Introducción a la filosofía contemporánea

La filosofía contemporánea surge como respuesta a las dos grandes revoluciones burguesas, la Revolución americana y la Revolución francesa, que suponen un nuevo salto en el proceso secularizador surgido en la modernidad.

El culto a la Razón, la Libertad y la profesionalización de todas las ciencias tocará techo en la II Guerra Mundial. A partir de entonces empezarán a cuestionarse los ideales de la Ilustración, dando lugar a un tiempo de transición nihilista en el que nos encontramos y que, según Friedrich Nietzsche, durará dos siglos.

Georg W. F. Hegel (1770 – 1831)

Para Hegel toda la modernidad está plagada de oposiciones, desde la cartesiana entre sujeto y objeto hasta la kantiana entre noúmeno y fenómeno. Su proyecto filosófico consiste en subsumir y disolver todas esas contradicciones en una unidad de comprensión: la Idea o Razón absoluta que se ha ido desplegando a lo largo de la Historia según un proceso dialéctico.

Arthur Schopenhauer (1788 – 1860)

Schopenhauer acepta la dicotomía kantiana entre noúmeno y fenómeno, interpretándola desde la dicotomía platónica entre mundo real y mundo aparente. Para Schopenhauer el mundo fenoménico es mera apariencia, una construcción humana a partir de la razón, la cual está dominada por la idea de causalidad. El mundo real es, por tanto, el mundo nouménico, que es el reino de la voluntad, del deseo que no deja de desear.

En 1820, Schopenhauer entra a dar clase en la Universidad de Berlín, donde ya era profesor Hegel, y hace coincidir el horario de sus clases con el de este, al que tacha de charlatán. Según Schopenhauer, los libros de Hegel no son más que castillos de abstracción completamente vacuos y faltos de filosofía. Dado que la clase de Hegel siempre se llenaba, mientras que solo cinco alumnos asistían a las lecciones de Schopenhauer, este decide abandonar la Universidad de Berlín. Schopenhauer proclama que él vive para la filosofía, no de la filosofía.

Los seguidores de Hegel se distinguen en derecha hegeliana, que siguen el idealismo hegeliano como forma de justificar el sistema político y la religión imperantes en el estado prusiano, y la izquierda hegeliana, que contraponen diversas formas de materialismo para proclamar la revolución atea y liberal demócrata. Tanto Ludwig Feuerbach como Karl Marx pertenecen a este segundo grupo.

Schopenhauer no logra formar una escuela de seguidores, aunque su principal obra, El mundo como voluntad y representación (1819), influye decisivamente en autores como Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche o Ludwig Wittgenstein, sobre todo por su noción de voluntad de vida, que hace referencia al querer incontenible de la voluntad, indómita, caótica y cruel, que convierte nuestra vida en un péndulo entre el dolor y el hastío.

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