El problema de Dios

Teoría


El agnosticismo

T.H.Huxley

Thomas Henry Huxley

El principal hecho contra el argumento del diseño inteligente es la evolución natural de las especies. La teoría más influyente e importante para explicar ese hecho es la de la selección natural darwiniana. Thomas Henry Huxley (1825-1895), apodado el «Bulldog de Darwin», fue un gran defensor de esta teoría. Es famoso su enfrentamiento dialéctico con el obispo de Oxford, Samuel Wilberforce (1805-1873), quien le inquirió si él descendía del mono por parte materna o paterna. Ante esa afrenta, Huxley respondió algo así:

Si tuviera que elegir por antepasado entre un pobre mono y un hombre magníficamente dotado por la naturaleza y de gran influencia que utiliza sus dones para ridiculizar una discusión científica y para desacreditar a quienes buscaran humildemente la verdad, preferiría descender del mono.

En todo caso, lo que más nos interesa aquí es que Huxley fue quien inventó el término «agnóstico», aunque esa noción ya se había utilizado con anterioridad.

El agnosticismo, de hecho, no es un credo, sino un método, cuya esencia radica en la rigurosa aplicación de un único principio. […] Positivamente, el principio puede expresarse así: en cuestiones del intelecto, sigue a tu razón tan lejos como ella te lleve, sin tener en cuenta ninguna otra consideración. Y negativamente: en cuestiones del intelecto no pretendas que son ciertas las conclusiones que no han sido demostradas o no son demostrables.

Huxley, Th. H., «Agnosticism», en The Popular Science Monthly, (New York: D. Appleton & Company), 34 (46): 768.

 


 

Ateísmo

El ateísmo es la posición filosófica que defiende que Dios no existe. Según el filósofo estadounidense William Rowe (1931-2015) se pueden distinguir tres tipos de ateos: los hostiles, los indiferentes y los amistosos. El ateo hostil es aquel que niega que haya justificación racional para creer que Dios existe. El ateo indiferente no tiene interés en preguntarse si hay alguna justificación racional para creer en la existencia de Dios. El ateo amistoso concede que hay argumentos racionales para creer que Dios existe, pero los considera erróneos o insuficientes.

De entre todos los pensadores que se han declarado ateos, podemos distinguir dos grupos: el ateísmo clásico y el ateísmo contemporáneo. Por una parte, el ateísmo clásico, representado por Karl Marx (1818-1883), Friedrich Nietzsche (1844-1900) y Sigmund Freud (1856-1939), más que dar argumentos que nieguen la existencia de Dios, lo que hacen es tratar de explicar por qué hay personas que creen en él y cómo tal creencia está dirigida por diferentes instancias políticas, morales, culturales o psicológicas. Por ejemplo, para Marx, Dios es el opio o ideología alienante del pueblo que permite consolarnos y justificar las condiciones políticas y socioeconómicas de injusticia e inhumanidad. Para Nietzsche, Dios es la cristalización de una nada, es decir, una realidad inventada por Sócrates y Platón como respuesta a su cobardía, a su no aceptación de los aspectos amargos y dolorosos de la vida. La moral que construyen así es sustentada por la mala conciencia: la idea de que es preferible la autoculpabilización a la carencia de sentido. Por su parte, Freud apunta que Dios es una ilusión creada por los impulsos inconscientes para satisfacer determinadas necesidades psicológicas. Representantes del ateísmo contemporáneo o nuevo ateísmo son el biólogo Richard Dawkins (1941- ), el filósofo Daniel Dennett (1942- ), el escritor Christopher Hitchens (1949-2011) y el filósofo Sam Harris (1967- ), que se enfrentan, sobre todo, a las nuevas corrientes religiosas de los países anglosajones en tanto que entienden la religión y la creencia en Dios como una superstición manipuladora de los individuos hacia el fanatismo, la intolerancia, la guerra, etc. que hay que combatir con críticas racionales y la ciencia en pos del progreso moral. No obstante, su activismo para desterrar las creencias religiosas y promover una secularización absoluta de las culturas humanas parece chocar con el hecho de que el sentimiento religioso es una característica natural humana favorecida por la evolución, según apuntan neuropsicólogos como Adolf Tobeña (1950- ).

 

Argumentos en contra de la existencia de Dios

La mayoría de los argumentos contra la existencia de Dios se basan en señalar la contradicción lógica entre alguna de las características que comúnmente se le atribuyen (omnisciencia, omnipotencia, infinita bondad, libertad perfecta, etc.), para concluir que el propio concepto de Dios es contradictorio. Por ejemplo, si Dios es omnipotente, ¿puede hacer el mal aunque sea infinitamente bueno? Y, si Dios es infinitamente bueno, ¿es libre para hacer el mal o está completamente determinado a hacer el bien? La evidencia del mal en el mundo es la piedra de toque de muchos de estos argumentos. Otros apuntan a las escasas evidencias para defender su existencia.

El problema del mal 

El problema lógico del mal

Se atribuye a Epicuro, (341 a. C. – 270 a. C.) la primera formulación del problema lógico del mal, que consiste en afirmar la inexistencia de Dios dado que las características que normalmente se le atribuyen, como la omnipotencia, la omnisciencia y omnibenevolencia, son incompatibles lógicamente con la existencia del mal en el mundo, el cual se juzga evidente. aunque la primera formulación la encontramos en Sexto Empírico (160-210). Este niega la existencia de Dios contraponiendo su bondad y omnipotencia a la evidencia del mal. Argumenta que si Dios existe y cuida del mundo, entonces no existiría el mal. Y si no lo hace o lo hace solo en parte, entonces se pone en duda su bondad o su omnipotencia, lo cual es de impíos. Finalmente, si Dios no interviene en el mundo, no hay razón para afirmar su existencia.

El problema evidencial del mal

El problema del mal tiene una versión, el problema evidencial del mal, que incide en males naturales que parecen difíciles de justificar diciendo que contribuyen a un bien mayor, dado su carácter gratuito o sin sentido, como pueden ser los terremotos, las erupciones volcánicas, los tsunamis, etc. Autores como el estadounidense William Rowe (1931-2015) argumentan que este tipo de males no es que sean incompatibles lógicamente con la existencia de un Dios bueno, pero que sí es razonable pensar que hacen menos probable su existencia.

El problema del sufrimiento animal

Charles Darwin

Otra versión del problema del mal es la que pone el foco sobre el sufrimiento de los animales no humanos, el cual se considera vano e injustificable. Este tema fue tratado por Charles Darwin (1809-1882), quien explica que el sufrimiento es un hecho evolutivo indudable, pues uno de los mecanismos de la selección natural es la lucha por la supervivencia. Darwin conoce el argumento de que el sufrimiento humano serviría para nuestro florecimiento moral, pero señala que eso no se aplica al resto de seres sintientes, de manera que su sufrimiento sería contradictorio con la omnipotencia, omnisciencia e infinita bondad de Dios.

El problema del ocultamiento divino

El hecho de difícil explicación incluso para los creyentes de que Dios, a pesar de todo su poder y bondad, no se muestre a las claras ante aquellos a los que supuestamente le deben su existencia y felicidad es utilizado por algunos autores como argumento para negar su existencia. El filósofo canadiense John L. Schellenberg (1959- ) matizó este argumento contraponiendo el amor y bondad de Dios con el hecho de que hay personas que no creen en él, aunque estarían dispuestas a hacerlo de buena fe si se les presentasen buenas razones, o incluso personas que desean creer en él, pero que no encuentran evidencias racionales para ello. Según Schellenberg, si Dios existiera, tal contradicción no podría darse, ya que este habría hecho lo necesario para ayudar a estas personas a creer en él, dándoles alguna prueba convincente de ello.


Práctica

 

1.- Responda este cuestionario sobre el argumento de Sexto Empírico.

2.- Vea el siguiente vídeo y responda este cuestionario sobre el problema del mal.

3.- Vea el siguiente vídeo y responda a este cuestionario sobre el ateísmo clásico.

4.- Lea atentamente estos textos y responda a las preguntas:

El que dice que hay Dios, o dice que cuida de las cosas del mundo o que no cuida. Y si cuida, dirá si de todas o de algunas. Pero, si cuidara de todas las cosas, no habría en el mundo nada malo ni maldad. Sin embargo, dicen que todo está lleno de maldad. No se dirá, pues, que Dios cuida de todas las cosas. Y, si cuida de algunas, ¿por qué cuida de unas sí y de otras no? En efecto, o quiere y puede cuidar de todo, o quiere pero no puede, o puede pero no quiere, o ni quiere ni puede. Pero, si quisiera y pudiera, cuidaría de todo; mas, por lo dicho, no cuida de todo; luego no es cierto que quiera y pueda cuidar de todo. Y, si quiere pero no puede, es menos poderoso que la causa por la que no puede cuidar de lo que no cuida; ¡pero es contrario al concepto de Dios el que sea menos poderoso que algo! Y, si puede cuidar de todo, pero no quiere, se entendería que es perverso. Y, si ni quiere ni puede, es a la vez perverso y débil; ¡decir lo cual de Dios, es de impíos! Por consiguiente, Dios no cuida de las cosas del mundo. Pero, si no ejerce el cuidado de nada ni hay obra ni efecto suyos, nadie podrá decir de dónde aprehende que Dios existe, si realmente ni se hace patente por sí mismo ni puede aprehenderse por ninguno de sus efectos. En consecuencia, también por eso es inaprehensible lo de si Dios existe. Y de ello concluimos que hasta es probable que quienes dicen de forma tajante que Dios existe se vean forzados a incurrir en impiedad. En efecto, si dicen que cuida de todo estarán afirmando que es la causa de los males; y si dicen que cuida de algunas cosas o de ninguna se verán forzados a decir que Dios es o perverso o débil; y eso es claramente de impíos.

Sexto Empírico. (2008). Esbozos pirrónicos, p. 137.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

1.- Existen casos de sufrimiento intenso que un ser omnipotente, omnisciente podría haber prevenido sin perder por ello algún bien mayor o permitir algún mal igualmente malo o peor.

2.- Un ser omnisciente y completamente bueno evitaría que ocurriera cualquier sufrimiento intenso que pudiera, a menos que no pudiera hacerlo sin por ello perder algún bien mayor o permitir algún mal igualmente malo o peor.

3.- (Por lo tanto) No existe un ser omnipotente, omnisciente, completamente bueno.

Rowe, W.  «The Problem of Evil and Some Varieties of Atheism», en American Philosophical Quarterly, Vol. 16, No. 4 (Oct., 1979), pp. 335-341.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Que existe mucho sufrimiento en el mundo, nadie lo discute. Algunos han intentado explicar esto en referencia al ser humano imaginando que sirve para su mejora moral. Pero el número de hombres en el mundo es insignificante en comparación con el de todos los demás seres sintientes, y estos a menudo sufren enormemente sin ninguna mejora moral. Un ser tan poderoso y lleno de conocimiento como un Dios que pudo crear el universo, es omnipotente y omnisciente para nuestras mentes finitas, y nos resulta incomprensible suponer que su benevolencia no sea ilimitada, pues ¿qué ventaja puede haber en el sufrimiento de millones de animales inferiores a lo largo de un tiempo casi infinito? Este argumento muy antiguo basado en la existencia del sufrimiento en contra de la existencia de una causa primera inteligente me parece convincente; mientras que, como se mencionó anteriormente, la presencia de mucho sufrimiento concuerda bien con la idea de que todos los seres orgánicos han evolucionado a través de la variación y la selección natural.

Darwin, Ch. (1958). The autobiography of Charles Darwin 1809-1882, p. 90.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Considera el argumento metafísico ateológico del sufrimiento animal, El Problema del Mal Darwiniano.

1. Dios es omnipotente, omnisciente y completamente bueno.

2. Existe el amplio mal del sufrimiento animal.

Necesariamente, está en el poder de Dios predecir que los mecanismos de la evolución maximizan el bienestar de los animales no humanos y minimizan el sufrimiento de los animales no humanos. Llamemos a tales mundos «mundos evolutivamente perfectos». Se sigue que (3) es verdadero.

3. Necesariamente, Dios puede hacer realidad un mundo evolutivamente perfecto.

Pero la omnipotencia y la perfecta bondad de Dios son inconsistentes con que él no aproveche la posibilidad de hacer realidad un mundo evolutivamente perfecto.

4. Necesariamente, Dios puede hacer realidad un mundo evolutivamente perfecto solamente si Dios hace realidad un mundo evolutivamente perfecto.

Dado que (5) se sigue de (3) y (4), hemos derivado una contradicción. (5) y (2) no pueden ser ambos verdaderos.

5. Necesariamente Dios hace realidad un mundo evolutivamente perfecto.

Dios hace realidad un mundo evolutivamente perfecto si y solo si hace realidad un mundo en el cual el bienestar de los seres sintientes está maximizado y el sufrimiento de los seres sintientes está minimizado.

Almeida, M. J. (2012). Freedom, God, and Worlds, pp. 194-195.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Un Dios que es omnisciente y omnipotente y que ni siquiera se preocupa por que sus criaturas entiendan sus propósitos, — ¿puede ser acaso un Dios del bien? ¿Un Dios que permite que subsistan durante milenios dudas y escrúpulos innumerables como si fueran inofensivos para el bienestar de la humanidad, y que anuncia las más terribles consecuencias para quien atente contra la verdad? ¿No sería un Dios cruel si poseyendo la verdad fuera capaz de contemplar cómo la humanidad se afana por ella hasta el punto de dar lástima? — Pero tal vez sí sea un Dios del bien, — ¡y no haya sabido expresarse con mayor claridad! ¿Le faltó acaso ingenio para ello? ¿O le faltó elocuencia? ¡Tanto peor! ¡En ese caso tal vez se confundió también con aquello a lo que llamó «verdad», y él mismo no se halla tan lejos del «pobre diablo engañado»! ¿No tendrá que soportar penas casi infernales al ver sufrir así a sus criaturas, y aún más en toda la eternidad, por causa de su conocimiento, y no poder aconsejarlas o ayudarlas, salvo como un sordomudo que hace todo tipo de gestos imprecisos al ver a su hijo o a su perro amenazado del más terrible de los peligros? — Ciertamente, habría que perdonar al creyente que, afligido, hiciera tales conjeturas, siempre que se sintiera más cerca de compadecer a Dios que al «prójimo», — pues éste ya no es el más próximo, si Aquél que es el más solitario y el primero de todos es también el que más sufre y el que más necesitado de consuelo está. — Todas las religiones muestran la marca de tener su origen en una etapa temprana e inmadura del intelecto humano, — todas ellas se toman sorprendentemente a la ligera la obligación de decir la verdad: aún no saben nada del deber de Dios de ser veraz y claro en su comunicación con los hombres. Acerca del «Dios oculto» y de las razones para mantenerse oculto y salir a la luz siempre con medias palabras nadie ha sido más elocuente que Pascal, señal de que nunca logró tranquilizarse al respecto: su voz, no obstante, suena tan confiada como si él también hubiera estado sentado en alguna ocasión con Dios detrás del telón. Tenía la sospecha de que había algo de inmoralidad en el deus absconditus y sentía una vergüenza y un pudor extremos en reconocerlo: y así, como quien tiene miedo, hablaba tan alto como podía.

Nietzsche, F. W. (2014). Aurora, en Obras completas. Volumen III. Obras de madurez I, pp. 536-537.

  1. ¿Cuál es la pregunta que trata de responder este texto?
  2. Explique con sus palabras la tesis que se defiende en el texto.
  3. Muestre las ideas y la estructura argumental de que se sirve el autor para defender esa tesis.
  4. ¿Qué otra posible respuesta puede darse o se ha dado en la historia de la filosofía a la pregunta que trata de responder este texto? Dé al menos dos argumentos para apoyarla.

 

Artículo

 

Pasos para escribir un artículo filosófico (II)

3. ¿Cómo seleccionar, analizar, sacar citas y referenciar los textos?

Sacar notas de las fuentes

Mientras leemos las fuentes que hemos seleccionado es preciso ir sacando notas de todo lo que nos vaya llamando la atención, ya sea porque nos parezca importante, chocante, intrigante, estemos fuertemente en desacuerdo con ello, etc.

Tomar nota consiste en escribir con nuestras propias palabras las ideas que acabamos de leer, así como las opiniones que tenemos sobre ellas o posibles preguntas que nos hayan provocado.

Se pueden seguir los siguientes pasos:

  1. Escribir en nuestro cuaderno el título del libro que vamos a leer.
  2. Después de leer algo que consideramos relevante, escribir en el cuaderno la página del libro donde aparece y, a continuación, las ideas tal y como nosotros las hemos entendido sin mirar de nuevo el texto. No se trata de sacar una cita directa, sino de anotar las ideas que nos ha inspirado el texto.
  3. No preocuparse por la extensión o la corrección sintáctica de lo que hemos escrito. Se trata de anotar nuestras ideas para no olvidarlas, no la redacción definitiva del artículo.
  4. Tras la sesión de lectura, cerrar el libro y ordenar de manera lógica las ideas anotadas.
  5. Con el libro cerrado, escribir en el cuaderno un resumen de lo que te haya parecido importante.

Analizar un texto

La lectura de las fuentes puede ser, a veces, difícil. Hay textos muy comprensibles, pero hay otros que necesitamos leer varias veces y despacio para poder entenderlos. No obstante, tanto para los primeros como para los segundos, es siempre útil acercarnos a ellos de una manera analítica.

Analizar un texto filosófico consiste en responder a las siguientes preguntas:

  • ¿De qué trata el texto? El tema general, de qué va, sobre qué problema o cuestión versa. Si el texto coincide con un párrafo, el tema debería aparecer en la primera línea.
  • ¿Qué dice el texto? La tesis, lo que afirma, lo que defiende el texto. Es decir, la respuesta que da el texto al problema que trata.
  • ¿Por qué lo dice? Los argumentos que da para apoyar su postura frente al tema o problema.
  • ¿Cómo lo dice? La forma o estructura argumental que el autor le ha dado al texto para hacerlo más comprensible, atractivo o convincente.
  • ¿Para qué lo dice? Es decir, cuál es el objetivo que tuvo el autor al escribir ese texto, qué quería conseguir con él: convencer, rechazar, afirmar su acuerdo o desacuerdo con algo, etc.

Una vez analizado un texto ya sabremos muchas cosas:

  • Si el tema del texto coincide o no con el de nuestra investigación.
  • Si lo que dice es algo original o no, contrario o no a lo que dicen otros autores o nosotros mismos, etc.
  • Si los argumentos que da son válidos, sólidos, fuertes, consistentes, razonables, etc., y si coinciden, complementan o contraponen a otros que conozcamos o se nos hayan ocurrido.
  • Si la forma de argumentar es atractiva y consigue su objetivo, con vistas a si la podríamos adoptar para nuestro artículo o no.
  • Identificar términos técnicos o desconocidos para nosotros que es necesario consultar en un diccionario generalista o especializado. Las diferentes interpretaciones que se han hecho de un término técnico pueden ser objeto de un buen artículo filosófico.

Citar un texto

Para referirnos en nuestro artículo a un texto de otro autor, tenemos que citarlo. Con ello conseguimos dos cosas. Por una parte, no confundir al lector, haciéndole pensar que determinada idea, argumento o incluso palabras literales son de nuestra autoría cuando no lo son. Hay que dejar siempre bien claro lo que decimos nosotros y separarlo de lo que dicen otras personas. Por otra parte, hay que ayudar al lector para que pueda localizar la idea, argumento o palabras textuales en su fuente original. De esa manera podrá contrastar si nosotros hemos sido fieles al recoger las ideas de otro autor y quizá servirse allí de otras que no hemos recogido en nuestro artículo. En definitiva, las citas sirven para prestigiar y hacer confiable nuestro trabajo. A grandes rasgos se puede distinguir dos tipos de citas: las indirectas y las directas.

Las citas directas son las que recogen de forma literal las palabras de una obra. Se utilizan para reproducir una definición exacta o un discurso destacado de un autor. De lo contrario, siempre son preferibles las citas indirectas. Si la cita directa tiene menos de 40 palabras, siempre debe ir entrecomillada. Por ejemplo:

Spinoza está en lo cierto cuando dice que «los hombres juzgan de las cosas según la disposición de su cerebro y que más bien las imaginan que las entienden» (Spinoza, 2000, p. 73), porque si no fuera así…

Si las citas directas tienen 40 palabras o más no van entre comillas, pero sí en un párrafo aparte:

De la misma forma opina Spinoza cuando dice lo siguiente:

Estos dichos bastan para mostrar que los hombres juzgan de las cosas según la disposición de su cerebro y que más bien las imaginan que las entienden. Ya que, de haber entendido las cosas, éstas (testigo las Matemáticas), aunque no atrajeran a todos, al menos los convencerían. (Spinoza, 2000, p. 73)

Esto supone que…

Las citas indirectas son aquellas en las que reformulamos con nuestras palabras o parafraseamos las ideas que queremos citar. Estas no van entrecomilladas ni en un párrafo aparte, sino que se integran en la propia redacción. Por ejemplo:

Spinoza apunta lo mismo cuando dice que los seres humanos valoramos las cosas siguiendo nuestra imaginación más que nuestro entendimiento, porque, si no fuera así, pasaría como con las matemáticas, con cuyos resultados todos estamos de acuerdo (Spinoza, 2000, p. 73).

Con las citas indirectas podemos enfocar la idea a citar de la mejor manera posible para integrarla en nuestra estructura argumentativa.

¿Cómo referenciar los textos?

Después de cada cita, ya sea directa o indirecta, hay que indicar el origen del texto citado. Hay muchos estilos para hacerlo: el APA, el Harvard, el Chicago, el Vancouver. Algunos utilizan una llamada numérica en el texto para luego poner la referencia a pie de página, mientras que otras introducen esa información en el cuerpo del texto. En los ejemplos de arriba se ha utilizado el estilo APA (American Psychological Association), que consiste en indicar en el texto y entre paréntesis el autor, la fecha de la obra citada y la página donde aparece el texto: (Autor, año, página).

Esas indicaciones precisan, además, de su referencia en una bibliografía. La bibliografía es un compendio de todas las obras citadas en un artículo, que deben presentarse en orden alfabético del primer apellido del autor. Siguiendo las normas del formato APA (7ª edición), las referencias bibliográficas deben seguir esta forma:

  • Apellido, A. A. (fecha). Título del libro en cursiva. Editorial.

Por ejemplo:

  • Spinoza, B. (2000). Ética demostrada según el orden geométrico. Trotta.

 


1. Cite de forma directa e indirecta y referencie los siguientes textos en formato APA:

a)

hasta ahora cada día de nuestra vida nos ha enseñado que las alegrías y los placeres, aun cuando se logren, son en sí mismos engañosos, no dan lo que prometen, no dejan el corazón satisfecho y su posesión está al menos amargada por las molestias que les acompañan o que surgen de ellos; mientras que, por el contrario, los dolores y los sufrimientos se muestran sumamente reales y a menudo superan todas las expectativas.

 

  • Autor: Arthur Schopenhauer
  • Obra: El mundo como voluntad y representación. Complementos
  • Año: 2019
  • Editorial: Trotta
  • Página: 693

 

b)

Cuando el yo conoce los sentimientos dentro del organismo que los posee, éstos mejoran y amplifican el proceso de gestionar la vida.

 

  • Autor: Antonio Damasio
  • Obra: En busca de Spinoza
  • Año: 2005
  • Editorial: Crítica
  • Página: 693

 

c)

La finalidad real de un estado debe comprender la mejora moral de sus ciudadanos, ya que debe ser una asociación de hombres que vivan juntos para alcanzar la mejor vida posible.

 

  • Autor: George Holland Sabine
  • Obra: Historia de la teoría política
  • Año: 1979
  • Editorial: FCE
  • Página: 81

 

Pasos para escribir un artículo filosófico (VI)

¿Cómo escribir el Desarrollo de un artículo?

Partiendo de la estructura básica plasmada en la Introducción, que siempre está sujeta a cambios, se pueden distinguir tres fases o pasos en la redacción del desarrollo de un artículo: la producción, la edición y la revisión.

La producción

En la producción se trata de poner por escrito todas las ideas referentes a cada apartado que queramos expresar, es decir, el contenido de nuestro pensamiento.

  • No hay que prestar atención a la corrección sintáctica ni ortográfica.
  • Se deben escribir unas 10 o 15 frases, no importa de qué tamaño.
  • Hay que seguir el orden lógico que tengamos en la cabeza. Luego habrá tiempo para reordenarlas.
  • Se pueden ir usando las notas de las fuentes consultadas, incluso introduciendo citas.

La edición

En la edición se trata de prestar atención a la forma de expresión de las ideas que ya hemos expuesto para hacerlas más claras y accesibles posible a nuestros lectores.

  • Hay que tener en cuenta que cada párrafo contiene un pequeño tema y cada frase u oración, una idea.
  • Hay que tener en cuenta que los párrafos también tienen una estructura interna:
    • Introducción:
      • en las primeras líneas de cada párrafo hay que decir de qué va y cómo se relaciona con el párrafo anterior. Por ejemplo:
        • oponer una idea con la vista en el párrafo anterior
        • ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior
        • sacar una conclusión
        • deducir algo del párrafo anterior
        • profundizar en un aspecto del párrafo anterior
        • generalizar una idea del párrafo anterior
        • exponer la siguiente idea de una enumeración.
    • Desarrollo:
      • en el cuerpo del párrafo hay que exponer los argumentos, explicarlos, citar las fuentes y explicarlas para que se entienda qué tienen que ver o cómo ayudan a lo que estamos argumentando
        • hay que exponer los pros y los contras de cada argumento
        • los argumentos deben seguir una secuencia lógica.
      • Hay que tratar de explicar completamente todas nuestras ideas, sin dar nada por supuesto o entendido
      • hay que utilizar la primera persona del singular para expresar las propias ideas y la tercera persona para las ideas de otros autores.
      • hay que tratar de que la prosa sea clara, fluida y precisa:
        • es conveniente hacer frases cortas y simples (sujeto, verbo y predicado).
        • es conveniente evitar la concatenación de conjunciones, coordinaciones y subordinaciones.
        • es conveniente evitar las frases hechas.
        • respecto a la precisión:
          • hay que buscar las palabras exactas.
          • no hay que hacer oraciones imprecisas o vagas.
          • no hay que aportar datos sin especificar la fuente.
          • no se puede utilizar fuentes sin referenciar.
      • Hay que buscar la concisión y brevedad.
        • Es decir, hay que ir al grano y no contar cosas que no vienen a cuento o repetir varias veces de forma diferente lo ya dicho.
    • Conclusión:
      • al final de cada párrafo hay que hacer un breve resumen de lo argumentado en ese párrafo y exponer la conclusión a la que se ha llegado.
  • Una vez tengamos todos los párrafos escritos, hay que organizarlos de manera lógica. Es muy importante decidir la secuencia lógica de los párrafos para expresar claramente los argumentos que se quieren defender.

La revisión

Al revisar nuestro artículo tenemos que prestar atención a todos los posibles errores o desajustes que se nos hayan podido pasar por alto.

  • Hay que mirar de nuevo el orden tanto de las ideas como de los párrafos a través de los cuales exponemos nuestros argumentos.
  • Hay que fijarse en que:
    • no haya citas en la introducción ni en la conclusión del artículo
    • que no haya citas al final de ningún párrafo
    • que no haya citas sin referenciar o explicar
      • que nuestra interpretación sea fiel a lo que dicen los autores citados.
  • Hay que revisar la redacción en sus aspectos gramaticales y ortográficos.
  • Finalmente hay que preguntarse si en el artículo realmente se demuestra lo que se pretendía.

1. Haga uso de las anteriores indicaciones para escribir el Desarrollo del artículo. Este debe tener una extensión de unas cinco páginas escritas a Times New Roman, 12 puntos, márgenes inferior y superior de 2,5 cm, izquierdo y derecho de 3 cm, con un interlineado de 1,5.


 

Recursos

 

Bibliografía:

  • Almeida, M. J. (2012). Freedom, God, and Worlds. OUP Oxford.
  • Darwin, Ch. (1958). The autobiography of Charles Darwin 1809-1882. Collins.
  • Darwin, C., & Piquer, C. (1954). Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo: Tomo 1. Madrid: Calpe.
  • Darwin, C., & Piquer, C. (1954). Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo: Tomo 2. Madrid: Calpe.
  • Darwin, C. & Zulueta, A. (2018). El origen de las especies.
  • Darwin, C. (1925). El origen del hombre. Valencia: Sempere.
  • Darwin, C. & Heras, E. (n.d.). La expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Valencia: Sempere.
  • Dawkins, R. (1993). El gen egoísta. Salvat.
  • Gaunilo de Marmoutier, Respuesta en favor del insensato, en Anselmo de Canterbury. (1970). Proslogion. Aguilar.
  • Honderich, T. & García, T. C. (2001). Enciclopedia Oxford de filosofía.
  • Nietzsche, F. W. & Cano, G. (2010). Nietzsche. Madrid: Gredos.
  • Nietzsche, F. W. (2010). Obras completas. Volumen I. Escritos de juventud. Madrid: Tecnos.
  • Nietzsche, F. W. (2014). Obras completas. Volumen II. Escritos filológicos. Madrid: Tecnos.
  • Nietzsche, F. W. (2014). Obras completas. Volumen III. Obras de madurez I. Madrid: Tecnos.
  • Nietzsche, F. W. (2016). Obras completas. Volumen IV. Obras de madurez II y Complementos. Madrid: Tecnos.
  • Paley, W. (2009). Natural theology: or evidences of the existence and attributes of the deity collected from the appearances of nature. Cambridge University Press.
  • Rowe, W. (1979). «The Problem of Evil and Some Varieties of Atheism», en American Philosophical Quarterly, Vol. 16, No. 4 (Oct., 1979), pp. 335-341.
  • Russell, B., Gómez, . S. J., Dorta, A., & Mosterín, J. (2004). Historia de la filosofía occidental. Pozuelo de Alarcón (Madrid): Espasa-Calpe.
  • Sabine, G. H. (1979). Historia de la teoría política. Madrid: FCE.
  • Sánchez Meca, D. (2013). Historia de la filosofía antigua y medieval: Dykinson.
  • Schellenberg, J. L. (2015). «Divine Hiddenness and Human Philosophy», en Green, A. and Stump, E. (eds.). Hidden Divinity and Religious Belief, CUP.
  • Sexto Empírico. (2008). Esbozos pirrónicos. Gredos.
  • Stevenson, L., Haberman, D. L., Wright, P. T. & Witt, C. (2018). Trece teorías de la naturaleza humana. Madrid: Cátedra.
  • Störig, H. J. (2012). Historia universal de la filosofía. Madrid: Tecnos.
  • Tobeña, A. (2014). Devotos y descreídos. Biología de la religiosidad. PUV.

 

Vídeos:

 

Argumentación

 

Posibles cuestiones del examen argumentativo:

1.- ¿Es posible demostrar que Dios no existe?

2.- ¿Es compatible la existencia de Dios con el mal en el mundo?

 

Elementos del texto argumentativo

  • Interpretación y contextualización de la cuestión
    • Maneras de entender o interpretar la pregunta. ¿A qué se refiere la pregunta? Algunos de los conceptos que aparecen en ella se pueden interpretar de diferentes maneras, por lo que se puede referir a muchas cosas. Así que hay que interpretarla, concretarla. En este punto hay que señalar los conceptos que admiten más de una interpretación y escribir cómo se reformularía la pregunta inicial dándole cada una de esas interpretaciones.
    • Implicaciones de tal o cual interpretación de la pregunta. De cada una de las interpretaciones que hemos dado de la pregunta inicial hay que decir qué consecuencias tendría planteárnoslas. Es decir, para qué serviría responder a cada una de esas interpretaciones.
    • Relevancia o importancia de tal o cual interpretación. Hay que decir cuál de las interpretaciones que se han dado de la pregunta inicial sería más interesante o importante, diciendo por qué. Y también por qué las otras no son tan relevantes y por qué.
    • Elección de una interpretación de la pregunta a la que dar respuesta. Aquí hay que decir que se elige dar respuesta a la interpretación que antes se ha dicho que es la más importante. Si se elige otra, sería incoherente, por lo que restaría puntos.
    • Problemas u otras cuestiones asociadas a la interpretación elegida. La interpretación que se ha elegido como la más importante da lugar a otras preguntas relacionadas con ella. Aquí hay que escribir alguna de esas otras preguntas.
  • Tesis (respuesta tentativa a la pregunta)
    • Postura que se va a defender en la disertación. Es decir, aquí hay que responder en una frase clara y concisa a la interpretación que se ha elegido.
  • Argumentos a favor de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que apoyen, sustenten, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Argumentos en contra de la tesis (al menos 2)
    • Explicación detallada de cada argumento. Deben ser argumentos que refuten, nieguen, la tesis dada y deben de estar clara y suficientemente explicados. Se pueden poner ejemplos.
    • Se debe utilizar, al menos, una cita bien referenciada y explicada de una fuente fiable. Se pueden utilizar citas directas e indirectas.
  • Valoración comentada de la potencia e importancia de los argumentos para apoyar o refutar la tesis. Aquí hay que decir qué tipo de argumentos, los a favor de la tesis o los en contra de la tesis, tienen más peso, son más razonables, argumentando por qué.
  • Conclusión
    • Explicación de si se reafirma en la tesis o se cambia de postura. Es decir, hay que explicitar si, dada la valoración hecha antes, se sigue estando de acuerdo con la tesis o si se ha cambiado de opinión porque han resultado más convincentes los argumentos en contra.
    • Consecuencias o implicaciones para el mundo actual de la postura adoptada. Aquí hay que decir qué pasaría o debería pasar en el mundo si es correcta la conclusión final a la que se ha llegado.

 

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