vida de Charles Darwin y su viaje en el HMS Beagle.

3.- Vea el siguiente vídeo y responda a este cuestionario sobre las diferentes teorías seleccionistas de la evolución natural de las especies.

4.- Conteste a este cuestionario sobre la naturaleza de los mitos.
5.- Conteste a este cuestionario sobre las sociedades de cazadores-recolectores y las agrícolas.
6.- Lea atentamente estos textos y responda a las preguntas:
El problema estaba en que, si bien tanto Darwin como FitzRoy eran cristianos anglicanos convencidos, la naturaleza de sus respectivas profesiones de fe era harto diferente. Darwin era una criatura del nuevo orden, y sus abuelos fueron protagonistas principales de la revolución industrial (miembros de la llamada Sociedad Lunar, núcleo de esa revolución), mientras que FitzRoy (literalmente «hijo de rey», de hecho procedía de una rama bastarda del Estuardo Carlos II) tenía un carácter anclado en el antiguo orden. Tanto Darwin como FitzRoy tenían un Dios a imagen y semejanza de su clase y condición (ya el presocrático Empédocles había detectado que suele ocurrir así), y por eso constantemente había choques y fricciones concernientes a temas como la esclavitud, el trato con los demás y la bondad de la obra del Creador en general. El episodio de las Galápagos fue importante, pero seguramente por otras razones que las que normalmente se barajan. Allí surgió una de tantas disensiones entre Darwin y FitzRoy. En principio se trató de un asunto trivial, pero más tarde llegó a convertirse en una cuestión crucial, pues muy posiblemente, ya de vuelta en Inglaterra, llegó a desencadenar las especulaciones evolucionistas de Darwin por razones inicialmente un tanto ajenas a cuestiones propiamente científicas. Ambas personalidades constataron que la flora y, sobre todo, la fauna de las distintas islas ecuatorianas eran ligeramente distintas en las diferentes islas. FitzRoy, naturalista aficionado como su compañero de viaje, creía que se trataba de especies diferentes, pero para Darwin no tenía sentido pensar que el Creador se hubiera molestado en crear especies diferentes para cada islita en un lugar tan remoto. Para FitzRoy, sin embargo, el Creador podía crear tan caprichosamente como quisiera. El resultado es que una pura y simple cuestión de historia natural se convirtió en un problema teológico, insulso a los ojos del hombre de hoy, pero de consecuencias monumentales (una especie de efecto mariposa ontoepistémico). Ambos acordaron que de vuelta a Inglaterra, y sobre la base de ciertos especímenes, los expertos de turno en el suelo patrio decidieran sobre el particular, es decir, que dilucidaran si se trataba de especies o de variedades. El juez más decisorio fue el famoso ornitólogo inglés John Gould —conocido en la época como el hombre pájaro—, que se decidió a favor de FitzRoy. Es de suponer que esa decisión significara un duro revés para Darwin, no sólo en términos de orgullo herido, sino, sobre todo, por cuestiones teológicas: un Creador aparentemente caprichoso era para él una especie de entidad contra natura. Nuestro naturalista seguramente buscó compaginar ambas tesis, la de FitzRoy-Gould y la suya propia, y para eso tuvo que contemplar forzosamente una teoría transformista: las variedades, con el tiempo, si no hay interferencias, pasan a ser especies. Pero el transformismo (evolucionismo) en la Inglaterra de la época no era una especulación políticamente correcta (ungentlemanly ideas), sino un pensamiento propio de ateos y revolucionarios.
Castrodeza, C. (2016). La darwinización del mundo, pp. 36-37.
  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Artículo

 

Pasos para escribir un artículo filosófico (II)
3. ¿Cómo seleccionar, analizar, sacar citas y referenciar los textos?
Sacar notas de las fuentes
Mientras leemos las fuentes que hemos seleccionado es preciso ir sacando notas de todo lo que nos vaya llamando la atención, ya sea porque nos parezca importante, chocante, intrigante, estemos fuertemente en desacuerdo con ello, etc.
Tomar nota consiste en escribir con nuestras propias palabras las ideas que acabamos de leer, así como las opiniones que tenemos sobre ellas o posibles preguntas que nos hayan provocado.
Se pueden seguir los siguientes pasos:
  1. Escribir en nuestro cuaderno el título del libro que vamos a leer.
  2. Después de leer algo que consideramos relevante, escribir en el cuaderno la página del libro donde aparece y, a continuación, las ideas tal y como nosotros las hemos entendido sin mirar de nuevo el texto. No se trata de sacar una cita directa, sino de anotar las ideas que nos ha inspirado el texto.
  3. No preocuparse por la extensión o la corrección sintáctica de lo que hemos escrito. Se trata de anotar nuestras ideas para no olvidarlas, no la redacción definitiva del artículo.
  4. Tras la sesión de lectura, cerrar el libro y ordenar de manera lógica las ideas anotadas.
  5. Con el libro cerrado, escribir en el cuaderno un resumen de lo que te haya parecido importante.
Analizar un texto
La lectura de las fuentes puede ser, a veces, difícil. Hay textos muy comprensibles, pero hay otros que necesitamos leer varias veces y despacio para poder entenderlos. No obstante, tanto para los primeros como para los segundos, es siempre útil acercarnos a ellos de una manera analítica.
Analizar un texto filosófico consiste en responder a las siguientes preguntas:
  • ¿De qué trata el texto? El tema general, de qué va, sobre qué problema o cuestión versa. Si el texto coincide con un párrafo, el tema debería aparecer en la primera línea.
  • ¿Qué dice el texto? La tesis, lo que afirma, lo que defiende el texto. Es decir, la respuesta que da el texto al problema que trata.
  • ¿Por qué lo dice? Los argumentos que da para apoyar su postura frente al tema o problema.
  • ¿Cómo lo dice? La forma o estructura argumental que el autor le ha dado al texto para hacerlo más comprensible, atractivo o convincente.
  • ¿Para qué lo dice? Es decir, cuál es el objetivo que tuvo el autor al escribir ese texto, qué quería conseguir con él: convencer, rechazar, afirmar su acuerdo o desacuerdo con algo, etc.
Una vez analizado un texto ya sabremos muchas cosas:
  • Si el tema del texto coincide o no con el de nuestra investigación.
  • Si lo que dice es algo original o no, contrario o no a lo que dicen otros autores o nosotros mismos, etc.
  • Si los argumentos que da son válidos, sólidos, fuertes, consistentes, razonables, etc., y si coinciden, complementan o contraponen a otros que conozcamos o se nos hayan ocurrido.
  • Si la forma de argumentar es atractiva y consigue su objetivo, con vistas a si la podríamos adoptar para nuestro artículo o no.
  • Identificar términos técnicos o desconocidos para nosotros que es necesario consultar en un diccionario generalista o especializado. Las diferentes interpretaciones que se han hecho de un término técnico pueden ser objeto de un buen artículo filosófico.
Citar un texto
Para referirnos en nuestro artículo a un texto de otro autor, tenemos que citarlo. Con ello conseguimos dos cosas. Por una parte, no confundir al lector, haciéndole pensar que determinada idea, argumento o incluso palabras literales son de nuestra autoría cuando no lo son. Hay que dejar siempre bien claro lo que decimos nosotros y separarlo de lo que dicen otras personas. Por otra parte, hay que ayudar al lector para que pueda localizar la idea, argumento o palabras textuales en su fuente original. De esa manera podrá contrastar si nosotros hemos sido fieles al recoger las ideas de otro autor y quizá servirse allí de otras que no hemos recogido en nuestro artículo. En definitiva, las citas sirven para prestigiar y hacer confiable nuestro trabajo. A grandes rasgos se puede distinguir dos tipos de citas: las indirectas y las directas.
Las citas directas son las que recogen de forma literal las palabras de una obra. Se utilizan para reproducir una definición exacta o un discurso destacado de un autor. De lo contrario, siempre son preferibles las citas indirectas. Si la cita directa tiene menos de 40 palabras, siempre debe ir entrecomillada. Por ejemplo:
Spinoza está en lo cierto cuando dice que «los hombres juzgan de las cosas según la disposición de su cerebro y que más bien las imaginan que las entienden» (Spinoza, 2000, p. 73), porque si no fuera así…
Si las citas directas tienen 40 palabras o más no van entre comillas, pero sí en un párrafo aparte:
De la misma forma opina Spinoza cuando dice lo siguiente:
Estos dichos bastan para mostrar que los hombres juzgan de las cosas según la disposición de su cerebro y que más bien las imaginan que las entienden. Ya que, de haber entendido las cosas, éstas (testigo las Matemáticas), aunque no atrajeran a todos, al menos los convencerían. (Spinoza, 2000, p. 73)
Esto supone que…
Las citas indirectas son aquellas en las que reformulamos con nuestras palabras o parafraseamos las ideas que queremos citar. Estas no van entrecomilladas ni en un párrafo aparte, sino que se integran en la propia redacción. Por ejemplo:
Spinoza apunta lo mismo cuando dice que los seres humanos valoramos las cosas siguiendo nuestra imaginación más que nuestro entendimiento, porque, si no fuera así, pasaría como con las matemáticas, con cuyos resultados todos estamos de acuerdo (Spinoza, 2000, p. 73).
Con las citas indirectas podemos enfocar la idea a citar de la mejor manera posible para integrarla en nuestra estructura argumentativa.

 

¿Cómo referenciar los textos?
Después de cada cita, ya sea directa o indirecta, hay que indicar el origen del texto citado. Hay muchos estilos para hacerlo: el APA, el Harvard, el Chicago, el Vancouver. Algunos utilizan una llamada numérica en el texto para luego poner la referencia a pie de página, mientras que otras introducen esa información en el cuerpo del texto. En los ejemplos de arriba se ha utilizado el estilo APA (American Psychological Association), que consiste en indicar en el texto y entre paréntesis el autor, la fecha de la obra citada y la página donde aparece el texto: (Autor, año, página).
Esas indicaciones precisan, además, de su referencia en una bibliografía. La bibliografía es un compendio de todas las obras citadas en un artículo, que deben presentarse en orden alfabético del primer apellido del autor. Siguiendo las normas del formato APA (7ª edición), las referencias bibliográficas deben seguir esta forma:
  • Apellido, A. A. (fecha). Título del libro en cursiva. Editorial.
Por ejemplo:
  • Spinoza, B. (2000). Ética demostrada según el orden geométrico. Trotta.

 


1. Cite de forma directa e indirecta y referencie los siguientes textos en formato APA:
a)
hasta ahora cada día de nuestra vida nos ha enseñado que las alegrías y los placeres, aun cuando se logren, son en sí mismos engañosos, no dan lo que prometen, no dejan el corazón satisfecho y su posesión está al menos amargada por las molestias que les acompañan o que surgen de ellos; mientras que, por el contrario, los dolores y los sufrimientos se muestran sumamente reales y a menudo superan todas las expectativas.
  • Autor: Arthur Schopenhauer
  • Obra: El mundo como voluntad y representación. Complementos
  • Año: 2019
  • Editorial: Trotta
  • Página: 693

 

b)
Cuando el yo conoce los sentimientos dentro del organismo que los posee, éstos mejoran y amplifican el proceso de gestionar la vida.
  • Autor: Antonio Damasio
  • Obra: En busca de Spinoza
  • Año: 2005
  • Editorial: Crítica
  • Página: 693

 

c)
La finalidad real de un estado debe comprender la mejora moral de sus ciudadanos, ya que debe ser una asociación de hombres que vivan juntos para alcanzar la mejor vida posible.
  • Autor: George Holland Sabine
  • Obra: Historia de la teoría política
  • Año: 1979
  • Editorial: FCE
  • Página: 81

 

Pasos para escribir un artículo filosófico (VI)
¿Cómo escribir el Desarrollo de un artículo?
Partiendo de la estructura básica plasmada en la Introducción, que siempre está sujeta a cambios, se pueden distinguir tres fases o pasos en la redacción del desarrollo de un artículo: la producción, la edición y la revisión.

 

La producción
En la producción se trata de poner por escrito todas las ideas referentes a cada apartado que queramos expresar, es decir, el contenido de nuestro pensamiento.
  • No hay que prestar atención a la corrección sintáctica ni ortográfica.
  • Se deben escribir unas 10 o 15 frases, no importa de qué tamaño.
  • Hay que seguir el orden lógico que tengamos en la cabeza. Luego habrá tiempo para reordenarlas.
  • Se pueden ir usando las notas de las fuentes consultadas, incluso introduciendo citas.
La edición
En la edición se trata de prestar atención a la forma de expresión de las ideas que ya hemos expuesto para hacerlas más claras y accesibles posible a nuestros lectores.
  • Hay que tener en cuenta que cada párrafo contiene un pequeño tema y cada frase u oración, una idea.
  • Hay que tener en cuenta que los párrafos también tienen una estructura interna:
    • Introducción:
      • en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
        • oponer una idea con la vista en el párrafo anterior
        • ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior
        • sacar una conclusión
        • deducir algo del párrafo anterior
        • profundizar en un aspecto del párrafo anterior
        • generalizar una idea del párrafo anterior
        • exponer la siguiente idea de una enumeración.
    • Desarrollo:
      • en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
        • hay que exponer los pros y los contras de cada argumento
        • los argumentos deben seguir una secuencia lógica.
      • Hay que tratar de explicar completamente todas nuestras ideas, sin dar nada por supuesto o entendido
      • hay que utilizar la primera persona del singular para expresar las propias ideas y la tercera persona para las ideas de otros autores.
      • hay que tratar de que la prosa sea clara, fluida y precisa:
        • es conveniente hacer frases cortas y simples (sujeto, verbo y predicado).
        • es conveniente evitar la concatenación de conjunciones, coordinaciones y subordinaciones.
        • es conveniente evitar las frases hechas.
        • respecto a la precisión:
          • hay que buscar las palabras exactas.
          • no hay que hacer oraciones imprecisas o vagas.
          • no hay que aportar datos sin especificar la fuente.
          • no se puede utilizar fuentes sin referenciar.
      • Hay que buscar la concisión y brevedad.
        • Es decir, hay que ir al grano y no contar cosas que no vienen a cuento o repetir varias veces de forma diferente lo ya dicho.
    • Conclusión:
      • al final de cada párrafo hay que hacer un breve resumen de lo argumentado en ese párrafo y exponer la conclusión a la que se ha llegado.
  • Una vez tengamos todos los párrafos escritos, hay que organizarlos de manera lógica. Es muy importante decidir la secuencia lógica de los párrafos para expresar claramente los argumentos que se quieren defender.
La revisión
Al revisar nuestro artículo tenemos que prestar atención a todos los posibles errores o desajustes que se nos hayan podido pasar por alto.
  • Hay que mirar de nuevo el orden tanto de las ideas como de los párrafos a través de los cuales exponemos nuestros argumentos.
  • Hay que fijarse en que:
    • no haya citas en la introducción ni en la conclusión del artículo
    • que no haya citas al final de ningún párrafo
    • que no haya citas sin referenciar o explicar
      • que nuestra interpretación sea fiel a lo que dicen los autores citados.
  • Hay que revisar la redacción en sus aspectos gramaticales y ortográficos.
  • Finalmente hay que preguntarse si en el artículo realmente se demuestra lo que se pretendía.

1. Haga uso de las anteriores indicaciones para escribir el Desarrollo del artículo. Este debe tener una extensión de unas cinco páginas escritas a Times New Roman, 12 puntos, márgenes inferior y superior de 2,5 cm, izquierdo y derecho de 3 cm, con un interlineado de 1,5.

 

Recursos

 

Bibliografía:
  • Barnes, J. (2000). Los presocráticos. Cátedra.
  • Buffon, G.-L. L. & Bergnes de las Casas, A. (1835). Épocas de la naturaleza. Imp. de A. Bergnes y C.
  • Campbell, J. (1959). El héroe de las mil caras. FCE.
  • Castrodeza, C. (2003). Los límites de la historia natural. Ediciones Akal. Edición de Kindle.
  • Castrodeza, C. (2013). El flujo de la historia y el sentido de la vida: La retórica irresistible de la selección natural. Herder Editorial. Edición de Kindle.
  • Castrodeza, C. (2016). La darwinización del mundo. Herder Editorial. Edición de Kindle.
  • Darwin, C., & Piquer, C. (1954). Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo: Tomo 1. Madrid: Calpe.
  • Darwin, C., & Piquer, C. (1954). Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo: Tomo 2. Madrid: Calpe.
  • Darwin, C. & Godínez, E. (1877). El origen de las especies. Imp. José de Rojas.
  • Darwin, C. (1925). El origen del hombre. Valencia: Sempere.
  • Darwin, C. & Heras, E. (n.d.). La expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Valencia: Sempere.
  • Dumezil, G. (1988). Mitra Varuna. Zone Books.
  • Dumezil, G. (1999). Los dioses soberanos de los indoeuropeos. Herder.
  • Dumezil, G. (2016). Mito y Epopeya I. La ideología de las tres funciones en las epopeyas de los pueblos indoeuropeos. FCE.
  • Dumezil, G. (2016). Mito y Epopeya II. Tipos épicos indoeuropeos. FCE.
  • Dumezil, G. (2016). Mito y Epopeya III. HIstorias romanas. FCE.
  • Durkheim, E. (1982). Las formas elementales de la vida religiosa. AKAL.
  • Eggers, L. C. (1981). Los filósofos presocráticos 1. Gredos.
  • Eggers, L. C. (1979). Los filósofos presocráticos 2. Gredos.
  • Eggers, L. C. (1980). Los filósofos presocráticos 3. Gredos.
  • Kirk, G. S., Raven, J. E., Schofield, M., & García, F. J. (2014). Los filósofos presocráticos: Historia critica con selección de textos. Tomo I. Gredos.
  • Kirk, G. S., Raven, J. E., Schofield, M., & García, F. J. (2014). Los filósofos presocráticos: Historia critica con selección de textos. Tomo II. Gredos.
  • Kirk, G. S., Raven, J. E., Schofield, M., & García, F. J. (2014). Los filósofos presocráticos: Historia critica con selección de textos. Tomo III. Gredos.
  • Lévi-Strauss, C. (1988). Tristes trópicos. Paidós.
  • Lévi-Strauss, C. (1968). Mitológicas I. Lo crudo y lo cocido. FCE.
  • Lévi-Strauss, C. (1972). Mitológicas II. De la miel a las cenizas. FCE.
  • Lévi-Strauss, C. (2003). Mitológicas III. El origen de las maneras de la mesa. S. XXI.
  • Lévi-Strauss, C. (2000). Mitológicas IV. El hombre desnudo. S. XXI.
  • Lucrecio. (1984). De la naturaleza de las cosas. Orbis.

 

Vídeos:

Argumentación

 

Posible cuestión del examen argumentativo:
1.- ¿Es el ser humano algo natural o algo artificial?

 

Elementos del texto argumentativo
  • Interpretación y contextualización de la cuestión
    • Maneras de entender o interpretar la pregunta. ¿A qué se refiere la pregunta? Algunos de los conceptos que aparecen en ella se pueden interpretar de diferentes maneras, por lo que se puede referir a muchas cosas. Así que hay que interpretarla, concretarla. En este punto hay que señalar los conceptos que admiten más de una interpretación y escribir cómo se reformularía la pregunta inicial dándole cada una de esas interpretaciones.
    • Implicaciones de tal o cual interpretación de la pregunta. De cada una de las interpretaciones que hemos dado de la pregunta inicial hay que decir qué consecuencias tendría planteárnoslas. Es decir, para qué serviría responder a cada una de esas interpretaciones.
    • Relevancia o importancia de tal o cual interpretación. Hay que decir cuál de las interpretaciones que se han dado de la pregunta inicial sería más interesante o importante, diciendo por qué. Y también por qué las otras no son tan relevantes y por qué.
    • Elección de una interpretación de la pregunta a la que dar respuesta. Aquí hay que decir que se elige dar respuesta a la interpretación que antes se ha dicho que es la más importante. Si se elige otra, sería incoherente, por lo que restaría puntos.
    • Problemas u otras cuestiones asociadas a la interpretación elegida. La interpretación que se ha elegido como la más importante da lugar a otras preguntas relacionadas con ella. Aquí hay que escribir alguna de esas otras preguntas.
  • Tesis (respuesta tentativa a la pregunta)
    • Postura que se va a defender en la disertación. Es decir, aquí hay que responder en una frase clara y concisa a la interpretación que se ha elegido.
  • Argumentos a favor de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que apoyen, sustenten, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Argumentos en contra de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que refuten, nieguen, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Valoración comentada de la potencia e importancia de los argumentos para apoyar o refutar la tesis. Aquí hay que decir qué tipo de argumentos, los a favor de la tesis o los en contra de la tesis, tienen más peso, son más razonables, argumentando por qué.
  • Conclusión
    • Explicación de si se reafirma en la tesis o se cambia de postura. Es decir, hay que explicitar si, dada la valoración hecha antes, se sigue estando de acuerdo con la tesis o si se ha cambiado de opinión porque han resultado más convincentes los argumentos en contra.
    • Consecuencias o implicaciones para el mundo actual de la postura adoptada. Aquí hay que decir qué pasaría o debería pasar en el mundo si es correcta la conclusión final a la que se ha llegado.