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Documental «La historia de la ciencia»

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  • Jorge Wagensberg. Entre la ciencia y la literatura
  • Guy Debord, La sociedad del espectáculo, 1973

Al hablar de la reminiscencia se está refiriendo a cómo conocemos, pues para Platón, conocer es recordar. Pero para recordar las Ideas con las que nuestra alma racional mantuvo contacto en el mundo de las Ideas, es necesario que las reconozcamos en las cosas del mundo sensible que participan de ellas en mayor o menor grado. En el caso concreto de este fragmento, Platón subraya que las relaciones de semejanza o desemejanza que identificamos entre cosas que percibimos son posibles porque nuestra alma ya maneja la Idea de Igualdad, sin la cual nosotros no seríamos capaces de pensar que dos cosas que percibimos son más o menos iguales entre sí o, dicho de otra manera, participan en mayor o menor medida de la Idea de Igualdad.

Puesto que está hablando de la teoría del conocimiento platónica, ¿con qué autor/es se podría relacionar? ➡

Como son los colores y sonidos acontece con las verdades. La estructura psíquica de cada individuo viene a ser un órgano perceptor, dotado de una forma determinada que permite la comprensión de ciertas verdades y está condenado a inexorable ceguera para otras. Así mismo, para cada pueblo y cada época tienen su alma típica, es decir, una retícula con mallas de amplitud y perfil definidos que le prestan rigurosa afinidad con ciertas verdades e incorregible ineptitud para llegar a ciertas otras. Esto significa que todas las épocas y todos los pueblos han gozado su congrua porción de verdad, y no tiene sentido que pueblo ni época algunos pretendan oponerse a los demás, como si a ellos les hubiese cabido en el reparto la verdad entera. Todos tienen su puesto determinado en la serie histórica; ninguno puede aspirar a salirse de ella, porque esto equivaldría a convertirse en un ente abstracto, con íntegra renuncia a la existencia. Desde distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera. Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor todos sus detalles, para el otro se halla en el último, y queda oscuro y borroso. Además, como las cosas puestas unas detrás se ocultan en todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan. ¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno? Evidentemente, no; tan real es el uno como el otro. Pero tampoco tendría sentido que puestos de acuerdo, en vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios. Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos. Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La realidad cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización. Una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo.